6/8/17

HUGO GIOVANETTI VIOLA


HABEMUS CIELO



UNO: SOPA DE HORROR



SEGUNDA ENTREGA



5



Senel Rabí tocó timbre en el cuartelito artiguista cuando la luna ya ascendía entre los focos de mercurio de la calle Lepanto.

-Al final mi madre pudo desenterrarlo durante la mudanza -le alcanzó un cassette el párroco de San Alejandro a Abel Rosso, vichando deslumbradamente los cuadros que superpoblaban la pieza delantera con kichenet del apartamento muy corroído por la humedad. -¿Ese es tu padre?

-Isabelino Pena retratado por Gurvich en el 53, con gacho de detective y todo.

-Un día tenés que llevarme de visita a lo de tu tío Pirín. Jerónimo decía que en los campamentos de la sierra recién pudo imaginarse lo que debe haber sido la subida al Tabor.

-Y ahora que mi tío está en la parrilla yo recién puedo entender lo que es la verdadera santidad.

Después el hombre calvo y barbudo hizo funcionar el cassette y escucharon una grabación sin mezclar de la Canço del Lladre, registrada en los 80 por Cristina Fernández y Ana Inés Zeballos.

-Pa, qué PAX-LUX tremenda -suspiró Abel Rosso contemplando un proyecto de vitral crístico constructivo que le había regalado Giovanetti Sanna a su padre cuando fueron vecinos en la calle Valentín Gómez. -Yo la enseño como obra clásica arreglada por Llobet y hace poco se la escuché a Serrat en catalán. Pero esto asombra.

-Levrero diría que es sublime. Mis viejos no se separaron antes porque cuando mi madre escuchaba este demo sentía que alguien le agarraba la frente para que vomitara la tristeza. ¿No te llama la atención el final de la letra?

-¿Cómo es que dice?

-Pájaros de la estación / donde a solas yo soñaba / hoy le canto mi perdón / a quien los desenjaulaba. / Ya he perdonado al ladrón / dueño de lo que robaba. ¿No te suena la idea de que Dios vendría a ser el único ladrón dueño de lo que roba?

-A la mierda -se agarró la cabeza el hombre casi viejo. -Eso está en Morir con Aparicio, claro.

-Es que mi tío Jerónimo tomó la idea de tu novela. Tengo la primera edición toda rayada en casa. Y además él no sabía un carajo de catalán pero yo creo que la compuso pensando en mi madre y en mi hermana. Por eso a mi me gusta calificarla como una canción dulcísimamente blasfema.

-¿Sabés que tengo ganas de escribir una novela familiar y ponerle de título Michita y Pirín? Parece algo infantil y hasta medio pedorro, pero Franny y Zooey en inglés no debe sonar muy diferente.

-Mi madre se pasó toda la vida releyendo Franny y Zooey, aunque lo terrible es que dice que para ella es como hacer un crucero por el paraíso. Porque apenas la cierra ya pierde la fe y se le acaban las palpitaciones paradisíacas.

-Lo triste es que es gracioso.

-Lo que no es gracioso es que ahora precise escuchar a cada rato Maldigo del alto cielo.



6



Brenda Pumar hizo sonar tantas veces el timbre de los Rosso que al final el hombrecito apareció en salto de cama y con un bastón que se le resbalaba grotescamente sobre el parquet.

-Bueno, esto es lo que queda de la Espíritu Santo -se presentó la mujer que irradiaba lo que Onetti hubiese calificado como una muchachez eterna. -¿Qué le parezco ahora?

-Sentate allí y tuteame o me pongo a llorar -le señaló un sofá Pirín. -Además no te preocupes si no me entendés bien porque yo ya hablo muy borroso. Y eso es lo que me pone más triste.

Entonces la ex-actriz le sonrió a una foto de Julia Helena vestida para tomar la primera comunión que colgaba al lado del póster de Casiopea y no pudo contener un suspiro lastimoso:

-Qué divina que era. Yo ni siquiera me casé de blanco.

-Ahora cuando venga Michita hacemos unos mates -se frotó las manos el viejo. -¿Nunca le escuchaste contar a Jerónimo la otra historia de Jesús y la adúltera que le enseñé en la Sierra de las Ánimas?

-A mí las leyendas bíblicas me tienen paspada. Ya ni siquiera releo a Salinger.

-¿Pero alguien te explicó que en aquella época los fariseos les daban carta de divorcio a las mujeres por cualquier cosa y después salían a comprar nenas?

-No me extraña. El otro día leí que los musulmanes siguen haciendo eso.
 
-Y una Pascua Jesús bajó de madrugada a predicar al templo y los progresistas sacaron de la cama a una chiquilina que se acostaba con el vecino porque la habría comprado algún viejo degenerado y se la llevaron medio desnuda al Maestro con las piedras ya prontas para matarla.

-Ta. Eso sí lo conozco.

-Pero lo que casi nadie sabe es que Jesús andaba bajo de popularidad porque no quería que la gente lo siguiera sólo por los milagros y al verlos venir pensó: Gracias, Abba. Y enseguida que les hizo soltar las piedras zampándoles uno de los versos más preciosos que se inventaron en todos los tiempos aparece una mujer con un bruto cascote y antes de que reviente a la adúltera Jesús se para y grita: Carajo, mamá. Dejame predicar un rato tranquilo.

-Muy bueno -le floreció una especie de carcajadita operística a Brenda. -Claro, Ella estaba libre de pecado.

-Esta historia la escenificábamos con tu cuñado en los fogones del pozo azul. Él hacía de Jesús y yo de pendeja adúltera.

-Y ahora por qué llorás.

-Porque cuando estrenaron Casiopea yo actuaba el chiste sintiendo que tenía tu cara. Y hoy me viniste a ver.

En ese momento llegó Michita y después que hizo el mate se comieron una bolsa de bizcochos y el viejo le contó a la mujer dorada cómo Obdulio Varela le había enseñado a hablar chiflando con los pajaritos.



7
                                                                                                


-Fue una homilía preciosa -esperó a que se fuera toda la gente de la misa Michita para saludar a Senel. -¿Tiene cinco minutos?

-Lástima que usted no escuchó nunca al padre Hooper -la hizo pasar a un salón el muchacho-hombre que resplandecía tan amieladamente como la madre. -Abel dice que Freddy se mandaba por lo menos un golazo por misa.

-Hoy usted hizo uno cuando explicó que según la escritura hebrea deberíamos decir Al César lo que es del César pero a Dios lo que es de Dios.

-¿Cómo está su esposo?

-Mal. Vine a verlo por eso. Ahora se emperró en no aceptar que le lleven la comunión a casa. Y ya es muy difícil que se recupere como para seguir yendo a la parroquia.

-Yo podría convencerlo.

-Mire que él es dos personas al mismo tiempo: el hombre y Pirín -se rio tintineantemente Michita. -Al que tiene que convencer es al hombre.

Senel se acomodó para seguirla escuchando con intrigada devoción.

-Pirín es el acariciador de la belleza triste -se frunció la mujer con picardía: -En la Casa Soler era famoso porque les tocaba las manos en secreto a las muchachas por abajo de las telas. Yo lo conocí así y enseguida nos casamos.

-Qué linda historia.

-¿Usted sabe que Paco Espínola tuvo el proyecto de escribir una novela basada en los rollos del Mar Muerto, donde se dice que Jesús no murió crucificado?

-Lo único que conozco de Paco Espínola es el cuento Qué lástima. Mi tío Jerónimo se lo sabía de memoria.

-Y un día el padre de Abel trajo a Espínola a la casa-quinta donde vivíamos en Belvedere. Y se tomaron no sé cuántas botellas de vineta casera hablando de Jesús. Mi esposo sabe mucho.

-Sí. A mi tío le prestó los libros de Ricciotti.

-Parece mentira, pero al final yo nunca pude charlar con Jerónimo. Ayer su madre me dijo que murió de una cardiopatía congénita, igual que la única criatura que tuvimos nosotros.

-Yo pensaba que usted no la conocía -se le nubló la serenidad a Senel.

-Es que ahora que somos vecinas me tomé el atrevimiento de ir a presentarme, porque para nosotros Casiopea es la octava maravilla del mundo. Y después Brenda vino a visitarnos y mi esposo se transfiguró. Él la llama Shejiná, a su madre.

-Es curioso. Hace mucho que ella no quiere ni que le nombren la película.

-Pero Pirín le contó unas historias de Jesús y terminamos llorando de la risa.

-Bueno, yo le prometo que en cualquier momento caigo a convencer al hombre.

-Gracias -se levantó Michita para agarrarle las manos al cura querúbico. -Pero mire que hay veces que Santiago se pone terrible.

-Todo ángel es terrible, señora. A mi tío le pasaba lo mismo.

-Sí. Por algo escribió aquello de que para iluminar al mundo hay que quemarse vivo.



8



-Me dejaste con ganas de conocer tu cuartelito -se puso a deletrear Brenda el póster de un concierto parisino de Pablo Regusci que colgaba frente al de Casiopea. -Nadie en el mundo puede hacerse ni la menor idea de lo que odio mirarme. ¿Vos sabías que mi suegra se ahorcó?

Abel Rosso bajó la cara para cebar un mate:

-No. Jerónimo nunca me habló de eso.

-Y yo nunca te conté que la tarde que filmamos el desnudo y entré en un pánico taquicárdico total y me pediste que lo llamara a Atlántida para ver si me convencía él me hizo escuchar Ninguna en el teléfono.

-Tu piel -aterciopeló una media voz extasiada el hombre parecido a Cézanne. -Magnolia que mojó la luna.

-Fue por eso que al final pude rodar la escena mirando a Jesús con los pezones y sintiéndome eterna. ¿Entendés?

Abel le alcanzó un mate pero ella no lo quiso.

-A mí me prohibieron tomar la comunión porque mi madre era una maestra laica y vareliana. Me pasé años soñando con tener un trajecito como el de mis amigas. Y después de escuchar el tango Jerónimo me dijo que ya era hora de que dejara que la luna me vistiera la tristeza.

-Te curó con un verso.

-Mi cuñado sabía que cuando estaba por cumplir los quince una parienta me regaló una tela preciosa para el traje -se puso a contemplar el techo húmedo Brenda. -En casa no fumábamos porque mi padre era neumólogo pero una noche que hicimos engrudo en el garage para una pegatina nos olvidamos de barrer y al despertarme encontré todos los puchos desparramados arriba de mi raso. Esa fue una lección que me dio mi mamita.

-La barbarie ilustrada.

-Entonces les pedí que para mi cumpleaños me regalaran un viaje a Florianópolis en lugar de hacerme un baile cool.

-Me dejaste shockeado con eso de que tu suegra se ahorcó.

-De sopetón. Y lo peor es que el gordo dice que Jerónimo se pasó una hora sentado en el borde de la cama sosteniéndola en brazos, como si fuera La pietà al revés. ¿Te das cuenta por qué nunca pudo curarse del alcoholismo compulsivo?

-Otro que quería irse al cementerio con su mamá. En eso somos siameses, con él y tu ex-marido.

-Pero vos y el gordo zafaron.

-La pena es que recién pudimos zafar cuando ya se nos había hecho mierda la sagrada familia.


-Pero mi pena es que desde que Jerónimo se hizo mierda el corazón como si lo único que importara en el mundo fuera imitar a Cristo yo sentí que me habían arrancado para siempre el brillo de la magnolia -señaló el afiche la mujer con la muchachez rocosamente arrugada. -Y eso nadie lo entiende.

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