MUERE GERI ALLEN, INFLUYENTE PIANISTA DEL JAZZ
por Yavhé M. de la Cavada
(El País /
28-6-2017)
Geri Allen,
pianista de jazz, compositora y educadora, falleció ayer, martes, en
Philadelphia (EE UU) a los 60 años a causa de un cáncer. Fue una de las
pianistas de jazz más importantes de las últimas décadas, y su influencia es
capital en muchos de los mejores pianistas del siglo XXI, como Vijay Iyer,
Ethan Iverson, Jason Moran, David Virelles, Craig Taborn y otros. Con un
lenguaje muy personal, sintetizado a partir de una gran variedad de
influencias, desde Thelonious Monk a Herbie Hancock, pasando por Keith Jarrett,
Don Pullen, Mary Lou Williams, Duke Ellington, Andrew Hill, Herbie Nichols o
incluso Eric Dolphy, Allen tuvo una trayectoria impresionante, en la que cultivó
diferentes estilos, siempre impregnados de su inconfundible personalidad.
Allen fue
galardonada con el Jazzpar Price en 1996, una beca Guggenheim en 2008 y, en ese
mismo año, el premio de música clásica afroamericana de la universidad Spelman
(Atlanta). Junto a su coetánea Michele Rosewoman, Allen es figura esencial de
toda una estirpe de brillantes pianistas afroamericanas que comienza con Lil
Hardin y continúa con Mary Lou Williams, Hazel Scott, Dorothy Donegan, Alice
Coltrane y Amina Claudine Myers, entre otras.
Nacida en 1957, en
Pontiac (Michigan) y criada en Detroit, creció al abrigo de la enorme afición
al jazz de su padre y del omnipresente soul de Motown
de la época, al que rinde tributo en su último disco como líder publicado en
vida. Comienza a tocar el piano a los 7 años y enseguida conoce a Marcus
Belgrave, que será su mentor y figura referencial toda su vida. En 1975 ingresa
en la universidad Howard (Washington), donde conoce a otro de sus mentores,
Nathan Davis, con quien estudia y toca regularmente. En 1982 se instala en
Nueva York, estudia con Kenny Barron y empieza a tocar con músicos cercanos
al freejazz como Joseph Jarman y Lester Bowie (del
Art Ensemble of Chicago), Arthur Blythe, Frank Lowe y Oliver Lake, de cuyos
grupos formará parte regularmente hasta finales de los ochenta, e
intermitentemente durante toda su carrera.
En 1984 graba su
primer disco como líder, The Printmakers,
junto a Anthony Cox y Andrew Cyrille, y poco después de registrar su segundo
álbum (Home Grown, a piano solo) funda en 1985 el colectivo
M-Base junto a músicos como Greg Osby, Cassandra Wilson o el principal ideólogo
del movimiento, Steve Coleman, con quien toca durante dos años.
En 1987 forma uno
de los grandes tríos de piano contemporáneos junto a Charlie Haden y Paul
Motian, registrando cinco discos fabulosos antes de la década de los noventa,
en la cual su carrera como líder se dispara con álbumes imprescindibles
como The Nurturer, Maroons y Twenty-One (todos en Blue Note). En este último,
en trío con Ron Carter y Tony Williams, se muestra más influenciada que nunca
por Herbie Hancock, debido también a su participación en los grupos de su
entonces marido, Wallace Roney, depositario de la herencia estilística de Miles
Davis. Entre 1994 y 1996, se convierte en la única pianista regular que tuvo
Ornette Coleman (y la que más discos grabó junto al legendario saxofonista: los
dos volúmenes de Sound Museum) y participa en la película Kansas City, de Robert Altman, en el papel de su amada
Mary Lou Williams.
A principios del
siglo XXI Allen toca con Charles Lloyd y continúa impulsando su carrera en
solitario, grabando discos con regularidad, entre los que destaca The Life of a Song (junto a Dave Holland y Jack
DeJohnette), su revisión de la Zodiac Suite, al
frente del Mary Lou Williams Collective, el piano solo Flying Towards The Sound o dos discos junto al
Trio 3 de Oliver Lake, Reggie Workman y Andrew Cyrille.
Su última actuación,
hace solo unas semanas, fue a dúo con Enrico Rava, con quien estaba preparando
una gira en cuarteto en abril del año próximo, que ya no podrá ser.
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