FEDERICO
COORE / DANILO SANTINI
HACIA
UNA PROBLEMATIZACIÓN DEL CONCEPTO DE ARTE DETRÁS DEL SERIALISMO INTEGRAL Y LA
MÚSICA ALEATORIA
PRIMERA ENTREGA
A lo largo del curso de
Historia de la música III realizado con la Prof. Cecilia Mauttoni trabajamos el
desarrollo de diferentes corrientes vanguardistas del siglo XX. Nos resultó
interesante, además de conocerlas, poder problematizarlas y reflexionar acerca
de la concepción de arte detrás de ellas. Lo que nos lleva a preguntarnos a qué
concepción de arte se contraponen dichas vanguardias, y así llegar a delinear
una concepción propia. En nuestro trabajo nos enfocaremos específicamente en la
música aleatoria y el serialismo integral, y en dilucidar su concepción -si es
que la hay-.
El serialismo integral deriva del dodecafonismo. Mientras este último
señaliza solamente las alturas de sonido, el serialismo integral se plantea
señalizar todos los parámetros del sonido, en pos de romper aun más con la
tradición de la música tonal.
La música aleatoria busca despojarse de todo tipo de pautas que
condicionen la ejecución de la obra musical, la cual se fundamenta en la
improvisación.
Más allá de que son
sistemas o métodos diferentes, el resultado musical del serialismo y la música
aleatoria son muchas veces parecidos, y esto nos hace pensar que están
íntimamente relacionados, tal vez por una concepción artística en común.
Vemos que en ambas
corrientes el método creativo tiene una fuerte carga racional, a pesar de que
se expresa de diferentes maneras. En el serialismo la racionalidad se presenta
en el empleo estricto de un método. Y en la música aleatoria, paradojalmente,
el racionalismo está presente en la consigna general de no respetar criterios
preexistentes, lo cual supone un ejercicio netamente intelectual.
Otra característica de
la concepción de arte que hay detrás de estas corrientes es la idea de que
cualquier objeto extraído de la cotidianeidad, por sí mismo y sin ser
transformado, pueda ser arte con la sola intención del artista de que lo sea.
“Como dijo Vostell ‘La vida puede ser arte y el arte puede ser vida’” (1).
Esto implica por un
lado la existencia de un discurso explicativo que le dé un sentido a la obra de
arte, y por otro que la asignación de significado a la obra se dé en forma unilateral
por parte del espectador y unidireccional, desde agentes externos hacia la
obra. Es decir, el espectador recibe el discurso explicativo y luego se
enfrenta a la obra (ya sea plástica, musical, literaria, audiovisual o
performática) y le asigna significado, pero puede no existir diálogo previo
entre la obra y el espectador:
“De
este modo, la importancia va desplazándose del objeto al sujeto. La reflexión
no se sitúa tanto en el terreno de la obra como en el espacio de la percepción.
En las obras cagianas el objeto ya no es lo fundamental de la composición, lo
fundamental es la ‘idea’. (…) Cage emplea el término ‘idea’ en la misma línea
que lo hace M. Noll al afirmar que ‘la historia del arte ha estado dominada por
el objeto, (…) el logro aparente del objeto era lo que determinaba en lo
inmediato el logro artístico. La idea siempre permaneció más o menos en la
sombra’.” (2)
En síntesis, parecería
ser que la concepción del arte de estas corrientes es que cualquier cosa puede ser arte, siempre que se la
designe como tal, y la obra no tiene por qué interpelar por sí misma al
espectador, sino que el espectador tiene que hacerse de determinados conceptos
para asignarle significado a la obra y así poder entablar un diálogo con ella.
Ahora bien, existen
otras concepciones de arte que se enfrentan a esta.
Felisberto Hernández
(escritor y pianista uruguayo) en su Explicación
falsa de mis cuentos,
refiriéndose a la racionalidad por él denominada conciencia, planteaba lo
siguiente:
“(sus cuentos) no son completamente naturales, en el
sentido de no intervenir la conciencia. Eso me sería antipático. No son
dominados por una teoría de la conciencia. Eso me sería extremadamente
antipático, Preferiría decir que esta intervención es misteriosa. Mis cuentos
no tienen estructuras lógicas. A pesar de la vigilancia constante y rigurosa de
la conciencia, esta también me es desconocida.” (3)
Aquí podemos notar una
concepción artística en la cual la razón (conciencia) tiene la función de
organizar y estructurar, pero no la de ser el principal elemento creativo. Es
decir que la razón supervisa a la creación pero no la determina.
De la entrevista que
realizamos a Hugo Giovanetti Viola (4) (escritor y compositor de canciones
uruguayo) podemos desprender una concepción en la que el arte es “la tensión, condensación y vibración que
logra hipnotizar y enervar un interior sosegadamente eterno”, y esto se
logra con “la fecundación del verbo ‘sobre
las aguas’ (tomando como ejemplo el mito bíblico), donde el verbo es lo racional, el logos, lo vertical, lo fálico, y las
aguas son la intuición, el inconsciente, lo horizontal , lo femenino”. Es
decir que la razón tiene un papel importante, pero tanto como la intuición o el
inconsciente, o esa otra parte de la obra que no es mera técnica. “Si es todo racional, y no hay elementos del
inconsciente -la parte femenina-, no se puede fecundar nada, y el arte es eso,
es una fecundación que genera vida nueva en quien lo aprecia, que lo conmueve.
Lo mismo pasa cuando todo es intuición, y no hay técnica que estructure la
obra, si hay sólo ‘aguas’ y no hay ‘verbo’ tampoco hay fecundación (eso puede
tener tendencia a pensar a pasar en algunas corrientes como el surrealismo, en
donde el inconsciente y lo onírico tienen el papel principal)”.
Notas
(1) Díaz de la Fuente,
A. (2005). Estructura y significado en la
música serial y aleatoria. Dpto. de Filosofía y Filosofía moral y política.
(2) Ibid, p. 102.
(3) Hernández, F.
(1955). Explicación falsa de mis cuentos.
19/10/2016, de Fundación Felisberto Hernández. Sitio Web.
(4) Entrevista
realizada en formato de audio el 15/10/2016.
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