HACIA UN TEATRO POBRE / JERZY GROTOWSKI (55)
EL ENTRENAMIENTO DEL ACTOR (1959-1962) (10)
JERZY GROTOWSKI
RESPIRACIÓN (7)
La imaginación vocal
Dicción
(2)
Por lo general, la
dicción en el escenario se caracteriza por una pronunciación monótona y precisa
que aparte de ser muy aburrida desde un punto de vista artístico también tiende
hacia la afectación. Tomando como base los diferentes tipos de dicción que se
pueden observar en la vida cotidiana y que dependen de las peculiaridades
psicológicas y físicas del individuo, el actor debe tratar de conseguir otros
tipos de dicción artificial que lo ayuden a caracterizar, parodiar y
desenmascarar su papel.
Cada papel exige un tipo
distinto de dicción y, aun en el contexto del propio papel, las posibilidades
que ofrece el cambio de dicción de acuerdo con las circunstancias y las
situaciones deben explotarse al máximo.
Aquí se enumeran algunos
ejercicios que facilitan la tarea:
a) parodiar
la dicción de los amigos
b) representar
varios personajes a través de la dicción (un avaro, un glotón, un hombre
piadoso, un arribista, etcétera)
c) caracterizar,
mediante la dicción, ciertas particularidades psicosomáticas (falta de dientes,
corazón débil, neurastenia, etcétera)
La tendencia a acentuar
demasiado las consonantes es errónea. Son las vocales las que deben subrayarse.
Sobrenfatizar las consonantes obliga a la laringe a cerrarse. Cuando se practica
la dicción es necesario subrayar las consonantes y las vocales deben también
subrayarse proporcionalmente. Cada frase ha de emitirse como una sola onda
respiratoria larga que evita que la laringe se cierre. Sólo cuando se murmura,
el acento se coloca en las consonantes, que en ese caso han de enfatizarse.
Los ejercicios de dicción
nunca deben practicarse en el texto que se va a utilizar en la representación,
para evitar distorsionar su interpretación. El mejor entrenamiento de dicción se
obtiene en la vida privada. El actor debe cuidar continuamente su pronunciación
aun fuera del contexto de su trabajo.
Otro ejercicio efectivo
para la dicción es leer una frase muy lentamente, repitiéndola de nuevo cada
vez más rápido sin cortar las vocales.
Los ejercicios del
control de ritmo pueden ejecutarse con la ayuda de un metrónomo o mediante el
propio pulso. La misma velocidad debe conservarse hasta el final. No hay que
aumentarla después de una cesura en la poesía o al final de la frase en la
prosa.
Aun cuando grite o
produzca un tono muy alto, el actor debe conservar siempre una reserva que le
permita aumentar el volumen si es necesario. Si no lo hace, la energía que
coloca en su voz se advertirá fácilmente.
El actor no debe nunca
aprenderse su papel en voz alta, porque automáticamente esto lo lleva a una
interpretación “petrificada”. Similarmente nunca debe recitar, para divertirse,
la parte que le toca a uno en la representación durante la vida privada, o
utilizar jugando cualquier objeto de la utilería que servirá en la
representación; aparte de que esto constituye una falta de respeto al propio
trabajo, se cae inmediatamente en la banalidad sin que el actor lo advierta.
Durante las representaciones, el actor tiene que ser consciente de las
posibilidades acústicas del cuarto en el que está actuando, a fin de descubrir
los efectos que puede utilizar conscientemente (ecos, resonancias agudas o
apagadas), incorporándolas a la estructura de su papel.
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