PALESTINA, LOS MITOS Y EL COLONIALISMO
MACIEK WISNIEWSKI *
(La Jornada / 30-6-2017)
Al llegar a Palestina a finales del
siglo XIX, cuando el sionismo apenas empezaba a propagarse en Europa, dos
rabinos vieneses enviados para comprobar la viabilidad de la idea de Theodor
Herzl de establecer allí un país para judíos, mandan un telegrama a casa: La
novia es muy guapa, pero ya está casada con otro (A. Shlaim, The iron wall: Israel and the arab world, 2014, p. 4-5). Esta historia –o más bien
una anécdota– tiene muchas versiones y ninguna fuente primaria (goo.gl/uAeSQH).
Su sentido no obstante –deducible de
algunos escritos de los pioneros de la colonización sionista– apunta a dos
hechos fundamentales: a) que los líderes y colonos judíos sabían de la
existencia allí de una numerosa población local [a la cual se tachó de extraña
e invasora y que fue considerada un problema, pero resoluble (sic)]; b) y que
desde el principio echaron a andar toda una máquina mitologizadora para tapar
esta realidad [y otras más].
Así, según la narrativa oficial la
novia (Palestina) estaba siempre virgen, nunca ha querido a ningún otro y desde
el año 70 después de Cristo (la supuesta expulsión por los romanos) no hacía
nada sino esperar el retorno de su prometido (el pueblo judío).
A 135 años de la primera colonia
sionista en Palestina (1882), a 69 años de la fundación de Israel (1948) y a 50
años de la ocupación de los territorios que quedaban (1967) la máquina
generadora de mitos opera con toda fuerza de su motor. Es cierto que la
historia está detrás de cualquier conflicto.
Pero para Ilan Pappé esto es aún más
cierto y más nefasto en caso del conflicto israelo-palestino: allí sus
falsificaciones propagadas principalmente por el sionismo –y aceptadas
ingenuamente por el mundo– sirven para perpetuar el colonialismo y la opresión
(Ten myths about Israel, 2017, p. 3).
Pappé (1954), uno de los nuevos
historiadores israelíes –autoexiliado en Inglaterra– es conocido por destapar
la limpieza étnica de los palestinos en 1948 [Nakba] (The ethnic cleansing of
Palestine, 2006, 331pp.) y por ir desnudando el objetivo fundacional del
sionismo: tener la mayor cantidad de Palestina con la menor cantidad de
palestinos.
Los 10 mitos sobre Israel que
identifica y desmiente en su nuevo libro (goo.gl/JTTWDp) –que igual son mitos
sobre Palestina y algunos también se refieren al presente– fueron inventados
para tapar y/o facilitar aquel propósito:
1) “Palestina, ‘tierra sin gente’ y un
‘desierto’” [¡no!]; 2) “Los, judíos, ‘gente sin tierra’” [o más bien como una
peculiar mezcla de ideas religiosas, imperiales y antisemitismo estuvo detrás
de su replantación]; 3) Sionismo=judaísmo [una manipulación con fines coloniales
y geopolíticos, goo.gl/ye6JoF]; 4) Sionismo, un movimiento de liberación
nacional [o más bien un proyecto colonial de colonos (P. Wolfe) que trajo a su
gente a vivir en vez de la población local destinada a ser aniquilada y/o
deshumanizada]; 5) Los palestinos se fueron voluntariamente en 1948 [o más bien
como fueron expulsados (Plan Dalet) a fin de asegurar la exclusividad
demográfica judía]; 6) La guerra de 1967 fue una lucha por supervivencia [o
como ‘una fatal decisión egipcia’ (T. Segev) fue fríamente aprovechada para
corregir el error de 1948 y ocupar a Cisjordania, goo.gl/nw4Mgq]; 7) Israel es una
democracia [o más bien como el trato a los palestinos –ciudadanos israelíes,
refugiados y los de los territorios ocupados– lo desmiente y la palabra
etnocracia o apartheid queda mejor]; 8) Los Acuerdos de Oslo, el camino a la
paz [o como el proceso de paz fue una charada israelí para ahondar la
colonización de Palestina]; 9) Gaza es culpa de Hamas [o como las periódicas
operaciones israelíes allí no son una autodefensa sino parte de un genocidio
incremental (sic)]; y 10) La solución de dos Estados, la única salida [o más
bien como esta vía ya desde hace tiempo está kaputt].
El rechazo a Oslo (1993) y a la
solución de dos Estados –los mitos 8 y 10– y la construcción de un único Estado
democrático para los palestinos y los israelíes (goo.gl/kq12ws) son puntos
fundamentales para todo el análisis de Pappé. También los más controvertidos. Incluso
la izquierda israelí pro-palestina –como el veterano activista
Uri Avnery que de paso se opone a la
versión de Pappé de lo ocurrido en 1948– rechaza un solo Estado por inviable
(goo.gl/ideYbn).
¿Pero cuál solución es más inviable?
Cuando Israel decía promover incansablemente la de 2 Estados mientras tanto
optó por una táctica de hechos consumados a fin de colonizar más tierra,
volviendo la construcción de un Estado palestino prácticamente imposible (el
mapa: goo.gl/FQzob9).
También muchos palestinos apuntan a
esta realidad. Para Ghada Karmi, víctima de Nakba y colega de Pappé de la
Universidad de Exeter –autora de un importante libro que expone el principal
objetivo y dilema israelí en Palestina: “¿cómo ‘desaparecer’ a los nativos y
quedarse con la tierra?” y cuyo título alude a la anécdota inicial: Married to another man, 2007, 315pp.–
hablar de dos Estados ya es un disparate.
Pero un disparate conveniente: la
solución de dos Estados significa sólo una cómoda partición (la vieja demanda
sionista); la de uno implicaría un arduo proceso de democratización y
descolonización interna de Israel.
Bienvenidos de vuelta al mito 4 y la
negación del verdadero carácter colonial del sionismo una estructura de
desplazamiento y remplazamiento (Ten
myths..., p. 89) que pone a Israel al lado de Sudáfrica, Australia o las
Américas.
En este sentido esto no es una
coincidencia: “De regreso al kibutz –habla un veterano argentino de la Guerra
de 1967 disgustado con el anexionismo israelí– un soldado se jactaba de haberle
cortado las orejas a los guerrilleros [palestinos], y a mí se me aparecía La Patagonia trágica [José María
Borrero, 1928], y los soldados que traían las orejas de los aborígenes en la
‘conquista del Desierto’” (goo.gl/Nv7WFf).
Curiosamente la Patagonia –otra falsa
tierra sin gente– era considerada por Herzl como una buena opción para la
colonización judía. De hecho le gustaba mucho más que Palestina (sic)
(goo.gl/wS39yj). Al final los mapuches se salvaron de la suerte de Gaza o
Cisjordania –Herzl abogaba igualmente por remover a los nativos de allí– aunque
lo que de por sí les toca en Argentina o Chile (despojo, encarcelamiento y
deshumanización, o sea: lo mismo...) difiere sólo en la intensidad.
*Periodista polaco
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