ANA RHOGIO
SERENA, EL HADA
TEJEDORA
(cuento para
peques niñas)
Ese día había un temblor de brisa y la aurora se anunció
envuelta en reflejos de oro.
Adentro
de una flor rosada, dormía una gota de rocío. El sol la amó y la transformó en
luz.
Así nació Serena, la bella.
Creció junto a sus hermanas adorando la primavera, alimentándose
de néctar y volando con colibríes y mariposas.
Era amiga de duendes, sílfides y gnomos, y en un rincón del
pinar celebraban las alegres fiestas de la luna clara, cantando antiguas
músicas acompañadas de guitarras y panderetas.
La primavera caminó despacio, llegó el verano y la
naturaleza cambió.
Un día se acercó a la playa: la enamoraron brillantes
cuarzos de arena y aquella interminable extensión verdiazul de vientos
salobres.
Las gaviotas planeaban en el espacio añil con llamados
piquiagudos desde el amanecer hasta el crepúsculo y el sabor a espumas blancas
que había en el aire se le pegó en los labios.
Se quedó allí hasta el fin del verano, y vio con tristeza la
muerte de las flores y la partida de las golondrinas, pero la amable calidez
del otoño la confortó hasta que sintió el frío del cielo oscuro, nubosamente
gris y tuvo que plegar las alas intentando abrigarse.
Sus hermanas ya no estaban. Desorientada y perdida en la
niebla no supo adónde ir, porque ya no existía el mágico y feliz escenario
donde había nacido.
Pocos días después cayeron copos de nieve. Estornudó ante lo
desconocido, se acurrucó y se tapó con hojas secas adentro de un tronco hueco.
-Qué pena. Yo que amo tanto la vida estoy tan débil que
seguramente mañana moriré -murmuró mientras se dormía.
Pero la despertó mimándola con una suave caricia el Hada Mayor,
y le dijo:
-Vení. Pasarás el invierno en un buen refugio y al calor
del fuego, trabajando para ayudar a los más.
Después la llevó a una gruta con ventanas avitraladas a
través de la que se veía una importante chimenea encendida, gran cantidad de
coloridas lanas y un enorme telar:
-Aprenderás a tejer mucha ropa y se la llevarás a los que
tienen frío.
-¿Es muy difícil?
-Sí, pero tú sos muy inteligente y aprenderás en cuanto te
enseñe.
Así fue. Y pasaba horas en el telar acompañada de una
encantadora familia de ratones que al principio la miraban tímidos desde sus
madrigueras hasta que se hicieron sus amigos.
Y mientras conversaban en los ratos de descanso talló una
flauta talló una flauta en una caña para tocar las canciones que recordaba de
las fiestas del pinar y bailaban todos juntos.
A medida que iba hilando las prendas salía antes del
amanecer y las dejaba en los umbrales como dones del paraíso.
El largo invierno llegó despaciosamente a su fin y ella lo
supo porque los rayos de su padre traspasaron los vitrales iluminándola con
topacios, rubíes, esmeraldas y aguamarinas.
Entonces volvió a vestirse de primavera, cerró la puerta de
su gruta hasta el próximo invierno y salió al encuentro de su familia para ir
otra vez a las fiestas de la luna clara.
Ahora, muy a menudo, suele tomar el té con su
gran amiga la buena bruja Thera.
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