CARTA A FEDERICO
Tal día como hoy en 1898… nacía
Federico García Lorca
Editorial de El Bolardo, de Andalucía
(5 / 6 / 2017)
Nadie te ha olvidado ni en tu tierra,
permíteme que te tutee, ni en la de aquellos que se han inspirado con tu arte.
Nadie ha olvidado al gran García Lorca y al humilde Federico. A aquel hombre
que fue capaz de ser visionario entre versos y genio tras el telón. Tal día
como hoy en 1898, Fuente Vaqueros veía nacer a Federico García Lorca.
Tu figura fue tan extraordinaria como
el legado que te permitieron dejarnos. Federico nunca dejaste de soñar y tu
mente recreativa nos regaló un muestrario de obras de incalculable valor.
Fuiste gitano de alma y capaz de escribir su romancero. Viajaste a Nueva York
con la conciencia dejando el corazón entre tu Granada natal y tu Madrid amada.
Fuiste discípulo y profesor en la
Residencia de Estudiantes junto a Dalí y te enamoraste de la vida. Se te
considera uno de los genios ¿sabes? porque solo los genios pueden ser así, de
la Generación del 27. Hiciste música, teatro y poesía. Valle-Inclán te inspiró
y a Don Manuel de Falla honraste.
Vente a la casa Bernarda, que Federico
sigue en nuestros corazones. Que llore la Tarara que no la ha visto más. Que
los rascacielos de Manhattan cobijen para siempre el espíritu del iluso
Federico. Del que no cesó en su empeño de creer en una vida y en una España
mejor.
Aquel 5 de junio no vino al mundo un
granadino más. Vino el granadino de entre los granadinos. Al que tantos deben
por ser quienes somos por haberte tenido a ti, Federico, entre nosotros. Que
García Lorca siga siendo el sinónimo adecuado de arte y talento.
La Huerta de San Vicente que ha quedado
engullida por la ciudad. Algo suena por las noches de verano como si por allí
siguieras. Con tu elegancia natural, que no adquirida, acariciando ese piano
que tantas veces supiste tocar. Federico, que fuiste capaz de crear tu propia
magia hasta en una firma.
Qué maldita la vida de aquellos que tan
pequeños de conciencia nos arrebataron tu cuerpo. Los que te mataron en vida en
aquel maldito olivo de Viznar siendo tan joven. No sé qué creyeron aquellos que
dispararon el alma para acabarte con un arma. Pobres ellos que por “la fuerza
de la sangre” que brotaba de su sien, nos privaron de ti, Federico.
Pero sabemos que sigues en lo alto de
Sierra Nevada. Sentado en el diván que Tamarit te forjó. Observando tu Graná,
el sueño que soñaste. Escuchando hablar maravillas de ti. Porque ¿qué esperabas
Federico? ¿Acaso creías que alguien podría decirte adiós? Ni lo queremos ni lo
quisimos.
Por eso, un último favor. Nunca dejes
de escribir poemas en los corazones de quienes en vida puedan plasmarlos en
papel. No lo dejes de hacer nunca. Pues somos muchos los que sospechamos que
sigues ahí, siendo capaz de reencarnarte en inspiración para crear arte. En el
fondo sospecho que hasta lo prefieres así por tu sonrojante humildad.
Ay, Federico, verde, que te quiero,
verde. Y si no volvemos a verte, no sufras, que Graná jamás dejará de quererte.
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