SAN
JUAN DE LA CRUZ
NOCHE
OSCURA
TRIGESIMOPRIMERA
ENTREGA
LIBRO SEGUNDO
DE LA NOCHE OSCURA,
TRÁTASE DE LA MÁS ÍNTIMA PURGACIÓN, QUE ES LA SEGUNDA NOCHE (PASIVA) DEL
ESPÍRITU.
CAPÍTULO 5 (1)
Pónese
el primer verso y comienza a declarar cómo esta contemplación oscura no sólo es
noche para el alma, sino también pena y tormento.
1 / Esta Noche oscura es una influencia de Dios
en el alma -que la purga de sus ignorancias e imperfecciones habituales,
naturales y espirituales-, que llaman los contemplativos contemplación infusa,
o MÍSTICA TEOLOGÍA, en que de secreto enseña Dios al alma y la instruye en
perfección de amor, sin ella hacer nada ni entender cómo esta contemplación es
infusa, por cuanto es sabiduría de Dios amorosa y hace Dios principales efectos
en el alma, porque la dispone purgándola e
iluminándola para la unión de amor de
Dios; de donde la misma sabiduría amorosa que purga los espíritus
bienaventurados, ilustrándolos, es el que aquí purga el alma y la ilumina.
2 / Pero es la duda:
¿por qué, pues es lumbre divina -que, como decimos, ilumina y purga el alma de
sus ignorancias-, la llama aquí el alma Noche
oscura?
A lo cual se responde
que por dos cosas es esta divina
Sabiduría, no sólo Noche y tiniebla
para el alma, mas también le es pena y
tormento. La primera, es por la
alteza de la Sabiduría divina, que excede el talento del alma, y en esta manera
le es tiniebla; la segunda, por la
bajeza e impureza de ella, y de esta manera le es penosa y aflictiva, y también
oscura.
3 / Para probar la primera, conviene suponer cierta
doctrina del Filósofo que dice que cuanto las cosas divinas son en sí más
claras y manifiestas, tanto más son al alma de oscuras y ocultas naturalmente;
así como de la luz, cuanto más clara es, tanto más se ciega y oscurece la
pupila de la lechuza; y cuanto el sol se mira más de llano, más tinieblas causa
a la potencia visiva y la priva, excediéndola por su flaqueza.
De donde, cuando esta
divina luz de contemplación embiste en el alma que aun no está ilustrada
totalmente, le hace tinieblas espirituales, porque no sólo la excede, pero
también la priva y oscurece el acto de su inteligencia natural. Que por esta
causa San Dionisio y otros místicos teólogos llaman a esta contemplación infusa
rayo de tiniebla -conviene a saber,
para el alma no ilustrada y purgada-, porque de su gran luz sobrenatural es
vencida la fuerza natural intelectiva y privada.
Por lo cual David
también dijo que cerca de Dios y en
rededor de Él está oscuridad y nube (Ps. 96.2); no porque en sí ello sea
así, sino para nuestros entendimientos flacos, que en tan inmensa luz se
oscurecen y quedan frustrados, no alcanzando. Que, por eso, el mismo David lo
declaró luego, diciendo: Por el gran
resplandor de su presencia se atravesaron nubes (Ps. 17,13), es a saber,
entre Dios y nuestro entendimiento. Esta es la causa por que, en derivando de
sí Dios al alma que aun no está transformada este esclarecido rayo de su
sabiduría secreta, le hace tinieblas oscuras en el entendimiento.
4 / Y que esta oscura
contemplación también le sea al alma penosa a estos principios, está claro;
porque, como esta divina contemplación infusa tiene muchas excelencias en
extremo buenas, y el alma que las recibe, por no estar purgada, tiene muchas miserias
también en extremo malas, de aquí es que, no pudiendo caber dos contrarios en
el sujeto del alma, siendo ella el sujeto en que contra sí se ejercitan estos
dos contrarios, haciendo los unos contra los otros, por razón de la purgación
que de las imperfecciones del alma por esta contemplación se hace. Lo cual
probaremos por inducción en esta manera.
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