SWANN EXPLICADO POR
PROUST
“EL ESTILO ES UNA
CUALIDAD DE LA VISIÓN”
(Calle del Orco)
“Para mí, la memoria voluntaria, que es sobre todo una memoria de la
inteligencia y de los ojos, sólo nos da del pasado aspectos sin veracidad, pero
si un olor, un sabor recuperados en circunstancias muy diferentes, despiertan
en nosotros a nuestro pesar el pasado, nos damos cuenta hasta qué punto este
pasado era diferente de lo que creíamos recordar, lo que dibujaba nuestra
memoria voluntaria, como los pintores malos, con colores sin veracidad. En este
primer volumen, el narrador, que habla en primera persona (y que no soy yo)
recupera de repente años, jardines, seres olvidados en el sabor de un sorbo de
té en el que ha mojado un trozo de magdalena; sin duda lo recordaba todo, pero
sin color, sin encanto. He podido hacerle decir que, como en el juego japonés
en el que sumergimos tenues bolas de papel que, una vez dentro de la taza, se
estiran, se retuercen se convierten en flores y personajes, todas las flores de
su jardín y los nenúfares del Vivonne, y la buena gente del pueblo, y las
casitas, la iglesia y todo Combray y sus alrededores, todo ello toma forma, se
vuelve sólido y brota, con la ciudad y los jardines, de la taza de té.
Yo creo que el artista sólo debería pedir a los recuerdos involuntarios
la materia prima de su obra. En primer lugar, precisamente porque son
involuntarios, se forman solos, atraídos por una semejanza de un instante,
tienen un cuño de autenticidad. Además, nos devuelven las cosas en una dosificación
exacta de la memoria y del olvido. Finalmente, como nos hacen saborear la misma
sensación en circunstancias muy diferentes, la liberan de toda su contingencia,
nos devuelven su esencia extratemporal, que es precisamente el contenido de la
belleza del estilo, esta verdad universal y necesaria que sólo traduce
precisamente la belleza del estilo.
Si me permito razonar así sobre mi libro es porque no es en modo alguno
una obra de razonamiento, porque sus menores elementos proceden de mi
sensibilidad, porque los he percibido ante todo en el fondo de mí mismo, sin
comprenderlos, porque me ha costado tanto esfuerzo convertirlos en algo
inteligible como si hubieran sido tan ajenos al mundo de la inteligencia como…
¿cómo expresarlo? Un motivo musical. Me parece que piensan que se traza de
sutilezas. ¡Oh, no! ¡Todo lo contrario! Les aseguro que se trata de realidades.
Lo que no hemos tenido que aclarar personalmente, porque estaba claro ya (por
ejemplo, idea lógica) no es realmente nuestro, ni siquiera si es real. Son sólo
“potencialidades” que elegimos arbitrariamente. Además, sabe usted, es algo que
se ve inmediatamente en el estilo.
El estilo no es un embellecimiento en modo alguno, como creen algunas
personas, ni siquiera es un problema de técnica, es -como el color en los
pintores- una cualidad de la visión, una revelación del universo particular que
ve cada uno de nosotros y que no ven los demás. El placer que nos procura un
artista es el de darnos a conocer un universo más.”
Le
Temps, 12 de noviembre de 1913
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