EL MUNDO NARRATIVO DE FELIPE POLLERI
por Jorge Pérez
(El
Informador)
GUADALAJARA, JALISCO (21/OCT/2015)
Tusquets publicó 'La inocencia y Gran
ensayo sobre Baudelaire', dos novelas breves reunidas en un solo volumen del
escritor uruguayo Felipe Polleri (Montevideo, 1953).
Libros de un estilo vertiginoso, los textos de Polleri presentan a los protagonistas expuestos a situaciones adversas: la recreación histórica del célebre poeta Charles Baudelaire y sus fracasos, o el protagonista de La inocencia, criado en un entorno social de aislamiento de la cruda realidad, con personajes pesadillescos (su familia) a su alrededor.
El autor de doce libros de narrativa
está presente en nuestro país para participar en la presente edición del 'Hay
Festiva'l en la Ciudad de México. A propósito de su visita, charlamos con el
autor sobre la publicación de sus libros en México y su obra.
Podríamos comenzar con Gran ensayo
sobre Baudelaire (2006), publicada antes que La inocencia (2012): me gustaría que abundaras sobre la imagen de
Baudelaire y los vínculos estilísticos entre ambas obras.
Baudelaire es un viejo amor de mi vida,
en el sentido en que siempre lo admiré y lo leí. Se dio la casualidad de que en
un momento leí una pequeña biografía, lo traía en la cabeza. Para mí los
escritores son como personas a veces más vivos que las personas que tengo
alrededor. Me interesó Baudelaire como poeta maldito. Traté de crear un
Baudelaire visto por sí mismo, cómo vivió toda esa serie exagerada, a veces
hasta el ridículo, de todas las situaciones de fracaso. El título de Gran
ensayo es en broma.
En cuanto a recursos estilísticos son
los mismos que aparecen en todos mis libros. Fragmentos tratando de llevar la
temperatura del mundo, inventando y no esa vida de Baudelaire, basándome a
veces en datos reales y cosas que obviamente son imaginarias.
Aunque el Gran ensayo sobre
Baudelaire se sitúa en otra época, al igual que La inocencia hay una crítica al entorno social, son temas actuales,
¿por qué decides narrar con ese enfoque?
El tema de esta clase media alta, de la
burguesía alejada del mundo, esa inocencia que sufre el personaje de no saber
nada, de cómo es la vida real porque vive en una especie de campana de barrio. Cómo
va saliendo de toda esa vida tan restringida, tan pautada por el buen gusto, el
mal gusto, los modales, todo ese tipo de cosas. Para escribir el libro me
acordé de todas esas cosas, cuentos, historias... quise recrear lo que había
sido, lo que era cuando era chico ese barrio, por supuesto también yo con humor
negro y llevando las cosas hasta el extremo.
En La inocencia vemos un juego
con la iconografía: pequeñas viñetas, dibujos que retratan una desfiguración de
los personajes, ¿qué papel tienen dentro de tu narrativa?
Cuando me canso de escribir me pongo a
hacer dibujos, sin ninguna pretensión artística. A veces siento que dialogan
con el texto y los pongo. Algunas cosas, es algo medio inconsciente. Escribir
es mucho más duro, los dibujos son una serie de descanso que a veces se integra
al libro. No tengo pretensiones de artista plástico ni nada.
Hay otros escritores que tuvieron la misma práctica, pienso en Fiódor
Dostoyevski o James Joyce, ¿te identificas?
No, los personajes los tengo claros en
la cabeza. Los dibujos son un plus, los personajes están en el texto realmente.
No utilizo los dibujos para delinear a los personajes, sino como contrapunto,
como una especie de juego sumado a otro juego. Lo que yo escribo es bastante
serio, por no decir duro o brutal. Lo utilizo como una especie de contrapunto o
juego. No le doy mucha importancia. Lo que tiene importancia es el texto. En
algunos libros sí tiene otro nivel, en el caso de La inocencia es una
caricatura, un chiste.
¿Y cómo delineas a tus personajes?
Yo pienso que todos
tenemos adentro un montón de personas más, sólo dejamos salir a la más sociable
o agradable. Pero las otras existen y presionan, o a mí me presionan. La
literatura es la manera que tengo de que esas personas que sé que son
desagradables, violentos o muy críticos, que tengan vida, que yo pueda tener
una vida más completa, que saquen la presión: Cuando termino un libro siento
que estoy más liviano, que me saqué uno de estos personajes complicados de
adentro, y que ahora vive en un libro y dialoga con la gente.
¿Qué lugar ocupan La inocencia y Gran ensayo
sobre Baudelaire dentro de toda tu obra?
Yo lo veo como una
sola obra, donde me exploro a mí mismo, hago una introspección, proyecto
personajes que de alguna manera tienen aspectos míos, y lo veo como una
continuidad que va a terminar cuando yo me muera. Siento que en realidad es un
solo libro, si se desplegaran todos los personajes se podría incluso hacer una
especie de mapa de las relaciones entre uno y otro, como esas figuras que
recortas de una hoja y luego la despliega y salen varios. Yo lo veo así, veo
las relaciones, capaz de que el lector no. Todos tienen que ver conmigo, son
mis personajes, los quiero, digamos... son parte mía. De ninguna manera son
letra muerta. Yo lo siento
¿Qué escritores frecuentas, a quiénes consideras
tus influencias?
Hay tantos, he leído
toda mi vida. Siempre traté de aprender. Hablaría desde la novela negra, hasta
Baudelaire, Rulfo, a estas alturas ya no lo sé. Llegó un momento en donde
encontré mi propia voz y la desarrollé. Los libros nacen de los libros, de la
admiración que uno tiene por los libros, uno quiere hacer algo parecido.
Hacerle sentir al
lector lo que uno sintió cuando leyó a determinados autores, a Dostoyevski,
para poner un ejemplo de los autores rusos. Pero uno se pone a hacer la
comparación y renquea, primero porque Dostoyevski era mil veces mejor que yo,
pero la literatura rusa, Dostoyevski, sería ejemplos de influencia importante.
Se dice que perteneces a un grupo literario en
Uruguay, Los raros, ¿podrías hablarnos de ello?
Eso de los raros es
una especie de etiqueta. En Uruguay como la literatura no se le da ninguna
recompensa, los escritores que hay somos escritores raros. No hay escuelas, no
hay generación, se inventan pero no existen. La historia de la literatura
uruguaya es un poco gente que quería escribir, desde Quiroga, Felisberto
Hernández, Mario Levrero... gente que sencillamente escribió sola, por eso son
como 'los raros': no pertenecen, no están en grupos ni escuelas. Todos somos
raros, ser escritor en Uruguay es raro, los más valiosos generalmente han sido
los más solitarios y los más raros. Empezando por Lautréamont y hasta Mario
Levrero, que murió hace poco. Eso de los raros es una etiqueta que esconde un
'en lugar de estudiarlo vamos a decir que es otro raro más'. A veces no se
conocen entre sí, no trabajaron juntos, están en generaciones distintas. Es un
poco una etiqueta, no más que eso. Ser escritor uruguayo es una cosa rara, por
lo poco ventajosa, digamos. Tiene que ser una vocación muy fuerte, y la gente
que tiene una vocación muy fuerte generalmente son porque tiene algo que decir,
entonces es gente rara.
Me recuerda a lo que Ernesto Sábato decía sobre los escritores y sus obsesiones: entre menos obsesiones tuvieran su obra se vería más beneficiada. ¿Concuerdas con esto?
Sí, yo pienso que
escriben sobre dos o tres obsesiones, no más. Es un poco lo que pasa. A lo que
voy: se entiende, en México los escritores son recompensados, son becados, los
tratan bien. En Uruguay es lo opuesto, el que escribe es porque está muy
motivado por sus obsesiones, por lo que quiere decir, porque no encuentra otra
manera de vivir más que escribiendo. Para ser escritor en Uruguay hay que
apechugar con un montón de problemas, y no todos están dispuestos.
LA PALABRA DEL
EDITOR
Martín Solares,
editor de Tusquets, se expresó de Polleri y su obra: 'Uno brinca de gusto
cuando descubre manuscritos como el de Polleri: cuando hablo de autores de
culto me refiero a libros como los de Felipe Polleri. El los llama literatura
acorralada: dice que elige a los personajes más vulnerables que puede
encontrar, en los momentos más delicados de sus vidas, en los que están contra
las cuerdas. En ese momento cuando están obligados a defenderse contra las
burlas y la ignominia de la humanidad les da la palabra y en ese momento
empiezan sus novelas. Son mitad manifiesto artístico y mitad narración
subyugante de la que no te puedes desprender. Cada que terminó de leer un libro
suyo tengo el impulso muy fuerte de poner sobre la mesa y mandárselo a otros
lectores para que podamos empezar una conversación sobre él.
Lo comparan con César Aira
y Roberto Bolaño, era el mejor amigo de Mario Levrero, quien falleció
recientemente. Ha sido maestro de jóvenes narradores del cono Sur. En los
siguientes meses se publicarán libros de Polleri en México. Es uno de los
grandes narradores vivos que no nos podemos perder, hace una crítica
directa a la burguesía latinoamericana'.
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