SAN
JUAN DE LA CRUZ
CÁNTICO
ESPIRITUAL
SEXAGESIMOSÉPTIMA ENTREGA
CANCIÓN
26
Detente,
cierzo muerto:
ven,
austro, que recuerdas los amores,
aspira
por mi huerto,
y
corran sus olores,
y
pacerá el Amado entre las flores.
.
DECLARACIÓN
(1)
1
/
Allende de lo dicho, podrías también la sequedad de espíritu ser causa de
apagar en el alma esposa el jugo y suavidad interior de que arriba ha hablado.
Y teniendo ella esto, hace dos cosas en esta canción: la primera es cerrar la
puerta a la sequedad espiritual, teniendo cuidado en no descuidarse en la
devoción para dejarla entrar; la segunda cosa que hace es invocar al Espíritu
Santo, sustentándose en oración para que no sólo por ella se detenga afuera la
sequedad, mas también sea causa para que se aumente por ella la devoción y
ponga el alma las virtudes en ejercicio interior; todo a fin de que su Amado se
goce y deleite más en ellas.
Detente,
cierzo muerto.
2
/
El cierzo es un viento frío y seco, y marchita las flores, y, porque la
sequedad espiritual hace ese mismo efecto en el alma donde mora, la llama
“cierzo”; y “muerto”, porque apaga y mata la suavidad y jugo espiritual; por el
efecto que hace, la llama “cierzo muerto”. La
causa de esta sequedad es no poder ya el alma con sus potencias hasta que la
nueva y el Amado poniéndolas en ejercicio actual. Y, deseando la esposa
conservarse en la suavidad de su amor, dice a la sequedad que se detenga; lo
cual se ha de entender que este dicho es cuidado de hacer obras que la
detengan, conservando y guardando el alma en las ocasiones.
Ve,
austro, que recuerdas los amores.
3
/
El austro es otro viento, que vulgarmente se llama abrego, Este es aire
apacible, causa lluvias, y hace germinar las yerbas y plantas y abrir las
flores y derramar su olor; tiene los efectos contrarios al cierzo. Y así, por
este aire entiende aquí el alma al Espíritu Santo; el cual dice que recuerda
los amores porque, cuando este divino aire embiste en el alma, de tal manera la
inflama toda y regala y aviva y recuerda la voluntad y levanta los apetitos que
antes estaban caídos y dormidos al amor de Dios, que se puede bien decir que
recuerda los amores de Él y de ella.
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