JUAN CARLOS CASTRILLÓN DESDE MÉXICO
TODO EXPERTO SIRVE A UN DUEÑO
No creo en expertos. Ni siquiera creo que existan; tal vez el
conocimiento pueda especializarse y profundizarse hasta ciertos límites, pero
siempre es precisamente limitado, siempre estamos por descubrir nuevos
horizontes, nunca hay nada verdaderamente definitivo, quizá ni siquiera la
propia muerte, siempre estamos aprendiendo, muchas veces a partir del simple
error.
La vida debería ser superación constante, no la perpetuación, la
institucionalización de la ignorancia, como este hartante sistema nos tiene
acostumbrados.
En mi labor de lucha cotidiana-recitales, talleres, cursos,
conferencias, presentaciones-frecuentemente me presentan con este molesto
epíteto (experto), del cual descreo absolutamente, estoy de acuerdo con lo que
apunta el filósofo francés Guy Debord sobre el tema:
Todo experto sirve a un dueño. Puesto que cada una de las antiguas
posibilidades de independencia ha quedado reducida a casi nada por las
condiciones de organización de la sociedad presente. El experto que mejor sirve
es, desde luego el experto que miente. Quienes necesitan al experto son por
motivos distintos el falsificador y el ignorante.
Cuando escribo, pienso o vivo, jamás sirvo a ningún "dueño"
(partido político, empresa, Estado, conglomerado militar, o patrón). Solo a mi
conciencia, y a mi ideología, por supuesto. Tampoco miento, en serio, tal vez
puedo exagerar un poco, pero esto sólo es parte del estilo literario.
Me preocupa legar algo que valga la pena ser leído, útil para el
guerrero. Algo que lo obligue a levantarse y seguir peleando, algo que lo
consuele en la tormenta, que lo arrulle en el amor a su pueblo, que lo
reconozca en su lucha.
Considero que la literatura es una óptima herramienta de honesta
introspección política y existencial, y un arma de profundo análisis social,
para humanizar-creando conciencia- nuestro decadente entorno por medio de la
transformadora imaginación. Parte de la lucha de los pueblos del mundo es
difundir un pensamiento combativo que destruya la cultura capitalista de la
Muerte.
Coincido con Cortázar cuando afirma que en literatura todos
somos amateurs.
Así que reiterando: No soy experto en contracultura, ni en rock, ni en
poesía, simplemente un estudioso de este y otros temas. Un estudioso creativo,
comprometido con la superación revolucionaria de este adverso momento
histórico. Un apasionado de la libertad. Un admirador de la justicia, fanático
defensor de la dignidad, dispuesto a luchar hasta la última brizna de hierba,
hasta la última gota de lluvia, hasta el último glóbulo de sangre, hasta
los confines de las hormigas y las estrellas.
Para terminar, dos reflexiones sobre el "ego":
Escribir poesía para satisfacer al necio ego, es como querer matar una
mosca, con una bomba de neutrones.
El ego es el refugio de los mediocres.
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