25/1/16

JUAN CARLOS CASTRILLÓN DESDE MÉXICO

TODO EXPERTO SIRVE A UN DUEÑO


No creo en expertos. Ni siquiera creo que existan; tal vez el conocimiento pueda especializarse y profundizarse hasta ciertos límites, pero siempre es precisamente limitado, siempre estamos por descubrir nuevos horizontes, nunca hay nada verdaderamente definitivo, quizá ni siquiera la propia muerte, siempre estamos aprendiendo, muchas veces a partir del simple error. 

La vida debería ser superación constante, no la perpetuación, la institucionalización de la ignorancia, como este hartante sistema nos tiene acostumbrados.

En mi labor de lucha cotidiana-recitales, talleres, cursos, conferencias, presentaciones-frecuentemente me presentan con este molesto epíteto (experto), del cual descreo absolutamente, estoy de acuerdo con lo que apunta el filósofo francés Guy Debord sobre el tema:

Todo experto sirve a un dueño. Puesto que cada una de las antiguas posibilidades de independencia ha quedado reducida a casi nada por las condiciones de organización de la sociedad presente. El experto que mejor sirve es, desde luego el experto que miente. Quienes necesitan al experto son por motivos distintos el falsificador y el ignorante.

Cuando escribo, pienso o vivo, jamás sirvo a ningún "dueño" (partido político, empresa, Estado, conglomerado militar, o patrón). Solo a mi conciencia, y a mi ideología, por supuesto. Tampoco miento, en serio, tal vez puedo exagerar un poco, pero esto sólo es parte del estilo literario. 

Me preocupa legar algo que valga la pena ser leído, útil para el guerrero. Algo que lo obligue a levantarse y seguir peleando, algo que lo consuele en la tormenta, que lo arrulle en el amor a su pueblo, que lo reconozca en su lucha. 

Considero que la literatura es una óptima herramienta de honesta introspección política y existencial, y un arma de profundo análisis social, para humanizar-creando conciencia- nuestro decadente entorno por medio de la transformadora imaginación. Parte de la lucha de los pueblos del mundo es difundir un pensamiento combativo que destruya la cultura capitalista de la Muerte.

Coincido con Cortázar cuando afirma que en literatura todos somos amateurs.

Así que reiterando: No soy experto en contracultura, ni en rock, ni en poesía, simplemente un estudioso de este y otros temas. Un estudioso creativo, comprometido con la superación revolucionaria de este adverso momento histórico. Un apasionado de la libertad. Un admirador de la justicia, fanático defensor de la dignidad, dispuesto a luchar hasta la última brizna de hierba, hasta la última gota de lluvia, hasta el último glóbulo de sangre, hasta los confines de las hormigas y las estrellas.

Para terminar, dos reflexiones sobre el "ego":

Escribir poesía para satisfacer al necio ego, es como querer matar una mosca, con una bomba de neutrones.


El ego es el refugio de los mediocres.

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