CLARISSA PINKOLA
ESTÉS
MUJERES QUE CORREN
CON LOS LOBOS
OCTAGESIMOSÉPTIMA ENTREGA
CAPÍTULO 9
La vuelta a casa: El
regreso a sí misma
La llamada del Viejo
¿Qué es este grito del mar? Esta voz del viento que llama al niño y lo
hace levantar de la cama y salir a la noche es similar a un sueño que surge en
la conciencia del soñador como una simple voz incorpórea. Se trata de uno de
los sueños más impresionantes que puede tener una persona. En mis tradiciones
culturales, cualquier cosa que diga esta voz en el sueño se considera una
transmisión directa del alma.
Dicen que los sueños en que aparece la voz incorpórea pueden producirse en
cualquier momento, pero muy especialmente cuando el alma pasa por una situación
apurada; en tales circunstancias, el yo profundo se lanza por así decirlo a la
caza. ¡Bang! Habla la voz del alma de una mujer. Y le dice lo que va a ocurrir a
continuación.
En el cuento, la vieja foca surge de su elemento para efectuar la llamada.
Uno de los rasgos más característicos de la psique salvaje consiste en que, si
nosotras no acudimos a ella espontáneamente, si no prestamos atención a
nuestras propias estaciones y al momento del regreso, el Vicio saldrá a
buscarnos y nos llamará una y otra vez hasta que algo de nosotras le responda.
Menos mal que existe esta señal natural del regreso a casa, tanto más
insistente cuanto mayor es nuestra necesidad de regresar. La señal se dispara cuando
todo empieza a ser "demasiado", tanto en sentido positivo como
negativo. Puede haber llegado el momento de regresar a casa, tanto cuando
existe demasiado estímulo positivo como cuando se registra una incesante
disonancia. Es posible que estemos demasiado inmersas en algo, que algo nos
haya agotado demasiado, que nos amen demasiado o demasiado poco, que trabajemos
demasiado o demasiado poco. Todas estas cosas tienen un precio muy alto. En
presencia de un "demasiado", nos vamos secando poco a poco, se nos
cansa el corazón, empieza a faltarnos la energía y surge en nosotras un
misterioso anhelo -que sólo acertamos a describir como "un algo"- que
se intensifica cada vez más. Es entonces cuando nos llama el Viejo.
En este cuento es interesante observar que el que oye y responde a la
llamada del mar es el pequeño hijo espiritual. El es quien se atreve a
enfrentarse con los peñascos y las piedras cubiertas de nieve, quien sigue
ciegamente el grito y quien tropieza por casualidad con la enrollada piel de
foca de su madre. El inquieto sueño del niño es un agudo y perspicaz retrato de
la inquietud que experimenta una mujer cuando anhela regresar a su lugar de
origen psíquico. Puesto que la psique es un sistema completo, todos sus
elementos resuenan en respuesta a la llamada. La inquietud de una mujer en este
período se acompaña a menudo de irritabilidad y de una sensación de que todo
está demasiado cerca como para que resulte cómodo o demasiado lejos como para
que se pueda alcanzar la paz. Dondequiera que se encuentre la mujer, se siente
un poco o muy "perdida" debido a que ha permanecido demasiado tiempo
lejos de casa. Estas sensaciones son justo las que tiene que experimentar. Son
un mensaje que dice "Ven ahora mismo". La sensación de sentirnos
desgarradas procede del hecho de oír, de manera conciente o inconciente, que
algo nos llama y nos pide que regresemos, algo a lo que no podemos contestar
que no, so pena de sufrir un daño.
Si no acudimos cuando es el momento, el alma vendrá a buscarnos, tal como
vemos en estos versos de un poema titulado "La mujer que vive en el fondo del
lago".
...una noche
se oye un latido en
la puerta.
Fuera, una mujer en
la niebla
con cabellos de
ramas y vestido de hierbas,
chorreando verde
agua del lago.
Dice: "Soy tú
y vengo de muy
lejos.
Ven conmigo, quiero
mostrarte una cosa ..."
Da media vuelta para
marcharse, se le abre la capa.
De pronto, una luz
dorada... una luz dorada
por todas partes... (8)
La vieja foca surge por la noche y el niño avanza a trompicones por la
noche. En este y en otros muchos cuentos vemos que el principal protagonista
descubre una asombrosa verdad o recupera un valioso tesoro mientras camina a tientas
en la oscuridad. Es un tema habitual en los cuentos de hadas y se produce en
cualquier circunstancia. Nada mejor que la oscuridad para que la luz, la maravilla,
el tesoro destaquen en toda su magnificencia. La "noche oscura del alma"
se ha convertido prácticamente en un lema en ciertos ámbitos de la cultura.
La recuperación de lo divino tiene lugar en la oscuridad de Hel o del
Hades o de "allí". El regreso de Cristo se produce como un resplandor
del crepúsculo infernal. La diosa asiática Amaterasu estalla desde la oscuridad
de debajo de la montaña. La diosa sumeria Inanna en su forma acuática "se
enciende con un resplandor dorado mientras se acuesta en un surco recién arado
de negra tierra" (9). En las montaña, de Chiapas dicen que cada día
"el amarillo sol tiene que abrir con su calor un agujero en el negrísimo huipil
para poder elevarse en el cielo" (10). Estas imágenes que giran
alrededor de la oscuridad transmiten un ancestral mensaje que dice "No
temas no saber". En distintas fases y en distintos períodos de nuestra
vida así tiene que ser. Este aspecto de los cuentos y de los mitos nos anima a
responder a la llamada aunque no sepamos adónde vamos, en qué dirección o
durante cuanto tiempo. Lo único que sabemos es que, como el niño del cuento,
tenemos que incorporarnos en la cama, levantarnos e ir a ver.
Por consiguiente, es posible que andemos dando tumbos en medio de la
oscuridad durante algún tiempo tratando de averiguar qué es lo que nos llama,
pero, puesto que hemos conseguido vencer la tentación de apartarnos de la
llamada de lo salvaje, invariablemente tropezamos con la piel del alma. Cuando
aspiramos este estado del alma, entramos invariablemente en la sensación de
"Eso está bien. Sé lo que necesito".
Para muchas mujeres modernas lo más temible no es el avance en medio de
la oscuridad buscando la piel del alma sino la inmersión en el agua, el regreso
efectivo a casa y especialmente la despedida efectiva. Aunque las mujeres
regresen a sí mismas, se pongan la piel de foca, se la alisen bien y estén
preparadas para la partida, el hecho de irse es muy duro; es muy duro ceder y
entregar aquello en lo que habíamos estado ocupadas hasta aquel momento e irnos
sin más.
Notas
(8) Del poema "Wornan Who Lives Under
the Lake", © 1980, C. P. Estés, Rowing Songs for the Night Sea Journey;
Contemporary Chants (Edición privada, 1989).
(9) Del poema "Come Cover Me With Your
Wildness", © 1980, C. P. Estés. Ibíd.
(10) Traducido al inglés del poema La bolsita
negra, © 1970,
C. P Estés. Ibíd.
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