10/7/17


UN RELATO INÉDITO DE HUGO GIOVANETTI VIOLA

PERDÓN


                                                                          para papi
                                                              
                                                                         para Ana Rímolli




No puedo llegar a las colinas / El sistema está agotado
Vivo a base de píldoras / Por lo que doy a Dios gracias
Seguí la carrera / Del caos al arte
Deseo es el caballo / Depresión el carro
Navegué como un cisne / Me hundí como una roca
Pero mi sentido del ridículo / Quedó atrás hace tiempo
Mi página era demasiado blanca / Mi tinta era demasiado fina
El día no escribía / Lo que la noche anotaba
Mi animal aúlla / Mi ángel está preocupado
Pero no se me permite / Queja alguna
Porque alguien hará uso / De lo que no pudo ser
Mi corazón será suyo / Impersonalmente
Avanzará por el sendero / Verá lo que quiero decir
Mi voluntad partida en dos / Y la voluntad en medio
En menos de un segundo / Nuestras vidas chocarán
Lo interminable interrumpido / La puerta abierta de par en par
Entonces ella nacerá / Para alguien como tú
Lo que nadie ha hecho / Ello continuará
Sé que ya se acerca / Sé que mirará
Y ese es el anhelo / Y este es el libro
LEONARD COHEN


Más vale la pena en el rostro que la mancha en el corazón.
Cada uno es como Dios lo hizo, y aun peor muchas veces.
El amor nunca hizo ningún cobarde.
CERVANTES



1



Senel Rabí abrió el portón del jardín justo cuando su padre volvía de hacer una guardia de cuarenta y ocho horas en la emergencia móvil.
-¿Adónde vas? -no pudo sonreír el médico de papada arcillosa antes de apagar el motor.
-A San José de la Montaña. Ayer localicé al carmelita amigo de Jerónimo y quedamos en vernos.
-¿Te arrimo?
-Es que tengo tiempo para ir caminando -contempló intrigadamente el Chevette de los años 70 el muchacho con complexión de garza que llevaba un libraco en la mano. -¿Y ese auto?
-Me lo prestó el chofer de SUAT. Hace dos horas nos robaron el nuestro. Recién lo había sacado del estacionamiento y salió otro llamado que no me correspondía hacer y al volver ya no lo encontré. Fue una noche de baile, además. Perdimos hasta una muchacha embarazada.
-¿Puedo fumar?
El doctor Rabí no contestó y bajaron por Grito de Gloria sin hablar hasta que al doblar por Rivera hacia Carrasco el hombre cuarentón de rulos atallarinados gargajeaó por la ventanilla y murmuró:
-Qué sabés de tu tío.
-Anda bien. Poli se quedó a dormir en Atlántida y creo que volvía ahora. Anoche Jerónimo me leyó por teléfono un poema que le escribió a la perrita que tuvo que sacrificar y apunté uno de los versos: Un místico es un borracho que atravesó el espejo.
-Mirá qué bien. Esperemos que le dure la mística.
-¿Puedo fumar otro?
-No jodas más, Senel. Y además no te preocupes que con las ganas de morirme que tengo en este momento puedo comprender perfectamente que te andes buscando un cáncer a los diecisiete años. ¿Quién es ese carmelita que te recomendó mi hermano?
-Se llama Aniano Álvarez Suárez. Es un teólogo español que vive en Roma y acaba de publicar un libro sobre San Juan de la Cruz. Lo mandaron un tiempo al Uruguay para formar seminaristas.
Rabí aprovechó el semáforo de General Paz para frotarse largamente la cara hasta que un majestuoso Toyota Corolla los pasó descerrajando tres bocinazos:
-¿No viste la luz verde, veterano? -se oyó el chillido de un pituco muy engominado que usaba pañuelo fucsia en el cuello y llevaba un pit bull de fosforecencia asesina como copiloto.
-Me dijo viejo -aceleró corcoveantemente el doctor. -Y tiene chapa de Punta del Este. Pero qué canario hijo de puta.
-Te dijo veterano.
-Lo único que me faltaba era que un terrateniente viniera a tocarme el culo -siguió acelerando sin prestarle atención a ningún cruce el doctor hasta que pudo alcanzar al Toyota Corolla en el semáforo de San Marino.



2



Paula Rabí puso en un vaso la gigantesca magnolia que les había mandado Jerónimo y después la colocó al lado del retrato de su hermana Sabrina, muerta a los ocho meses de una gripe agravada.
-Al tío le pareció que la idea de irme a Viena a estudiar con Álvaro Pierri es una Orden del Señor -sonrió la diminuta chiquilina de facciones tahitianas.
-A mí me dijo lo mismo cuando Moure y Rosso me propusieron hacer el desnudo de Casiopea -chistó sin dejar de contemplar la corola reverberantemente nacarada su madre. -¿Está tomando mucho?
-Él dice que casi nunca se pasa de los dos whiskys largos anteriores a la cena, que es lo que le permite papá. Y yo le creo.
-¿Hablaron de Senel?
-Sí, bastante. Pero la noticia complicada es que Jerónimo renunció irreversiblemente a tener limpiadora. Dice que le da muchísima vergüenza no poder arreglárselas solo con la purificación del chalé.
-Pero eso es una orden médica -se crispó Brenda. -¿Cómo va a andar pasando el trapo y fregando el baño con dos infartos arriba?
-Tal cual -se le escapó una carcajadita a Poli. -Y los vidrios están hechos un desastre. Aparte de que no debe tener la menor idea de cómo se limpian.
-Y qué es lo que te causa gracia.
-Escuchá -desenfundó la guitarra la chiquilina. -¿Te acordás de Se eu quiser falar com Deus?
-A mí ese tema no me dice nada. Es un pire muy bien cantado y todo, pero nunca me interesó.
-Okey. Pero escuchá esta parte -entramó unos acordes la concertista clásica para imitar sedosamente a Gilberto Gil: -Se eu quiser falar com Deus / tenho que acetar a dor / tenho que comer o pâo / que o diabo amassou / tenho que virar um câo / tenho que lamber o châo / dos palacios, dos castelos / suntuosos do meu sonho / tenho que me ver tristonho / tengo que me achar medonho / e a pesar de un mal tamaño / alegrar meu coraçâo.
-Sí, me acuerdo -suspiró la mujer que parecía una réplica cuarentona de la Venus de Botticelli. -En un tiempo Jerónimo la cantaba tantas veces seguidas mientras se emborrachaba haciendo el asado que yo tenía que escaparme al jardín.
-Pero anoche no estaba borracho. Y de golpe me dijo que lo único que hizo en la vida fue aprender a lamer como un perro los pisos del palacio del Espíritu Santo y que esa era la única limpieza que le interesaba.
-¿Pero qué averiguaste de Senel?
-No hay mucho nuevo para averiguar, mamá. Y además fui a visitar al tío porque le había prometido que iba a ser la primer persona en escucharme tocar Oración por todos. Así que achicá el paño.
-Y dale con las oraciones.



3



-¿Pero por que no te morís, canario puto? -aulló el doctor Rabí en dirección al Toyota Corolla. -¿Quién mierda te creés que sos?
Y cruzó San Marino con luz amarilla y estacionó en la cola que había en la estación de nafta de Rivera y Bolivia.
-Ojo que ese tipo parece peligroso -torció el perfil querúbico Senel hacia el zigzagueo del coche que había quedado trancado en el semáforo y ahora parecía esperarlos emboscado entre los eucaliptos.
-Me chupa un huevo -se aplastó el sudor el hombre ancho con un pañuelo muy apelotonado. -El diablo me chupa un huevo.
Entonces el muchacho prendió otro cigarrillo y se puso a hojear el lujoso tomo de ediciones Vergara hasta que leyó:
-El alma que está unida con Dios, el demonio le teme como al mismo Dios.
-Pa. ¿Ya te leíste todo el ladrillo o empezaste a picotearlo por atrás?
-Es que estas mil páginas te leen ellas a vos. San Juan de la Cruz escribió poquísimos poemas y después se dedicó a explicarlos. Debe ser el único poeta en la historia que hizo eso. Y lo que te acabo de leer es uno de los Puntos de amor, que a veces son dichos o avisos de una sola frase.
En ese momento a Rabí le tocó avanzar hasta el surtidor y mientras les llenaban el tanque Senel leyó:
-La tercera cautela derechamente contra el demonio es que de corazón procures siempre humillarte en la palabra y en la obra, holgándote del bien de los otros como del de ti mismo y queriendo que los antepongan a ti en todas las cosas, y esto con verdadero corazón; y de esta manera vencerás el bien en el mal, y echarás lejos al demonio, y traerás alegría de corazón. Y esto procura ejercitar más con los que menos te caen en gracia.
-Mirá: el canario sigue allí esperándonos frente a la placita -levantó las facciones verdosas hacia el retrovisor el hombre vestido con el uniforme del SUAT. -Lo que no puedo perdonarme es que al enterarme de que me habían robado el auto me sentí peor que cuando perdimos a la muchacha embarazada.
-¿Por qué no agarrás por Harwood para bajar hasta el convento?
Entonces el doctor acarició una estampa de la Virgen que su chofer llevaba pegada sobre el volante y murmuró:
-Eso que acabás de leer me cayó como el culo.
-Estás muy cansado, gordo.
-Y pensar que Jerónimo tiene el corazón en un hilo y el otro día me dijo que cada día se siente más agradecido por todo lo que le va pasando en la vida. ¿A eso le llaman tener el alma unida con Dios?
-Y dicen que hasta a los elegidos les cuesta toda la vida llegar a esa unión.
Ahora el naftero acababa de limpiar el parabrisas y el doctor Rabí salió por el costado de la estación que daba a Almirante Harwood.



4



-Jerónimo dice que el primer sueño lo tuvo el mes pasado -contó Poli contemplando el póster de la película Casiopea, donde su madre había hecho el ya célebre desnudo de la playa. -Estaba en una camilla con ese ponchito que te ponen antes de anestesiarte y había gente de la familia alrededor.
-¿No te dijo si yo estaba? -sonrió Brenda.
-Creo que sí. Y él sentía que lo llevaban a hacer una especie de viaje muy importante y que de repente venía el gordo a darle besos como cuando eran chicos y entonces se dio cuenta de que iba a parir.
-¿A parir?
-Tal cual -volvió a carcajear deslumbradamente la chiquilina mientras redondeaba un gran gesto sobre su barriga. -Y entonces entendió que ya había terminado de crecerle la costilla celeste, como la llama Abel Rosso.
-¿La costilla celeste?
-La mujer interior, mamá.
-Ah, ya empezamos con los pires de Jung. Eso me atomiza más que los delirios de Gilberto Gil.
-Bueno, pero él dice que se despertó en el cielo.
-Qué familia de locos -se acercó a clavar el rostro Brenda en la magnolia de la Más Dimensión.
-Pero anteayer tuvo un sueño más impresionante, todavía -volvió a agarrar la guitarra Poli para arpegiar aboleradamente el principio de Oración por todos. -Porque al final se le aparecía una criatura preciosa que los miraba riéndose a él y a su mujer interior y recién al despertarse se dio cuenta de que habían tenido un hijo.
-Y cómo era la mujer.
-Eran varias, pero a la que él distinguía bien era a una compañera de liceo que casi lo vuelve loco.
-Ah. Loreley Rial -empezó a divertirse Brenda. -A mí me contó un romance que tuvieron con esa chiquilina en Porto Alegre. Jerónimo la fue hipnotizando con poemas y como en el viaje que hicieron con la clase le vino hasta un cólico de adoración terminaron siendo novios tres días. Después ella le dijo que lo único que había sentido era piedad.
En ese momento sonó el teléfono y la mujer botticelliana saltó rezongando:
-Ese debe ser su tu padre, que tendría que haber llegado hace como dos horas. Estas guardias maratónicas lo van a destrozar.
Poli siguió tocando Barrios como si realmente orara y cuando su madre colgó agarrándose la cabeza se puso muy pálida:
-Qué pasó.
-Nos robaron el auto de madrugada y ahora la policía ni siquiera puede localizar al gordo. ¿Esta también será una Orden del Señor?
-Andá a cagar, mamá.



5



-A mí también me gustaría hablar con algún doctor carmelita para pedirle que me enseñe a morir -murmuró el hombre ancho cuando empezaron a avanzar por el boulevard rodeado de mansiones que desembocaba en Cooper.
-Estás dramático.
-Soy. Y pensar que Jerónimo dice que todos los médicos que reanimamos gente tenemos vocación de santos.
-Es que vos no te das cuenta cómo te cambia la cara cuando estás adelante de un paciente, gordo -prendió otro cigarrillo Senel.
-¿Y vos pensás conversar con ese tal Aniano echando humo como la chimenea de la ANCAP? Te va a echar.
-Pa. Tenemos visita.
Ahora el Toyota Corolla se les iba acercando descontroladamente y Rabí contempló la estampita de la Virgen con las facciones infantilizadas por un horror celeste:
-Pero me cago en mi putísima vida. Se ve que este pelotudo estuvo esperando que saliéramos por Rivera y al pegar la vuelta para acá quedó trancado en el semáforo de Bolivia.
El muchacho tiró el Nevada por la ventanilla y apoyó el rulerío dorado sobre el libraco moviendo imperceptiblemente los labios.
-A ver -se les apareó tocando bocina el hombre treintón que se había camuflado con unos Ray-Ban Aviator sin armazón de película de gángsters. -Repetí lo que me gritaste hace un rato si tenés huevos, puto.
El doctor trató de sonreír y murmuró:
-Tranquilo, hijito. A estos guapos con golilla les gusta compadrear.
Ahora Senel tenía la boca apoyada en el libro y de golpe contempló al pit bull y se puso más verdoso que su padre:
-No te va a dar el tiempo de llegar al convento sin sacártelo de arriba.
Entonces Rabí frenó y apagó el motor en la esquina de Zepita y cuando el engominado se le estacionó adelante y ya empezaba a bajarse del Toyota remangándose como para boxear volvió a arrancar torciendo hacia Rivera.
-Mirá cómo se fue al amague, el canario boludo. Ahora nos metemos en las callecitas que hay cerca de la rambla y que termine sacándose la leche con el cancerbero, diablo de mierda.
-Pero vos lo insultaste mal después que nos tocó los bocinazos en General Paz, viejo. Disculpame.
-Viejo me gritó él a mí -rodeó la plaza de Blanes Viale el doctor haciendo chirriar los neumáticos hasta que olieron a quemado y cuando pudo perder de vista al Toyota torciendo por Yamandú Rodríguez resopló: -Es que me tengo miedo a mí mismo, Senel. Porque lo que tendría que demostrarle a este caracagada es que me alcanzan dos golpes de karate para matarlo. ¿Entendés?
-Te gritó nada más que veterano.



6



-Lo único que quisiera saber es si Jerónimo le regaló ese libro a Senel y ahora lo mandó a hablar con el teólogo para que se decida del todo a hacerse cura -apoyó la frente Brenda sobre el ventanal muy dorado y de repente se le histerizó la voz como en una telenovela. -Ya sabemos que ellos tienen línea directa con Dios desde que nacieron pero esto pone en juego una vida. Es mi hijo, carajo.
-¿Y por qué no se lo preguntás vos?
-No me animo. Sería como preguntarle a Salinger por qué Seymour Glass termina suicidándose y le caga la vida a toda la familia.
-Pero cuando leés a Salinger sentís que creés en Dios.
-Sí. Lamentablemente. Pero después que cierro la tapa de Franny y Zooey dejo de creer al toque. Y vuelvo a sentir de golpe que la vida es una tortura de mierda. ¿Podés parar de tocar un poco mientras hablás?
Poli interrumpió la obra golpeando rabiosamente las cuerdas al aire pero enseguida contempló la magnolia y explicó con suavidad:
-Es que esta obra me hace sentir que hay alguien más que yo tocándola. ¿Entendés? Y vos sabés muy bien que yo tampoco me fumo ninguna sanata mística. ¿Alguna vez Jerónimo te dijo que se considera un poeta fracasado?
-Que no joda -desempañó el vidrio goteante la mujer-muchacha que parecía una réplica de Simonetta Vespucci. -Él sabe que es un genio desde que nació, mijita.
-Y sin embargo anoche me leyó un poema de un tal Leonard Cohen que casi me hace llorar. Me lo traje copiado.
-Pero no me lo leas, por favor.
-A ellos parece que les doliera mucho no tener ese éxito de mierda que persiguieron toda la vida Carlevaro o Benedetti, pero lo que les duele de verdad es saber que están condenados a repartir la verdadera fe nada más que a muy poca gente -guardó la guitarra Poli.
-No creo que Salinger sienta lo mismo.
-Salinger dejó de publicar porque la barra de los Capote and. Co. ya había empezado a tratarlo de delirante desde que apareció Franny y Zooey y eso lo hizo pelota. Además de que él siempre fue un desequilibrado más insoportable que el tío Jerónimo.
-¿Y si vos te vas a Viena y Senel entra en el seminario cómo hago yo para vivir con mis tres hijos perdidos? -caminó hasta la repisa Brenda contemplando la foto que estaba al lado de la magnolia de la Mas Dimensión.
-Acordate que en Casiopea te animaste a aparecer mirando a Jesús con los pezones como si te sintieras más eterna que una estrella.
-Sí. Pero lo hice obligada por un guión y no pienso volver a filmar nunca más.
-Pero le pudiste repartir fe a todo este país de mierda con más cojones que el Negro Jefe. A mí me da vergüenza que no te sientas agradecidísima por haber filmado eso.
-Es que a mí nunca me enseñaron ni a agradecer ni a perdonar -terminó por lamerse una lágrima la mujer de ojos de oro.



7



El Toyota los descubrió cuando cruzaba la esquina de Canadá y pegó un arrancón que lo hizo montar un neumático en la vereda.
-Qué lo parió -ya ni trató de acelerar Rabí y Senel volvió a apoyar la boca en las Obras escogidas de San Juan de la Cruz. -Este tipo está muy enfermo.
-A ver, cagón -se les apareó el hombre de lentes gangsteriles. -Bajá de una vez que te voy a enseñar lo que es ser macho.
Entonces el doctor aminoró mucho la marcha y torció la cabeza endurecidamente:
-Vamos hasta una seccional y arreglamos las cosas en paz, si querés.
-Ah, ¿sos miliquero, arriba? ¿Recién querías pelear y ahora precisás que te defienda la cana como a una vieja?
-Él es un hombre bueno, señor -gritó Senel de golpe.
-Chupame un huevo, guacho. A tu viejo le voy a romper la trompa y a vos te voy a hacer montar por el perro.
-A nosotros nos están esperando en un convento y no pienso bajar -empezó a perder  la firmeza de la voz Rabí. -Peleate solo, si querés.
-¿Un convento? -carcajeó el hombre. -Era lo que faltaba. Al convento vas a ir si yo quiero, jetón.
-Pedile perdón, papá -murmuró Senel.
El hombre de pañoleta fucsia empezó a cerrarles el camino como en las persecuciones jolivudenses y al llegar a la rambla tuvieron que frenar del todo.
-A ver cómo zafás ahora, matasanos garqueta -se acercó a la ventanilla opuesta al volante el engominado, superponiéndose a la abismalidad asesina del pit bull. -Vas a tener que rezar mucho para no terminar sangrando por el orto.
-Bueno -se aclaró el pecho chillonamente el doctor. -¿Qué querés? ¿Que te pìda disculpas? Ta: te pido disculpas por haberte insultado.
Entonces el hombre de cabeza brillante levantó los brazos con las manos agarradas como un campeón automovilístico en el podio y se perdió enseguida por la rambla tocando tres bocinazos.
-¿A qué hora te esperaban en San José de la Montaña? -pareció preguntarle el doctor a la estampita de la Virgen.
-Estamos a tiempo. Tranqui.
-¿Y de dónde lo conoce Jerónimo a ese padre Aniano?
-Me parece que se hicieron amigos en un retiro que hubo en Atlántida. ¿Te diste cuenta que a ese pobre tipo le hacía falta que le pidieran perdón? Andá a saber las cosas que tuvo que aguantar en la vida, aunque sea millonario.
-Sí. Se puso feliz.
-Eso pasa cuando aparece el Espíritu Santo.
El hombre ancho y el muchacho con complexión de garza no volvieron a hablar hasta que llegaron al convento.
-Gracias por ser bueno, papi -le dio un beso Senel al doctor antes de bajarse.



8



-¿Pero por qué no me podés contar lo que les pasó? -se alarmó Brenda en el teléfono dos horas después, cuando Poli ya se había ido a lo de Olga Pierri y Senel estaba tirado al sol en el pasto del fondo. -¿Y al auto por lo menos te lo dejaron sano?
-Sí. Lo usaron nada más que para robar y apareció cerca del estadio de Danubio. ¿Cómo llegó Senel del convento?
-Hecho una seda. Recién lo viché desde la cocina y parece que estuviera viendo todas las estrellas que no sabemos mirar de día, como le gusta decir a tu hermano. Y no está fumando, gordo.
-Gracias a Dios.
La actriz botticelliana contempló la magnolia de la Más Dimensión con una paz dorada pero de golpe se volvió a encrespar:
-Yo sigo sin entender cómo podés decir que mientras iban al convento aprendiste la lección más terrible de tu vida y ahora te sentís tan bien.
-De eso preferiría hablar cuando llegue a casa. Pero te puedo contar algo que nunca supiste sobre la vocación de Senel. Algo que nos pasó una tarde mientras íbamos caminando juntos por las playitas de Valizas. Parece una pavada, pero él me dijo que quería ser cura después que vimos a Baloma Regusci saliendo en topless del agua. Y me lo dijo justo cuando ella se bajó el bikini para escurrirse la arena y lo miró muy fijo. Senel dice que fue en ese momento que empezó a adorar para siempre a la Virgen.
-¿Y Poli sabe eso? -apoyó la frente y los pezones sobre el ventanal la mujer que revolucionó el cine uruguayo.
-Sí, claro que lo sabe.
-Pero qué guacha podrida que es. Así que yo sigo siendo la hija de la pavota.
-Es que pensamos que ese cuento te iba a poner peor.
-Tenés razón -le sonrió Brenda a la luz del jardín. -¿Vos sabías que tu hermano se considera un fracasado porque no pudo repartirle el tesoro eterno a todo el mundo?
-Bueno, yo creo que eso nunca lo pudo hacer ningún hombre.
-¿Y entonces por qué joden tanto con que Jesús era un hombre igual que cualquiera?
-Es que Jesús tampoco pudo hacerlo, mi amor. Pero después que lo crucificaron y perdonó a toda la humanidad cambió al mundo para siempre.
-Lástima que yo nunca voy a poder creer en eso, gordo. Voy a morirme triste.
-Perdón -estornudó varias veces el doctor. -Me agarré una gripe macha.
-¿Y además por qué nadie nos explica cómo se hace para creer, carajo?
-Bueno -se sonó los mocos grotescamente Rabí. -El tango dice que primero hay que saber sufrir.
-¿Pero no te acordás que ese tango termina como el culo?
-Y sin embargo mi hermano dice que está lleno de Espíritu Santo. Igual que Casiopea.
Entonces Brenda se acercó al perfume de la Más Dimensión dando una especie de paso de baile y colgó murmurando:
-Gracias. ¿Venís a mediodía?





Cuartel artiguista de la calle Lepanto / 2016

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