c.g. jung Y el zen
"EL ZEN
DEMANDA INTELIGENCIA Y CONTROL, COMO TODOS LOS GRANDES PROYECTOS REQUIEREN PARA
CONVERTIRSE EN REALIDADES"
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Considerado como un prodigio y el
posible heredero al trono del Psicoanálisis, Carl G. Jung continúa siendo una
de las principales bases de la psicología, antropología, arqueología,
literatura, filosofía y los estudios religiosos. Su visión, creatividad y experiencia
personal dieron vida a conceptos psicológicos como sincronicidad, fenómeno
arquetípico, inconsciente colectivo, complejo psicológico, introversión y
extroversión; no obstante él también indagó, sin usar un término específico,
sobre el trauma transgeneracional y la experiencia zen.
A lo largo de sus viajes Jung fue capaz
de estudiar numerosos elementos que forjaron la idea del inconsciente colectivo
(esa pangea que provee de la misma información arquetípica a cada una de las
culturas de la humanidad –pese a la distancia geográfica y temporal–), entre
los cuales se encontró el concepto del zen durante su viaje a
la India, sin conocer su término específico. Fue ahí en donde comprendió la
importancia del simbolismo y la vida del inconsciente, la belleza de
convertirse en una “unidad espiritual” y el valor de realizarse en cuestiones
trascendentales.
Él, en su momento, explicó que la
neurosis provenía del momento en que una persona se siente inadecuada o no ha
sabido responder bien a las preguntas importantes de la vida:
Buscan una posición, un matrimonio, una reputación, un éxito externo de
dinero, lo cual provoca que sean infelices y neuróticos pese a lograr lo que
estaban buscando. […] La vida de estas personas no tiene suficiente contenido,
significado. Si ellas fueran capaces de desarrollarse en una personalidad más
espaciada, su neurosis general desaparecería.
En el libro de An Introduction to Zen Buddhism de D. T. Suzuki, Jung
insistía en acercarse a la filosofía zen:
Yo debería advertir al lector simpático y atento a no subestimar la
profundidad espiritual del Este, o a asumir que todo en torno a lo zen es algo
fácil y barato. La credulidad asiduamente cultivada del Oeste hacia el Este es
en este caso menos peligrosa, pues no hay palabras tan incomprensibles como en
los cultivos indios.
Tampoco hay técnicas complicadas como en el hatha-yoga, lo cual libera
las falsas esperanzas europeas de que la espiritualidad se puede obtener con
tan sólo sentarse y respirar.
Todo lo contrario, el zen demanda inteligencia y control, como todos los
grandes proyectos requieren para convertirse en realidades.
¿A qué se refería Jung con esta
experiencia zen? Años más tarde, en el 2015, el actor Peter Coyote experimentó el atisbo del shunyata,
lo que para Jung expresaba la profundidad espiritual del Este:
Tuve la clara sensación de que toda la parte central de mi cuerpo había
desaparecido o se había vuelto transparente. Podía sentir el viento silbando a
través de mí. Me sentí ligero como una pluma y momentáneamente libre de todo
problema; como si el fondo de mi cabeza hubiera desaparecido en el espacio
detrás de mis ojos hacia el universo. Ante mí estaba el mundo:
extraordinariamente vívido y vibrante, intensamente luminoso. No había tomado
ninguna droga, y sin embargo estaba verdaderamente colocado.
[…] No puedo describir lo que sucedió después porque en ese instante el
lenguaje y el pensamiento se disolvieron enteramente. Las fronteras entre
"aquí adentro" y "allá afuera" desaparecieron. El mundo se
mantuvo reconocible, como siempre había sido, pero completamente desnudo de
lenguaje discursivo y conceptos. Todo parecía ser un fantasma de sí mismo,
luminoso pero sin peso ni sustancia. "Yo" había sido reemplazado. Lo
más cerca que puedo llegar a describir lo que sentí es como una conciencia sin
locación física, inseparable de la totalidad del universo. Todo era
precisamente como había llegado a ser. El mundo era perfecto, sin tiempo,
eterno, yendo y viniendo, como siempre había sido. Cada duda que había
albergado alguna vez sobre la práctica del zen se deshizo. El tímido y temeroso
yo que había defendido, agrandado, confortado y tratado de mejorar toda mi vida
fue descargado de sus labores y todo estaba bien sin él. No había nada que
"hacer". Supe irrefutablemente que esto era exactamente lo que había
buscado desde la primera vez que leí un libro sobre el zen cuando tenía 16
años.
¿Será que Carl G. Jung visionó la
importancia de aprehender la filosofía zen como parte de los grandes proyectos
de la salud mental de las personas?
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