SAN
JUAN DE LA CRUZ
NOCHE
OSCURA
VIGESIMOCUARTA ENTREGA
CAPÍTULO 14
En
que se declara el último verso de la primera canción (2)
4 / Estas tempestades y
trabajos ordinariamente envía Dios en esta Noche
y purgación sensitiva a los que (como digo) ha de poner después en la otra
(aunque no todos pasan por ella), para que, castigados y abofeteados, de esta
manera se vayan ejercitando y disponiendo y curtiendo los sentidos y potencias
para la unión de la Sabiduría que allí les ha de dar. Porque si el alma no es
tentada, ejercitada y probada con trabajos y tentaciones, no puede avivar su
sentido para la Sabiduría. Que, por eso, dijo el Eclesiástico: El que no es tentado, ¿qué sabe? Y el que no
es probado, ¿cuáles son las cosas que reconoce? (34,9-10). De la cual verdad
da Jeremías buen testimonio, diciendo: Castigásteisme,
Señor, y fui enseñado (31,18). Y la más propia manera de este castigo para
entrar en su Sabiduría es los trabajos interiores que aquí decimos, por cuanto
son de los que más eficazmente purgan el sentido de todos los gustos y
consuelos a que con flaqueza natural estaba afectado y donde es humillada el alma
de veras para el ensalzamiento que ha de tener.
5 / Pero el tiempo que
al alma tengan en este ayuno y penitencia del sentido cuánto sea no es cosa
cierta decirlo; porque no pasa en todos de una manera ni unas mismas
tentaciones, porque esto va medido por la voluntad de Dios, conforme a lo más o
menos que cada uno tiene de imperfección que purgar; y también, conforme al
grado de amor de unión a que Dios la quiere levantar, la humillará más o menos
intensamente, o más o menos tiempo.
Los que tienen sujeto y
más fuerza para sufrir con más intensión los purga más presto; porque a los muy
flacos, con mucha remisión y flacas tentaciones, mucho tiempo les lleva por
esta Noche, dándoles ordinarias
refecciones al sentido por que no vuelvan atrás; y tarde llegan a la pureza de
la perfección en esta vida (y algunos de estos nunca), que ni bien están en la Noche ni bien fuera de ella, porque,
aunque no pasan adelante, para que se conserven en humildad y conocimiento
propio los ejercita Dios algunos ratos y días en aquellas tentaciones y
sequedades, y les acude con el consuelo otras veces y temporadas, para que
desmayando, no se vuelvan a buscar el del mundo.
A otras almas más
flacas anda Dios con ellas como pareciendo y trasponiendo para ejercitarlas en
su amor, porque sin desvíos no aprendieran a llegar a Dios.
6 / Pero las almas que
han de pasar a tan dichoso y alto estado como es la unión de amor, por muy
aprisa que Dios las lleve, harto tiempo duelen durar en estas sequedades y
tentaciones ordinariamente, como está visto por experiencia.
Tiempo es, pues, ya de
comenzar a tratar de la segunda Noche.
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