6/8/17

EL MUNDO NARRATIVO DE FELIPE POLLERI


por Jorge Pérez



(El Informador)



GUADALAJARA, JALISCO (21/OCT/2015)



Tusquets publicó 'La inocencia y Gran ensayo sobre Baudelaire', dos novelas breves reunidas en un solo volumen del escritor uruguayo Felipe Polleri (Montevideo, 1953). 


Libros de un estilo vertiginoso, los textos de Polleri presentan a los protagonistas expuestos a situaciones adversas: la recreación histórica del célebre poeta Charles Baudelaire y sus fracasos, o el protagonista de La inocencia, criado en un entorno social de aislamiento de la cruda realidad, con personajes pesadillescos (su familia) a su alrededor.


El autor de doce libros de narrativa está presente en nuestro país para participar en la presente edición del 'Hay Festiva'l en la Ciudad de México. A propósito de su visita, charlamos con el autor sobre la publicación de sus libros en México y su obra. 



Podríamos comenzar con Gran ensayo sobre Baudelaire (2006), publicada antes que La inocencia (2012): me gustaría que abundaras sobre la imagen de Baudelaire y los vínculos estilísticos entre ambas obras.



Baudelaire es un viejo amor de mi vida, en el sentido en que siempre lo admiré y lo leí. Se dio la casualidad de que en un momento leí una pequeña biografía, lo traía en la cabeza. Para mí los escritores son como personas a veces más vivos que las personas que tengo alrededor. Me interesó Baudelaire como poeta maldito. Traté de crear un Baudelaire visto por sí mismo, cómo vivió toda esa serie exagerada, a veces hasta el ridículo, de todas las situaciones de fracaso. El título de Gran ensayo es en broma.


En cuanto a recursos estilísticos son los mismos que aparecen en todos mis libros. Fragmentos tratando de llevar la temperatura del mundo, inventando y no esa vida de Baudelaire, basándome a veces en datos reales y cosas que obviamente son imaginarias.



Aunque el Gran ensayo sobre Baudelaire se sitúa en otra época, al igual que La inocencia hay una crítica al entorno social, son temas actuales, ¿por qué decides narrar con ese enfoque?



El tema de esta clase media alta, de la burguesía alejada del mundo, esa inocencia que sufre el personaje de no saber nada, de cómo es la vida real porque vive en una especie de campana de barrio. Cómo va saliendo de toda esa vida tan restringida, tan pautada por el buen gusto, el mal gusto, los modales, todo ese tipo de cosas. Para escribir el libro me acordé de todas esas cosas, cuentos, historias... quise recrear lo que había sido, lo que era cuando era chico ese barrio, por supuesto también yo con humor negro y llevando las cosas hasta el extremo.



En La inocencia vemos un juego con la iconografía: pequeñas viñetas, dibujos que retratan una desfiguración de los personajes, ¿qué papel tienen dentro de tu narrativa?



Cuando me canso de escribir me pongo a hacer dibujos, sin ninguna pretensión artística. A veces siento que dialogan con el texto y los pongo. Algunas cosas, es algo medio inconsciente. Escribir es mucho más duro, los dibujos son una serie de descanso que a veces se integra al libro. No tengo pretensiones de artista plástico ni nada.



Hay otros escritores que tuvieron la misma práctica, pienso en Fiódor Dostoyevski o James Joyce, ¿te identificas?



No, los personajes los tengo claros en la cabeza. Los dibujos son un plus, los personajes están en el texto realmente. No utilizo los dibujos para delinear a los personajes, sino como contrapunto, como una especie de juego sumado a otro juego. Lo que yo escribo es bastante serio, por no decir duro o brutal. Lo utilizo como una especie de contrapunto o juego. No le doy mucha importancia. Lo que tiene importancia es el texto. En algunos libros sí tiene otro nivel, en el caso de La inocencia es una caricatura, un chiste.



¿Y cómo delineas a tus personajes?
                                                                                           


Yo pienso que todos tenemos adentro un montón de personas más, sólo dejamos salir a la más sociable o agradable. Pero las otras existen y presionan, o a mí me presionan. La literatura es la manera que tengo de que esas personas que sé que son desagradables, violentos o muy críticos, que tengan vida, que yo pueda tener una vida más completa, que saquen la presión: Cuando termino un libro siento que estoy más liviano, que me saqué uno de estos personajes complicados de adentro, y que ahora vive en un libro y dialoga con la gente.



¿Qué lugar ocupan La inocencia y Gran ensayo sobre Baudelaire dentro de toda tu obra?



Yo lo veo como una sola obra, donde me exploro a mí mismo, hago una introspección, proyecto personajes que de alguna manera tienen aspectos míos, y lo veo como una continuidad que va a terminar cuando yo me muera. Siento que en realidad es un solo libro, si se desplegaran todos los personajes se podría incluso hacer una especie de mapa de las relaciones entre uno y otro, como esas figuras que recortas de una hoja y luego la despliega y salen varios. Yo lo veo así, veo las relaciones, capaz de que el lector no. Todos tienen que ver conmigo, son mis personajes, los quiero, digamos... son parte mía. De ninguna manera son letra muerta. Yo lo siento



¿Qué escritores frecuentas, a quiénes consideras tus influencias?



Hay tantos, he leído toda mi vida. Siempre traté de aprender. Hablaría desde la novela negra, hasta Baudelaire, Rulfo, a estas alturas ya no lo sé. Llegó un momento en donde encontré mi propia voz y la desarrollé. Los libros nacen de los libros, de la admiración que uno tiene por los libros, uno quiere hacer algo parecido. 



Hacerle sentir al lector lo que uno sintió cuando leyó a determinados autores, a Dostoyevski, para poner un ejemplo de los autores rusos. Pero uno se pone a hacer la comparación y renquea, primero porque Dostoyevski era mil veces mejor que yo, pero la literatura rusa, Dostoyevski, sería ejemplos de influencia importante.



Se dice que perteneces a un grupo literario en Uruguay, Los raros, ¿podrías hablarnos de ello? 



Eso de los raros es una especie de etiqueta. En Uruguay como la literatura no se le da ninguna recompensa, los escritores que hay somos escritores raros. No hay escuelas, no hay generación, se inventan pero no existen. La historia de la literatura uruguaya es un poco gente que quería escribir, desde Quiroga, Felisberto Hernández, Mario Levrero... gente que sencillamente escribió sola, por eso son como 'los raros': no pertenecen, no están en grupos ni escuelas. Todos somos raros, ser escritor en Uruguay es raro, los más valiosos generalmente han sido los más solitarios y los más raros. Empezando por Lautréamont y hasta Mario Levrero, que murió hace poco. Eso de los raros es una etiqueta que esconde un 'en lugar de estudiarlo vamos a decir que es otro raro más'. A veces no se conocen entre sí, no trabajaron juntos, están en generaciones distintas. Es un poco una etiqueta, no más que eso. Ser escritor uruguayo es una cosa rara, por lo poco ventajosa, digamos. Tiene que ser una vocación muy fuerte, y la gente que tiene una vocación muy fuerte generalmente son porque tiene algo que decir, entonces es gente rara.



Me recuerda a lo que Ernesto Sábato decía sobre los escritores y sus obsesiones: entre menos obsesiones tuvieran su obra se vería más beneficiada. ¿Concuerdas con esto?



Sí, yo pienso que escriben sobre dos o tres obsesiones, no más. Es un poco lo que pasa. A lo que voy: se entiende, en México los escritores son recompensados, son becados, los tratan bien. En Uruguay es lo opuesto, el que escribe es porque está muy motivado por sus obsesiones, por lo que quiere decir, porque no encuentra otra manera de vivir más que escribiendo. Para ser escritor en Uruguay hay que apechugar con un montón de problemas, y no todos están dispuestos.



LA PALABRA DEL EDITOR 



Martín Solares, editor de Tusquets, se expresó de Polleri y su obra: 'Uno brinca de gusto cuando descubre manuscritos como el de Polleri: cuando hablo de autores de culto me refiero a libros como los de Felipe Polleri. El los llama literatura acorralada: dice que elige a los personajes más vulnerables que puede encontrar, en los momentos más delicados de sus vidas, en los que están contra las cuerdas. En ese momento cuando están obligados a defenderse contra las burlas y la ignominia de la humanidad les da la palabra y en ese momento empiezan sus novelas. Son mitad manifiesto artístico y mitad narración subyugante de la que no te puedes desprender. Cada que terminó de leer un libro suyo tengo el impulso muy fuerte de poner sobre la mesa y mandárselo a otros lectores para que podamos empezar una conversación sobre él. 


Lo comparan con César Aira y Roberto Bolaño, era el mejor amigo de Mario Levrero, quien falleció recientemente. Ha sido maestro de jóvenes narradores del cono Sur. En los siguientes meses se publicarán libros de Polleri en México. Es uno de los grandes narradores vivos que no nos podemos perder, hace una crítica directa a la burguesía latinoamericana'.

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