SAN
JUAN DE LA CRUZ
NOCHE
OSCURA
SEPTUAGESIMOPRIMERA
ENTREGA
LIBRO SEGUNDO
DE LA NOCHE OSCURA,
TRÁTASE DE LA MÁS ÍNTIMA PURGACIÓN, QUE ES LA SEGUNDA NOCHE (PASIVA) DEL
ESPÍRITU.
CAPÍTULO 23 (3)
Declárase
el cuarto verso. – Dice el admirable escondrijo en que es puesta el alma en
esta noche y cómo, aunque el demonio entrada en otros muy altos, no en este.
9 / Otras veces
prevalesce el demonio y comprehende al alma la turbación y el horror, lo cual
es al alma de mayor pena que ningún tormento de esta vida le podría ser;
porque, como esta horrenda comunicación va de espíritu a espíritu algo desnuda
y claramente de todo lo que es cuerpo, es penosa sobre todo sentido. Y dura
esto algún tanto en el espíritu; no mucho, porque saldría el espíritu de las
carnes con la vehemente comunicación del otro espíritu. Después queda la
memoria, que basta para dar gran pena.
10 / Todo esto que habemos
dicho pasa en el alma pasivamente,
sin ser ella parte en hacer y deshacer acerca de ello. Pero es aquí de saber
que, cuando el ángel bueno permite al demonio esta ventaja de alcanzar al alma
con este espiritual horror, hácelo para purificarla y disponerla con esta
vigilia para alguna gran fiesta y merced espiritual que le quiere hacer ver el
que nunca mortifica sino para para dar vida, ni humilla sino para ensalzar; lo
cual acaece de allí a poco, que el alma, conforme a la purgación tenebrosa y
horrible que padeció, goza de admirable y sabrosa contemplación espiritual, a
veces tan subida, que no hay lenguaje para ella. Pero sutilizole mucho el
espíritu para poder recibir este bien el antecedente horror del espíritu malo;
porque estas visiones espirituales más son de la otra vida que de esta, y
cuando se ve una, dispone para otra.
11 / Lo dicho se
entiende acerca de cuando visita Dios al alma por medio del ángel bueno; en lo
cual no va ella, según se ha dicho, totalmente tan a oscuras y en celada que no le alcance algo del enemigo. Pero
cuando Dios por sí mismo la visita, entonces se verifica bien el dicho verso,
porque totalmente a oscuras y en celada del
enemigo recibe las mercedes espirituales de Dios. La causa es porque, como Su
Majestad mora sustancialmente en el alma, donde ni el ángel ni el demonio
pueden llegar a entender lo que pasa, no puede conocer las íntimas y secretas
comunicaciones que entre ella y Dios allí pasan. Estas, por cuanto las hace el
Señor por sí mismo, totalmente son divinas y soberanas, porque todas son toques
sustanciales de la divina unión entre el alma y Dios; en uno de los cuales, por
ser este el más alto grado de oración que hay recibe el alma mayor bien que en
todo el resto.
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