27/12/21

HÉCTOR GARBARINO (120)

 

 

HÉCTOR GARBARINO

 

ESPACIO Y TIEMPO EN LAS PATOLOGÍAS MENTALES

 

 

1ra edición: Editorial Roca Viva / Julio 1996

               

1º edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes / 2019

 

 

CENTESIMOVIGÉSIMA ENTREGA

 

VIII. MITOLOGÍA (1)

 

El mito a través de la Teoría del Ser como intervención psicoanalítica (*)

 

Mercedes Freire de Garbarino

Ema Beatriz Uslenghi de Naguil

 

Desde la clínica: la creación onírica y la intervención psicoanalítica (1)

 

Flavia comenzó su tratamiento siendo adolescente. Han pasado casi seis años desde entonces. Hemos convenido la terminación del mismo para ese fin de año.

 

Fue a través de un sueño que la paciente convocó la entrada explícita del mito a la clínica. Mito ya vencido, ya elaborado a lo largo del tratamiento, pero hasta el final no mencionado. Convocando la intervención psicoanalítica, que lo nombró y confirmó que la labor terapéutica estaba terminada, y a la vez, necesaria explicitación sin la cual el proceso no podía culminar.

 

Sesión del 20 / 8 / 93 (1)

 

P:”¡Salvé! ¡Una menos! (una de las últimas materias de Facultad). ¡Anoche tuve un sueño increíble, lindísimo! En la primera parte, era una sirena. ¡Hermosa! Vivía en el mar, me encantaba. ¡Estaba pila en el agua! ¡Qué placer! Estaba en el mar mirando el agua y el cielo (hace movimientos ondulatorios con las manos, como entrando y saliendo). Todo era agua y cielo. Todo azul turquesa intensos. Yo estaba con otra gente, ¡todos “sirenos! Sabía que ahí estaba la familia aunque no los veía. Y por ahí sabía que estaba la familia aunque no los veía. Estaba mamá, no la veía. Y por ahí sabía que entre los “sirenos” estaban papá y mis hermanos… Yo entraba y salía, del agua al cielo, como nadando y volando a la vez (repite los movimientos ondulatorios con las manos). Todo uno (1), el agua, el horizonte, el cielo.

 

Pero decidía que tenía que ir a la tierra. ¡Tenía que hacerlo! Ahí me esperaba mucha gente, me encontraba con amigos. Me enamoraba de alguien que me decía: ¡Vení a la tierra! Y me decidía: ¡decidía dejar el agua y el cielo! ¿Cómo hacer? ¡Qué angustia! ¡Qué difícil! ¡Qué doloroso! ¿Cómo desplazarme? ¡Arrastrándome, era difícil! Doloroso. Y de repente, me daba cuenta. Y me decía: yo me puedo sacar esto. Las escamas. ¡Y descubría, debajo, las piernas! Yo me puedo, yo misma, sacar esto. Sacarme las escamas, devolverlas al agua o regalárselas al hombre que me llamaba: “¡vení a la tierra conmigo!”. Tenía una maravillosa voz, como de frecuencia modulada. ¡Tengo dos piernas! ¡Puedo caminar! Se terminó el no saber cómo andar en la tierra. Los que eran “sirenos” conmigo, se quedaban en el agua. Me encantó el sueño”.

 

Silencio. Se sonríe.

 

“Ahora pensaba en la clasificación de Roschach. Ayer estudiando la parte teórica, la imaginación, las respuestas… pensé que yo era imaginativa… recordé los bustos… cintura para arriba, que hacía el año pasado en el taller de cerámica…”

 

T: ¿Y el mar-cielo azul turquesa?

 

P: “Como un útero azul, inmenso, sin límites. Incluía la familia pero era mucho más. Salir es dejar eso y vivir con los pies en la tierra, no en el agua… Ud, sabe, el agua me encanta, ¡de las cosas que más me gustan! Ayer llevamos a M. (un niño, hijo de amigos) a la piscina. Era un placer verlo ahí. Y pensé, no tengo que rebuscar tanto las cosas, no sufrir tanto, vivir el ‘todos los días’. Más frescos, dejarme ser yo misma, sin los miedos de antes. (Se refiere a la permanente amenaza de muerte de su madre que está muy enferma desde hace muchos años).

 

T: ¿Y sirena?

 

P: Pensé en las últimas láminas de Rorschach, parece el fondo del mar… ¡Las sirenas qué hermosa son! Pero están atrapadas en el agua, mirando el cielo, tapadas de escamas. Bien femeninas, pero prisioneras… Pero de ahí, del cielo y del mar, se puede salir del eh… el mar…

 

T: Se puede separar de E-ma, de la madre oceánica sin límites, útero inmenso, espacial. Se puede separar del tratamiento. Creación de sí misma, “increíble” para la sirena adolescente que tanta angustia vivió a lo largo del tratamiento. Angustia de creación y de crecimiento. Pero posible para Flavia adulta. Como los exámenes, uno menos, un paso más. Y un paso para la disponibilidad a enamorarse, a sacarse las escamas que la aprisionan, y con los pies sobre la tierra, como usted dice, ir hacia el llamado del hombre.

 

P: “¡Estaba buenísimo! ¡Pero además, la voz, impresionante, de F. M. sí, de F. M! Era bien hombre y tenía voz de artista… (se ríe con placer). Con los pies en la tierra y voz musical… ¡Impresionante!”.

 

T: Era bien hombre como X, y artista como Y.

 

(X es un joven que estuvo enamorado de Flavia, a quien le decía “venía a disfrutar de la fiesta de la vida”, pero con el que ella no había podido concretar la relación sexual. Y, es un joven que conoció en un viaje, poeta, que vivía en una isla en el medio del océano, con el que vivió un apasionado romance, que duró pocos días. El poeta, regresó a su isla, a su mar, a su cielo, despreciaba la vida social, urbana, humana. Se había creado un mundo intermedio).

 

Notas

 

(*) Trabajo presentado al II Congreso de AUDEPP. Intervenciones psicoanalíticas. Mayo de 1994.

(1) La paciente, sin saberlo, hace referencia implícita al narcisismo del Ser.

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