UN
RELATO INÉDITO DE HUGO GIOVANETTI VIOLA
PERDÓN
para papi
para Ana Rímolli
No
puedo llegar a las colinas / El sistema está agotado
Vivo
a base de píldoras / Por lo que doy a Dios gracias
Seguí
la carrera / Del caos al arte
Deseo
es el caballo / Depresión el carro
Navegué
como un cisne / Me hundí como una roca
Pero
mi sentido del ridículo / Quedó atrás hace tiempo
Mi
página era demasiado blanca / Mi tinta era demasiado fina
El
día no escribía / Lo que la noche anotaba
Mi
animal aúlla / Mi ángel está preocupado
Pero
no se me permite / Queja alguna
Porque
alguien hará uso / De lo que no pudo ser
Mi
corazón será suyo / Impersonalmente
Avanzará
por el sendero / Verá lo que quiero decir
Mi
voluntad partida en dos / Y la voluntad en medio
En
menos de un segundo / Nuestras vidas chocarán
Lo
interminable interrumpido / La puerta abierta de par en par
Entonces
ella nacerá / Para alguien como tú
Lo
que nadie ha hecho / Ello continuará
Sé
que ya se acerca / Sé que mirará
Y
ese es el anhelo / Y este es el libro
LEONARD COHEN
Más
vale la pena en el rostro que la mancha en el corazón.
Cada
uno es como Dios lo hizo, y aun peor muchas veces.
El
amor nunca hizo ningún cobarde.
CERVANTES
1
Senel Rabí abrió el
portón del jardín justo cuando su padre volvía de hacer una guardia de cuarenta
y ocho horas en la emergencia móvil.
-¿Adónde vas? -no pudo
sonreír el médico de papada arcillosa antes de apagar el motor.
-A San José de la
Montaña. Ayer localicé al carmelita amigo de Jerónimo y quedamos en vernos.
-¿Te arrimo?
-Es que tengo tiempo para
ir caminando -contempló intrigadamente el Chevette de los años 70 el muchacho
con complexión de garza que llevaba un libraco en la mano. -¿Y ese auto?
-Me lo prestó el chofer
de SUAT. Hace dos horas nos robaron el nuestro. Recién lo había sacado del
estacionamiento y salió otro llamado que no me correspondía hacer y al volver
ya no lo encontré. Fue una noche de baile, además. Perdimos hasta una muchacha
embarazada.
-¿Puedo fumar?
El doctor Rabí no
contestó y bajaron por Grito de Gloria sin hablar hasta que al doblar por
Rivera hacia Carrasco el hombre cuarentón de rulos atallarinados gargajeaó por
la ventanilla y murmuró:
-Qué sabés de tu tío.
-Anda bien. Poli se
quedó a dormir en Atlántida y creo que volvía ahora. Anoche Jerónimo me leyó
por teléfono un poema que le escribió a la perrita que tuvo que sacrificar y
apunté uno de los versos: Un místico es
un borracho que atravesó el espejo.
-Mirá qué bien.
Esperemos que le dure la mística.
-¿Puedo fumar otro?
-No jodas más, Senel. Y
además no te preocupes que con las ganas de morirme que tengo en este momento puedo
comprender perfectamente que te andes buscando un cáncer a los diecisiete años.
¿Quién es ese carmelita que te recomendó mi hermano?
-Se llama Aniano
Álvarez Suárez. Es un teólogo español que vive en Roma y acaba de publicar un
libro sobre San Juan de la Cruz. Lo mandaron un tiempo al Uruguay para formar seminaristas.
Rabí aprovechó el
semáforo de General Paz para frotarse largamente la cara hasta que un
majestuoso Toyota Corolla los pasó descerrajando tres bocinazos:
-¿No viste la luz verde,
veterano? -se oyó el chillido de un pituco muy engominado que usaba pañuelo fucsia
en el cuello y llevaba un pit bull de fosforecencia asesina como copiloto.
-Me dijo viejo -aceleró corcoveantemente el
doctor. -Y tiene chapa de Punta del Este. Pero qué canario hijo de puta.
-Te dijo veterano.
-Lo único que me
faltaba era que un terrateniente viniera a tocarme el culo -siguió acelerando sin
prestarle atención a ningún cruce el doctor hasta que pudo alcanzar al Toyota
Corolla en el semáforo de San Marino.
2
Paula Rabí puso en un
vaso la gigantesca magnolia que les había mandado Jerónimo y después la colocó
al lado del retrato de su hermana Sabrina, muerta a los ocho meses de una gripe
agravada.
-Al tío le pareció que la
idea de irme a Viena a estudiar con Álvaro Pierri es una Orden del Señor -sonrió la diminuta chiquilina de facciones
tahitianas.
-A mí me dijo lo mismo
cuando Moure y Rosso me propusieron hacer el desnudo de Casiopea -chistó sin dejar de contemplar la corola
reverberantemente nacarada su madre. -¿Está tomando mucho?
-Él dice que casi nunca
se pasa de los dos whiskys largos anteriores a la cena, que es lo que le
permite papá. Y yo le creo.
-¿Hablaron de Senel?
-Sí, bastante. Pero la
noticia complicada es que Jerónimo renunció
irreversiblemente a tener limpiadora. Dice que le da muchísima vergüenza no
poder arreglárselas solo con la purificación
del chalé.
-Pero eso es una orden
médica -se crispó Brenda. -¿Cómo va a andar pasando el trapo y fregando el baño
con dos infartos arriba?
-Tal cual -se le escapó
una carcajadita a Poli. -Y los vidrios están hechos un desastre. Aparte de que
no debe tener la menor idea de cómo se limpian.
-Y qué es lo que te
causa gracia.
-Escuchá -desenfundó la
guitarra la chiquilina. -¿Te acordás de Se
eu quiser falar com Deus?
-A mí ese tema no me
dice nada. Es un pire muy bien cantado y todo, pero nunca me interesó.
-Okey. Pero escuchá
esta parte -entramó unos acordes la concertista clásica para imitar sedosamente
a Gilberto Gil: -Se eu quiser falar com
Deus / tenho que acetar a dor / tenho que comer o pâo / que o diabo amassou /
tenho que virar um câo / tenho que lamber o châo / dos palacios, dos castelos /
suntuosos do meu sonho / tenho que me ver tristonho / tengo que me achar
medonho / e a pesar de un mal tamaño / alegrar meu coraçâo.
-Sí, me acuerdo
-suspiró la mujer que parecía una réplica cuarentona de la Venus de Botticelli.
-En un tiempo Jerónimo la cantaba tantas veces seguidas mientras se
emborrachaba haciendo el asado que yo tenía que escaparme al jardín.
-Pero anoche no estaba
borracho. Y de golpe me dijo que lo único
que hizo en la vida fue aprender a
lamer como un perro los pisos del palacio del Espíritu Santo y que esa era la
única limpieza que le interesaba.
-¿Pero qué averiguaste
de Senel?
-No hay mucho nuevo
para averiguar, mamá. Y además fui a visitar al tío porque le había prometido
que iba a ser la primer persona en escucharme tocar Oración por todos. Así que achicá el paño.
-Y dale con las
oraciones.
3
-¿Pero por que no te
morís, canario puto? -aulló el doctor Rabí en dirección al Toyota Corolla.
-¿Quién mierda te creés que sos?
Y cruzó San Marino con
luz amarilla y estacionó en la cola que había en la estación de nafta de Rivera
y Bolivia.
-Ojo que ese tipo
parece peligroso -torció el perfil querúbico Senel hacia el zigzagueo del coche
que había quedado trancado en el semáforo y ahora parecía esperarlos emboscado entre
los eucaliptos.
-Me chupa un huevo -se
aplastó el sudor el hombre ancho con un pañuelo muy apelotonado. -El diablo me
chupa un huevo.
Entonces el muchacho
prendió otro cigarrillo y se puso a hojear el lujoso tomo de ediciones Vergara hasta
que leyó:
-El alma que está unida con Dios, el demonio le teme como al mismo Dios.
-Pa. ¿Ya te leíste todo
el ladrillo o empezaste a picotearlo por atrás?
-Es que estas mil
páginas te leen ellas a vos. San Juan de la Cruz escribió poquísimos poemas y
después se dedicó a explicarlos. Debe
ser el único poeta en la historia que hizo eso. Y lo que te acabo de leer es uno
de los Puntos de amor, que a veces
son dichos o avisos de una sola frase.
En ese momento a Rabí
le tocó avanzar hasta el surtidor y mientras les llenaban el tanque Senel leyó:
-La tercera cautela derechamente contra el demonio es que de corazón procures
siempre
humillarte en la palabra y en la obra, holgándote del bien de los otros como del de ti mismo y queriendo que
los antepongan a ti en todas las cosas, y esto con verdadero corazón; y de esta
manera vencerás el bien en el mal, y echarás lejos al demonio, y traerás
alegría de corazón. Y esto procura ejercitar más con los que menos te caen en
gracia.
-Mirá: el canario sigue
allí esperándonos frente a la placita -levantó las facciones verdosas hacia el
retrovisor el hombre vestido con el uniforme del SUAT. -Lo que no puedo
perdonarme es que al enterarme de que me habían robado el auto me sentí peor
que cuando perdimos a la muchacha embarazada.
-¿Por qué no agarrás por
Harwood para bajar hasta el convento?
Entonces el doctor
acarició una estampa de la Virgen que su chofer llevaba pegada sobre el volante
y murmuró:
-Eso que acabás de leer
me cayó como el culo.
-Estás muy cansado,
gordo.
-Y pensar que Jerónimo
tiene el corazón en un hilo y el otro día me dijo que cada día se siente más agradecido
por todo lo que le va pasando en la
vida. ¿A eso le llaman tener el alma
unida con Dios?
-Y dicen que hasta a
los elegidos les cuesta toda la vida llegar a esa unión.
Ahora el naftero
acababa de limpiar el parabrisas y el doctor Rabí salió por el costado de la estación
que daba a Almirante Harwood.
4
-Jerónimo dice que el
primer sueño lo tuvo el mes pasado -contó Poli contemplando el póster de la
película Casiopea, donde su madre
había hecho el ya célebre desnudo de la
playa. -Estaba en una camilla con ese
ponchito que te ponen antes de anestesiarte y había gente de la familia
alrededor.
-¿No te dijo si yo
estaba? -sonrió Brenda.
-Creo que sí. Y él sentía
que lo llevaban a hacer una especie de viaje
muy importante y que de repente venía el gordo a darle besos como cuando eran
chicos y entonces se dio cuenta de que iba a
parir.
-¿A parir?
-Tal cual -volvió a
carcajear deslumbradamente la chiquilina mientras redondeaba un gran gesto
sobre su barriga. -Y entonces entendió que ya había terminado de crecerle la costilla celeste, como la llama Abel
Rosso.
-¿La costilla celeste?
-La mujer interior,
mamá.
-Ah, ya empezamos con
los pires de Jung. Eso me atomiza más que los delirios de Gilberto Gil.
-Bueno, pero él dice
que se despertó en el cielo.
-Qué familia de locos
-se acercó a clavar el rostro Brenda en la magnolia de la Más Dimensión.
-Pero anteayer tuvo un
sueño más impresionante, todavía -volvió a agarrar la guitarra Poli para
arpegiar aboleradamente el principio de Oración
por todos. -Porque al final se le aparecía una criatura preciosa que los
miraba riéndose a él y a su mujer interior y recién al despertarse se dio
cuenta de que habían tenido un hijo.
-Y cómo era la mujer.
-Eran varias, pero a la
que él distinguía bien era a una compañera de liceo que casi lo vuelve loco.
-Ah. Loreley Rial
-empezó a divertirse Brenda. -A mí me contó un romance que tuvieron con esa
chiquilina en Porto Alegre. Jerónimo la fue hipnotizando con poemas y como en
el viaje que hicieron con la clase le vino hasta un cólico de adoración terminaron
siendo novios tres días. Después ella le dijo que lo único que había sentido
era piedad.
En ese momento sonó el
teléfono y la mujer botticelliana saltó rezongando:
-Ese debe ser su tu
padre, que tendría que haber llegado hace como dos horas. Estas guardias
maratónicas lo van a destrozar.
Poli siguió tocando Barrios
como si realmente orara y cuando su madre colgó agarrándose la cabeza se puso
muy pálida:
-Qué pasó.
-Nos robaron el auto de
madrugada y ahora la policía ni siquiera puede localizar al gordo. ¿Esta
también será una Orden del Señor?
-Andá a cagar, mamá.
5
-A mí también me
gustaría hablar con algún doctor carmelita para pedirle que me enseñe a morir
-murmuró el hombre ancho cuando empezaron a avanzar por el boulevard rodeado de
mansiones que desembocaba en Cooper.
-Estás dramático.
-Soy. Y pensar que Jerónimo dice que todos los médicos que
reanimamos gente tenemos vocación de santos.
-Es que vos no te das
cuenta cómo te cambia la cara cuando estás adelante de un paciente, gordo
-prendió otro cigarrillo Senel.
-¿Y vos pensás
conversar con ese tal Aniano echando humo como la chimenea de la ANCAP? Te va a
echar.
-Pa. Tenemos visita.
Ahora el Toyota Corolla
se les iba acercando descontroladamente y Rabí contempló la estampita de la
Virgen con las facciones infantilizadas por un horror celeste:
-Pero me cago en mi putísima
vida. Se ve que este pelotudo estuvo esperando que saliéramos por Rivera y al
pegar la vuelta para acá quedó trancado en el semáforo de Bolivia.
El muchacho tiró el
Nevada por la ventanilla y apoyó el rulerío dorado sobre el libraco moviendo
imperceptiblemente los labios.
-A ver -se les apareó
tocando bocina el hombre treintón que se había camuflado con unos Ray-Ban Aviator sin armazón de película
de gángsters. -Repetí lo que me gritaste hace un rato si tenés huevos, puto.
El doctor trató de
sonreír y murmuró:
-Tranquilo, hijito. A
estos guapos con golilla les gusta compadrear.
Ahora Senel tenía la
boca apoyada en el libro y de golpe contempló al pit bull y se puso más verdoso
que su padre:
-No te va a dar el
tiempo de llegar al convento sin sacártelo de arriba.
Entonces Rabí frenó y
apagó el motor en la esquina de Zepita y cuando el engominado se le estacionó
adelante y ya empezaba a bajarse del Toyota remangándose como para boxear volvió
a arrancar torciendo hacia Rivera.
-Mirá cómo se fue al
amague, el canario boludo. Ahora nos metemos en las callecitas que hay cerca de
la rambla y que termine sacándose la leche con el cancerbero, diablo de mierda.
-Pero vos lo insultaste
mal después que nos tocó los bocinazos en General Paz, viejo. Disculpame.
-Viejo me gritó él a mí -rodeó la plaza de Blanes Viale el doctor
haciendo chirriar los neumáticos hasta que olieron a quemado y cuando pudo
perder de vista al Toyota torciendo por Yamandú Rodríguez resopló: -Es que me
tengo miedo a mí mismo, Senel. Porque lo que tendría que demostrarle a este
caracagada es que me alcanzan dos golpes de karate para matarlo. ¿Entendés?
-Te gritó nada más que veterano.
6
-Lo único que quisiera
saber es si Jerónimo le regaló ese libro a Senel y ahora lo mandó a hablar con
el teólogo para que se decida del todo a
hacerse cura -apoyó la frente Brenda sobre el ventanal muy dorado y de
repente se le histerizó la voz como en una telenovela. -Ya sabemos que ellos tienen línea directa con Dios desde que
nacieron pero esto pone en juego una vida. Es mi hijo, carajo.
-¿Y por qué no se lo
preguntás vos?
-No me animo. Sería
como preguntarle a Salinger por qué Seymour Glass termina suicidándose y le
caga la vida a toda la familia.
-Pero cuando leés a
Salinger sentís que creés en Dios.
-Sí. Lamentablemente.
Pero después que cierro la tapa de Franny
y Zooey dejo de creer al toque. Y vuelvo a sentir de golpe que la vida es
una tortura de mierda. ¿Podés parar de tocar un poco mientras hablás?
Poli interrumpió la
obra golpeando rabiosamente las cuerdas al aire pero enseguida contempló la
magnolia y explicó con suavidad:
-Es que esta obra me
hace sentir que hay alguien más que yo tocándola. ¿Entendés?
Y vos sabés muy bien que yo tampoco me fumo ninguna sanata mística. ¿Alguna vez
Jerónimo te dijo que se considera un poeta fracasado?
-Que no joda -desempañó
el vidrio goteante la mujer-muchacha que parecía una réplica de Simonetta
Vespucci. -Él sabe que es un genio desde que nació, mijita.
-Y sin embargo anoche
me leyó un poema de un tal Leonard Cohen que casi me hace llorar. Me lo traje
copiado.
-Pero no me lo leas,
por favor.
-A ellos parece que les
doliera mucho no tener ese éxito de mierda que persiguieron toda la vida
Carlevaro o Benedetti, pero lo que les duele de verdad es saber que están
condenados a repartir la verdadera fe
nada más que a muy poca gente -guardó la guitarra Poli.
-No creo que Salinger
sienta lo mismo.
-Salinger dejó de publicar
porque la barra de los Capote and. Co. ya había empezado a tratarlo de
delirante desde que apareció Franny y
Zooey y eso lo hizo pelota. Además de que él siempre fue un desequilibrado
más insoportable que el tío Jerónimo.
-¿Y si vos te vas a
Viena y Senel entra en el seminario cómo hago yo para vivir con mis tres hijos
perdidos? -caminó hasta la repisa Brenda contemplando la foto que estaba al
lado de la magnolia de la Mas Dimensión.
-Acordate que en Casiopea te animaste a aparecer mirando a
Jesús con los pezones como si te sintieras más
eterna que una estrella.
-Sí. Pero lo hice
obligada por un guión y no pienso volver a filmar nunca más.
-Pero le pudiste
repartir fe a todo este país de mierda con más cojones que el Negro Jefe. A mí
me da vergüenza que no te sientas
agradecidísima por haber filmado eso.
-Es que a mí nunca me
enseñaron ni a agradecer ni a perdonar -terminó por lamerse una lágrima la
mujer de ojos de oro.
7
El Toyota los descubrió
cuando cruzaba la esquina de Canadá y pegó un arrancón que lo hizo montar un
neumático en la vereda.
-Qué lo parió -ya ni
trató de acelerar Rabí y Senel volvió a apoyar la boca en las Obras escogidas de San Juan de la Cruz.
-Este tipo está muy enfermo.
-A ver, cagón -se les
apareó el hombre de lentes gangsteriles. -Bajá de una vez que te voy a enseñar
lo que es ser macho.
Entonces el doctor
aminoró mucho la marcha y torció la cabeza endurecidamente:
-Vamos hasta una
seccional y arreglamos las cosas en paz, si querés.
-Ah, ¿sos miliquero,
arriba? ¿Recién querías pelear y ahora precisás que te defienda la cana como a
una vieja?
-Él es un hombre bueno,
señor -gritó Senel de golpe.
-Chupame un huevo,
guacho. A tu viejo le voy a romper la trompa y a vos te voy a hacer montar por
el perro.
-A nosotros nos están
esperando en un convento y no pienso bajar -empezó a perder la firmeza de la voz Rabí. -Peleate solo, si
querés.
-¿Un convento?
-carcajeó el hombre. -Era lo que faltaba. Al convento vas a ir si yo quiero,
jetón.
-Pedile perdón, papá
-murmuró Senel.
El hombre de pañoleta
fucsia empezó a cerrarles el camino como en las persecuciones jolivudenses y al
llegar a la rambla tuvieron que frenar del todo.
-A ver cómo zafás ahora,
matasanos garqueta -se acercó a la ventanilla opuesta al volante el engominado,
superponiéndose a la abismalidad asesina del pit bull. -Vas a tener que rezar
mucho para no terminar sangrando por el orto.
-Bueno -se aclaró el
pecho chillonamente el doctor. -¿Qué querés? ¿Que te pìda disculpas? Ta: te
pido disculpas por haberte insultado.
Entonces el hombre de
cabeza brillante levantó los brazos con las manos agarradas como un campeón
automovilístico en el podio y se perdió enseguida por la rambla tocando tres
bocinazos.
-¿A qué hora te
esperaban en San José de la Montaña? -pareció preguntarle el doctor a la
estampita de la Virgen.
-Estamos a tiempo.
Tranqui.
-¿Y de dónde lo conoce
Jerónimo a ese padre Aniano?
-Me parece que se
hicieron amigos en un retiro que hubo en Atlántida. ¿Te diste cuenta que a ese pobre
tipo le hacía falta que le pidieran perdón? Andá a saber las cosas que tuvo que
aguantar en la vida, aunque sea millonario.
-Sí. Se puso feliz.
-Eso pasa cuando
aparece el Espíritu Santo.
El hombre ancho y el
muchacho con complexión de garza no volvieron a hablar hasta que llegaron al
convento.
-Gracias por ser bueno,
papi -le dio un beso Senel al doctor antes de bajarse.
8
-¿Pero por qué no me
podés contar lo que les pasó? -se alarmó Brenda en el teléfono dos horas
después, cuando Poli ya se había ido a lo de Olga Pierri y Senel estaba tirado
al sol en el pasto del fondo. -¿Y al auto por lo menos te lo dejaron sano?
-Sí. Lo usaron nada más
que para robar y apareció cerca del estadio de Danubio. ¿Cómo llegó Senel del
convento?
-Hecho una seda. Recién
lo viché desde la cocina y parece que estuviera viendo todas las estrellas que no sabemos mirar de día, como le gusta
decir a tu hermano. Y no está fumando, gordo.
-Gracias a Dios.
La actriz botticelliana
contempló la magnolia de la Más Dimensión con una paz dorada pero de golpe se
volvió a encrespar:
-Yo sigo sin entender
cómo podés decir que mientras iban al convento aprendiste la lección más terrible
de tu vida y ahora te sentís tan bien.
-De eso preferiría
hablar cuando llegue a casa. Pero te puedo contar algo que nunca supiste sobre
la vocación de Senel. Algo que nos pasó una tarde mientras íbamos caminando
juntos por las playitas de Valizas. Parece una pavada, pero él me dijo que
quería ser cura después que vimos a Baloma Regusci saliendo en topless del
agua. Y me lo dijo justo cuando ella se bajó el bikini para escurrirse la arena
y lo miró muy fijo. Senel dice que fue en ese momento que empezó a adorar para
siempre a la Virgen.
-¿Y Poli sabe eso?
-apoyó la frente y los pezones sobre el ventanal la mujer que revolucionó el
cine uruguayo.
-Sí, claro que lo sabe.
-Pero qué guacha
podrida que es. Así que yo sigo siendo la hija de la pavota.
-Es que pensamos que
ese cuento te iba a poner peor.
-Tenés razón -le sonrió
Brenda a la luz del jardín. -¿Vos sabías que tu hermano se considera un fracasado porque no pudo repartirle el tesoro eterno a todo el mundo?
-Bueno, yo creo que eso
nunca lo pudo hacer ningún hombre.
-¿Y entonces por qué
joden tanto con que Jesús era un hombre igual que cualquiera?
-Es que Jesús tampoco
pudo hacerlo, mi amor. Pero después que lo crucificaron y perdonó a toda la humanidad cambió al mundo para siempre.
-Lástima que yo nunca voy
a poder creer en eso, gordo. Voy a morirme triste.
-Perdón -estornudó
varias veces el doctor. -Me agarré una gripe macha.
-¿Y además por qué
nadie nos explica cómo se hace para creer,
carajo?
-Bueno -se sonó los
mocos grotescamente Rabí. -El tango dice que primero hay que saber sufrir.
-¿Pero no te acordás
que ese tango termina como el culo?
-Y sin embargo mi
hermano dice que está lleno de Espíritu Santo. Igual que Casiopea.
Entonces Brenda se
acercó al perfume de la Más Dimensión dando una especie de paso de baile y
colgó murmurando:
-Gracias.
¿Venís a mediodía?
Cuartel artiguista de
la calle Lepanto / 2016
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