UN POEMA LEGENDARIO DE PAUL ELUARD
(de El FÉNIX / 1951 / traducción de María
Teresa León y Rafael Alberti)
LA MUERTE EL AMOR LA VIDA
Creí poder romper lo
profundo lo inmenso
Por mi pena desnuda
sin eco sin contacto
Me tendí en mi
prisión de puertas vírgenes
Como un muerto sensato
que supo morir
Un muerto sin corona
si no es la de su nada
Yo me tendí sobre las
olas sin sentido
Del veneno absorbido
por amor de la ceniza
La soledad me supo
más viva que la sangre
Yo quería desunir la
vida
Quería compartir la
muerte con la muerte
Devolver mi corazón
al vacío y el vacío a la vida
Borrar todo que no
quedara nada ni vaho ni cristal
Nada delante nada
detrás nada entero
Yo había eliminado
los hielos de las manos unidas
Yo había eliminado la
osamenta invernal
Del deseo de vivir que
se anula.
* * *
Tú has venido el fuego
entonces revivió
La sombra cedió al
frío y se llenó de estrellas
Y la tierra se ha
recubierto
Con tu carne clara y
me he sentido ligero
Tú has llegado la
soledad ha sido vencida
Ya tenía un guía
sobre la tierra sabia
Dirigirme yo me sabía
desmesurado
Yo avanzaba yo ganaba
el espacio y el tiempo
Yo iba hacia ti sin
fin hacia la luz
La vida tenía un
cuerpo la esperanza tendía su velo
El sueño resbalaba
ensueños y la noche
Prometía a la aurora
sus miradas tranquilas
Los rayos de tus
brazos entreabrían la niebla
Tu boca estaba húmeda
de los primeros rocíos
El reposo deslumbrado
reemplazaba la fatiga
Y adoraba el amor
como en mis días primeros.
* * *
Los campos están labrados
las fábricas destellan
Y el trigo hace su
nido en una ola enorme
La cosecha la
vendimia tienen innúmeros testigos
Nada es sencillo ni
singular
El mar está en los
ojos del cielo o de la noche
El bosque da
seguridad a los árboles
Y los muros de las
casas tienen la misma piel
Y las rutas siempre
se cruzan
Los hombres están
hechos para entenderse
Para comprenderse
para amarse
Tienen niños que se
volverán padres de hombres
Tienen niños sin
fuego ni lugar
Que reinventarán el fuego
Que reinventarán los
hombres
Y la naturaleza y su
patria
La de todos los
hombres
La de todos los
tiempos.
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