SAN
JUAN DE LA CRUZ
CÁNTICO
ESPIRITUAL
VIGESIMOPRIMERA ENTREGA
CANCIÓN
9.ª
¿Por
qué, pues has llagado
aqueste
corazón, no le sanaste?
Y,
pues me lo has robado,
¿por
qué así lo dejaste,
y
no tomas el robo que robaste?
DECLARACIÓN
1
/
Vuelve en esta canción a hablar con el Amado, con la querella de su dolor;
porque el amor impaciente, cual aquí muestra tener el alma, no sufre algún ocio
ni da descanso a su pena, proponiendo de todas maneras sus ansias hasta hallar
el remedio; y como se ve llagada y sola, no teniendo otro ni otra medicina sino
a su Amado, que es el que la llagó, dícele que, pues él llagó su corazón con el
amor de su noticia, que por qué no le ha sanado con la vista de su presencia; y
que, pues él se le ha también robado con el amor con que la ha enamorado, sacándosele
de su propio poder, que por qué la ha dejado así, es a saber, sacado de su
poder (porque el que ama ya no posee su corazón, pues lo ha dado al Amado, y no
le ha puesto de veras en el suyo, tomándole para sí en entera y acabada
transformación de amor en gloria. Dice, pues:
¿Por
qué, pues has llagado
aqueste
corazón, no le sanaste?
2
/
No se querella porque le haya llagado, porque el enamorado cuanto más herido,
está más pagado, sino que, habiendo llagado el corazón, no le sanó acabándole
de matar. Porque son las heridas de amor tan dulces y tan sabrosas que, si no
llegan a morir, no la pueden satisfacer; pero sonle tan sabrosas que querría la
llagasen hasta acabarla de matar. Y por eso dice: “¿Por qué, pues has llagado
aqueste corazón no le sanaste?” Como si dijera: ¿Por qué, pues le has herido
hasta llagarle, no le sanas acabándole de matar de amor? Pues eres tú la causa
de la llaga en dolencia de amor, sé
tú la causa de la salud en muerte de amor; porque, de esta manera, el corazón
que está llagado con el dolor de tu ausencia, sanará con el deleite y goce de
tu dulce presencia. Y añade, diciendo:
Y,
pues me le has robado,
¿por
qué así le dejaste?
3
/
Robar no es otra cosa que desaposesionar del robo a su dueño y aposesionarse de
ello el robador. Esta querella, pues, propone aquí el alma al Amado, diciendo que, pues él le ha robado su corazón y sacándolo
de su poder y posesión, que por qué le ha dejado así sin ponerle de veras en la
suya, tomándole para sí, como hace el robador al robo que robó, que de hecho se le lleva.
4
/
Por eso el que está enamorado se dice tener el corazón robado o arrobado de
aquel a quien ama, porque lo tiene fuera de sí, puesto en la cosa amada; y así
no tiene corazón para sí, sino para aquello que ama. De donde podrá bien
conocer el alma si ama a Dios o no, porque, si le ama, no tendrá corazón para
sí, sino para Dios; porque cuanto más le tiene para sí, menos le tiene para
Dios.
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