ENCUENTRO
CON LA SOMBRA
(El
poder del lado oscuro de la naturaleza humana)
Carl G. Jung / Joseph
Campbell / Marie-Louise von Franz / Robert Bly / Ken Wilber / Nathaiel Branden
/ Sam Keen / Larry Dossey / Rollo May / M. Scott Peck / James Hillman / John
Bradshaw y otros
Edición a cargo de Connie Zweig y
Jeremiah Abrams
CENTESIMODIECINUEAVA
ENTREGA
OCTAVA PARTE
LA CONSTRUCCIÓN DEL ENEMIGO: ELLOS
Y NOSOTROS EN LA VIDA POLÍTICA
30. EL CREADOR DE ENEMIGOS (2)
Nuestra
única esperanza de supervivencia radica en la capacidad de cambiar nuestra
actitud hacia la guerra y la figura del enemigo. En lugar de seguir
hipnotizados con la imagen del adversario debemos empezar a prestar atención a
los ojos que ven al enemigo. Ya ha llegado el momento de explorar la mentalidad
del homo hostilis (“humano hostil”) y
de examinar minuciosamente la forma en que manufacturamos la figura del
enemigo, creamos un plus de maldad y terminamos convirtiendo al mundo en un
inmenso cementerio. Pero mientras sigamos ignorando la lógica de la paranoia
política y el proceso propagandístico con el que tratamos de justificar nuestra
violencia parece poco probable que lleguemos a tener algún éxito sustancial en
el control armamentístico. Para ello debemos tomar conciencia de lo que Carl
Jung denominaba “la sombra”. Los héroes y los líderes de la paz de nuestro
tiempo son aquellos hombres y mujeres que tienen el valor de sumergirse en las
tinieblas de su propia personalidad y zambullirse en la oscuridad del psiquismo
colectivo en busca de su enemigo interno. La psicología profunda nos ha ido
proporcionando la evidencia incuestionable de que fabricamos al enemigo con las
partes negadas de nuestro propio yo. Por tanto, el mandamiento “ama a tu
enemigo como a ti mismo” nos señala el camino que conduce al autoconocimiento y
a la paz. De hecho, amamos y odiamos a nuestros enemigos en la misma medida que
nos amamos y nos odiamos a nosotros mismos. En el rostro del enemigo
encontramos pues el espejo en el que contemplar nítidamente nuestro verdadero
semblante.
Pero
ya escucho el clamor de las objeciones de quienes detentan los poderes
fácticos. Vayamos, pues, más despacio. “¿Qué significa eso de ‘crear’ enemigos?
Nosotros no inventamos a los enemigos. En el mundo real existen agresores,
imperios malignos, hombres malvados y mujeres perversas que nos destruirían si
no acabáramos antes con ellos. En este mundo existen seres tan ruines como
Hitler, Stañon y Pol Pot (dirigentes de khmeres rojos y responsables del
asesinato de dos millones de camboyanos). No podemos psicologizar los
acontecimientos políticos ni resolver el problema de la guerra tratando simplemente
de comprender la forma de pensar del enemigo”.
Efectivamente.
Pero la causa de la paz no puede avanzar con verdades a medias, ya sean estas
de naturaleza política o psicológica. Ciertamente, debemos abstenernos de
psicologizar los acontecimientos políticos pero también debemos evitar politizar
los hechos psicológicos. La guerra es un problema sumamente complejo que no
puede afrontarse desde un solo punto de vista. Para comprenderla deberíamos
disponer como mínimo, de una especie de teoría cuántica de la guerra. Así, de la misma manera que sólo podemos
comprender la naturaleza de la luz considerándola simultáneamente como onda y
como partícula, sólo podremos comprender la naturaleza de la guerra apelando a
un enfoque pluridisciplinar que englobe sus diversos factores causales. Es por ello
que necesitamos abordar el problema de la guerra considerando que se trata de
un sistema sustentado, por igual, en:
el
psiquismo belicista y la polis violenta
la
paranoia y la propaganda
la
imaginación hostil y los conflictos geopolíticos y de valores
entre naciones.
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