GASTON
BACHELARD
LAUTRÉAMONT
(traducción de Angelina Martín del Campo)
SEPTUAGESIMOPRIMERA ENTREGA
CONCLUSIÓN
III (3)
Pero, en el mundo de
las imágenes, la concreción no reclama el dominio de las causas eficientes, y
el espíritu, en su actividad imaginante, va a ser descargado del peso de las
cosas. Lo que hay que dominar, ante todo, es la causa formal. La imaginación
debe evitar que las causas formales sigan el destino catagenético que, de
alguna manera, por una inercia especial, deja a las formas indurarse; después,
opacarse poco a poco y usarse como toba comida por musgo, traicionada también,
de manera más íntima, por la materia porosa y floja. El espíritu debe pues
volver a encontrar la juventud de la forma, el vigor, o más bien la alegría, de
la causalidad formal; debe calcar un crecimiento de belleza cuando la inocencia
de una mirada se transforma en ternura. Finalmente, en la plenitud de la edad,
el espíritu debe alcanzar una causalidad formal estremecedora que desarrolle
proyectos en todos sentidos.
Llegamos así a una poesía del proyecto que abre verdaderamente la imaginación. El
pasado, lo real, el sueño mismo, sólo nos daban la imaginación cerrada, puesto
que no tienen a su disposición sino una colección determinada de imágenes. Con
la imaginación abierta aparece una especie de mito de la esperanza que es simétrico del mito del recuerdo. O más bien la esperanza es la impresión vaga,
vulgar, pobre que coloreaba el porvenir de un hombre casi ciego. Otra luz es la
que aporta la doctrina de la imaginación activa. El proyecto, dicho de otra manera, la esperanza formal, que vislumbra
una forma por sí misma, es muy diferente del proyecto que vislumbra una forma
como el signo de una realidad deseada, de una realidad condensada en una
materia. Las formas no son signos, son las verdaderas realidades. La imaginación pura designa sus formas
proyectadas como la esencia de la concretización que le conviene. De manera
natural disfruta imaginar, por lo tanto, cambiar de formas. La metamorfosis se
convierte así en la función específica de la imaginación. La imaginación sólo
comprende a una forma si la transforma, si le dinamiza su porvenir, si la toma
como una copa en el flujo de la causalidad formal, exactamente como un físico
sólo comprende un fenómeno si lo toma como una copa en el flujo de la causalidad
eficiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario