23/6/17

CARLOS CASTANEDA

LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN
                                                                                              
(Una forma yaqui de conocimiento)



VIGESIMOTERCERA ENTREGA



PRIMERA PARTE
“LAS ENSEÑANZAS”



III (8)

Jueves, 23 de noviembre, 1961 (1)



Al llegar en el auto, no vi a don Juan sentado en su zaguán. Eso me pareció extraño. Lo llamé en voz alta y su nuera salió de la casa.


-Está adentro -dijo.


Resultó que don Juan se había dislocado el tobillo varias semanas antes. Había hecho su propio enyesado remojando tiras de tela en una papilla de cacto y hueso molido. Las tiras, atadas estrechamente en torno del tobillo, habían formado al secarse un molde ligero, ajustado. Tenía la dureza del yeso, pero no su amplitud de volumen.


-¿Cómo pasó? -pregunté.


La nuera, una yucateca que lo estaba atendiendo, me contestó:


-Fue un accidente. ¡Se cayó y casi se rompe el pie!


Don Juan rio y esperó que la mujer saliera de la casa antes de responder.


-¡Qué accidente ni que nada! Tengo cerca una enemiga. ¡La Catalina! Me empujó en un momento de debilidad y yo caí.


-¿Por qué hizo eso ella!


-Porque quería matarme, por eso.


-¿Estuvo aquí con usted?


-¡Sí!


-¿Por qué la dejó entrar?


-Yo no la dejé. Ella entró volando.


-¡Cómo dice!


-Es chanate. Y muy buena para eso. Me cogió desprevenido. Ha estado tratando de acabarme desde hace mucho. Esta vez anduvo muy cerca.


-¿Dijo usted que es un chanate? Digo, ¿es la Catalina un pájaro?


-Ahí vas otra vez con tus preguntas. ¡Es un chanate! Igual que yo soy un cuervo. ¿Soy un hombre o un pájaro? Soy un hombre que sabe cómo volverse pájaro. Pero hablando otra vez de la Catalina: ¡es una bruja del demonio! Su intención de matarme es tan fuerte que a duras penas logré quitármela de encima. El chanate se metió hasta mi casa y no pude detenerlo.


-¿Puede usted convertirse en pájaro, don Juan?


-¡Sí! Pero es algo que veremos después.


-¿Por qué quiere matarlo?


-Oh, hay un viejo problema entre nosotros. Se pasó de la raya, y ahora parece que tendré que acabar con ella antes de que ella acabe conmigo.


-¿Va a usted a usar brujería? -pregunté con gran expectación.


-No seas tonto. Ninguna brujería trabajaría contra ella. ¡Tengo otros planes! Algún día te los diré.


-¿Puede su aliado protegerlo de ella?


-¡No! El humito nada más me dice qué hacer. Luego yo debo protegerme solo.


-¿Y Mescalito? ¿Puede protegerlo de ella?


-¡No! Mescalito es un maestro, no un poder que se use por motivos personales.


-¿Y la yerba del diablo?


-Ya te dije que debo protegerme solo, siguiendo las indicaciones de mi aliado el humito. Y hasta donde yo sé, el humito puede hacer cualquier cosa. Si quieres saber de lo que sea, el humito te dice. Y no sólo te da conocimiento, sino también los medios para proseguir. Es el aliado más maravilloso que un hombre pueda tener.


-¿Es el humito el mejor aliado posible para todo el mundo?


-Todos nosotros no somos iguales. Muchos le tienen miedo y no lo tocan, ni siquiera se le acercan. El humito es como todo lo demás; no se hizo para todos nosotros.


-¿Qué clase de humo es, don Juan?



-¡El humo de los adivinos!

No hay comentarios: