PAULO
FREIRE
PEDAGOGÍA DEL OPRIMIDO
CIENTOVEINTEAVA ENTREGA
CAPÍTULO
4 (10)
Colaboración (1)
En tanto en la teoría de la
acción antidialógica la conquista, como su primera característica, implica un
sujeto que, conquistando al otro, lo transforma en objeto, en la teoría
dialógica de la acción, los sujetos se encuentran, para la transformación del
mundo, en colaboración. El yo antidialógico, dominador, transforma el tú
dominado, conquistado, en mero “esto”.
El yo dialógico, por el
contrario, sabe que es precisamente el tú quien lo constituye. Sabe también
que, constituido por un tú -un no yo- ese tú se constituye, a su vez, como yo,
al tener en su yo un tú. De esta forma, el yo y el tú pasan a ser, en la
dialéctica de esas relaciones constitutivas, dos tú que se hacen dos yo.
No existe, por lo tanto, en la
teoría dialógica de la acción, un sujeto que domina por la conquista y un
objeto dominado. En lugar de esto, hay sujetos que se encuentran para la
pronunciación del mundo, para su transformación.
Si las masas populares dominadas,
por todas las consideraciones que hemos ido haciendo son incapaces, en un
cierto momento de la historia, de responder a su vocación de ser sujeto, podrán
realizarse a través de la problematización de su propia opresión, que implica
siempre una forma determinada de acción.
Esto no significa que, en el
quehacer dialógico, no exista lugar para el liderazgo revolucionario.
Significa, sólo, que el liderazgo
no es propietario de las masas populares, a pesar de que a él se le reconoce un
papel importante, fundamental, indispensable.
La importancia de su papel, sin
embargo, no lo autoriza para mandar a las masas populares, ciegamente, hacia su
liberación. Si así fuese, este liderazgo repetiría el mesianismo salvador de
las élites dominadoras, aunque, en este caso, estuviera intentando la “salvación”
de las masas populares.
En esta hipótesis, la liberación
o la salvación de las masas populares sería un regalo, una donación que se hace
a las masas, lo que rompería el vínculo dialógico entre ambas, convirtiéndolas,
de coautores de la acción liberadora, en objetos de esta acción.
La colaboración, como
característica de la acción dialógica, la cual sólo se da entre sujetos, aunque
en niveles distintos de función y por lo tanto de responsabilidad, sólo puede
realizarse en la comunicación.
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