SAN JUAN DE LA CRUZ
LLAMA
DE AMOR VIVA
SEXAGESIMOSEXTA
ENTREGA
CANCIÓN TERCERA (10)
¡Oh lámparas de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas
del sentido
que estaba oscuro y
ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a
su Querido!
DECLARACIÓN
49 /
“¡Oh -dirás-, que, si el entendimiento no entiende distintamente, la voluntad
estará ociosa y no amará, que es lo que siempre se ha de hacer en el camino
espiritual! La razón es porque la voluntad no puede amar si no es lo que
entiende el entendimiento.” Verdad es esto, mayormente en las operaciones y
actos naturales del alma, en que la voluntad no ama sino lo que distintamente
entiende el entendimiento; pero en la contemplación de que vamos hablando, por
lo cual Dios, como habemos dicho, infunde de sí en el alma, no es menester que
haya noticia distinta, ni que el alma haga actos de inteligencia; porque en un
acto la está Dios comunicando luz y amor juntamente, que es noticia
sobrenatural amorosa, que podemos decir es como luz caliente, que calienta,
porque aquella luz juntamente enamora, y esta es confusa y oscura para el
entendimiento, porque es noticia de contemplación, la cual, como dice San
Dionisio, es rayo de tiniebla al entendimiento. Por lo cual, al modo que
es la inteligencia en el entendimiento, es también el amor en la voluntad; que
como en el entendimiento esta noticia que le infunde Dios es general y oscura,
sin distinción de inteligencia, también la voluntad ama en general, sin
distinción alguna de cosa particular entendida. Que, por cuanto Dios es divina
luz y amor, en la comunicación que hace de sí al alma, igualmente informa estas
dos potencias, entendimiento y voluntad, con inteligencia y amor; y como él
mismo no sea inteligible en esta vida, la inteligencia es oscura, como digo, y
a este talle es el amor en la voluntad. Aunque algunas veces, en esta delicada
comunicación, se comunica Dios más y hiere más en la una potencia que en la
otra, porque algunas veces se siente más la inteligencia que el amor, y otras
veces, más amor que inteligencia. Por tanto digo, que en lo que es hacer el
alma actos naturales con el entendimiento, no puede amar sin entender; mas en
los que Dios hace e infunde en ella, como hace en la que vamos tratando, es
diferente, porque se puede comunicar Dios en la una potencia sin la otra; y así
puede inflamar la voluntad con el toque del calor de su amor, aunque no
entienda el entendimiento, bien así como una persona podrá ser calentada del
fuego aunque no vea el fuego.
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