ANTONIO PORCHIA: EL POETA
OCULTO
Antonio Porchia pasó a través de los
años como un poeta de culto. Con tan sólo una obra, Voces (la cual
tuvo distintas versiones y reediciones), el autor nacido en 1885 en Italia
sobrevivió generaciones de lectores lejos de grandes aparatos comerciales,
pasándose de boca en boca. Con su llegada a la Argentina a los 20 años de edad
se va a dar, también, el arribo de uno de los versos más logrados y eclécticos
de la literatura nacional, los cuales lograron la fascinación de Roger Callois,
André Bretón y su traducción a varios idiomas. A continuación, una selección de
sus versos.
Antonio Porchia nació el 13 de noviembre de 1885 en el pueblo de
Conflenti, perteneciente a la provincia de Catanzaro, Italia. Fue el mayor de
los siete hijos (tres mujeres y cuatro varones) de Francisco Porchia y Rosa
Vescio. Su padre morirá en 1900, dejando al joven Antonio (15 años de edad)
como cabeza de familia, obligándolo a dejar los estudios y comenzar a trabajar.
Seis años después, en 1906, la familia decide emigrar hacia Buenos Aires en
busca de nuevas oportunidades, abandonando a una Italia sumida en una fuerte
crisis económica.
A los 20 años Porchia se dedica a diversos oficios manuales (carpintero,
tejedor de cestas, apuntador en el puerto), en una época en que eran habituales
las extensas jornadas laborales de más de doce horas. Inicialmente, la familia
se radica en el barrio de Barracas; más tarde, hacia 1918, consigue otra casa
en San Telmo. Este mismo año, Antonio y su hermano Nicolás compran una pequeña
imprenta en ese barrio, en la calle Bolívar, donde trabajaría hasta 1935.
“Te ayudaré a venir si vienes y a
no venir si no vienes”
“Tú crees que me
matas. Yo creo que te suicidas”
“Sí, esto está mal.
Y ahora no comprendo cómo puede estar bien. Y ahora no comprendo cómo puede
estar mal”
“Quien dice la
verdad, casi no dice nada”
“A veces creo que
no existe todo lo que veo. Porque todo lo que veo es todo lo que vi. Y todo lo que
vi no existe”
En 1943, a sus 57 años, publicará su
primer (y único) libro, Voces, en una modesta edición de autor. La
particularidad era que Porchia no se reconocía como un escritor, así que
decidió donar los ejemplares a la “Sociedad Protectora de Bibliotecas
Populares”, organización que coordinaba modestas bibliotecas por toda la
Argentina y a las cuales le fueron entregados esos libros. El azar hizo que
Roger Callois, poeta y crítico literario francés que se encontraba en Argentina
debido a la Segunda Guerra Mundial, recibiera un ejemplar de Voces y
quedara fascinado, emprendiendo la búsqueda del autor.
Cuenta la historia que cuando por fín
dio con Porchia, Callois le dijo: “Por una de esas líneas yo cambiaría todo
lo que he escrito”. Una vez regresado a Francia, el crítico va a traducir
sus poemas y publicarlos en diversas revistas literarias. Estas publicaciones
llamarán la atención de Henry Miller y André Bretón. El primero va a añadir a
Porchia entre los cien libros de una biblioteca ideal y el segundo va a
afirmar: “El pensamiento más dúctil de expresión española es, para mí,
el de Antonio Porchia, argentino”.
“Si no levantas los ojos, creerás que eres el punto más alto”
“Se vive con la esperanza de llegar a ser un recuerdo”
“Quien me tiene de un hilo no es fuerte. Lo fuerte es el hilo”
“Las pequeñeces son lo eterno, y lo demás, todo lo demás, lo breve, lo
muy breve”
“Lo pagado con nuestra vida nunca es caro”
Como no podía ser de otra forma, el elogio europeo llamó la atención de
la revista Sur, que publicará distintas voces de Porchia. El autor, pese a no
tener un pasar económico holgado, le pidió a Victoria Ocampo, directora de la
revista, que donara los honorarios “a un poeta necesitado”.
Ya con la fama rondando su nombre
editorial Sudamericana le propone publicar su obra, lo que implicaría una
llegada a un público mucho más masivo. Para ello selecciona versos de sus dos
ediciones de autor anteriores, descarta otra y agrega unas nuevas, conformando
la edición oficial de Voces, que luego será editado por Hachette en
1966, edición que se puede ver actualmente en la calle.
“Cuando se lanza algún dardo para herirme, se encuentra con la herida
hecha y… no puede herirme”
“Todos los soles se esfuerzan en encender tu llama y un microbio lo
extingue”
“Porque te quiero bien, quisiera
poder hacerte creer cuanto yo he dejado de creer”
“El ir derecho acorta distancias, y también la vida”
“Estoy tan poco en mí, que lo que hacen de mí, casi no me interesa”
Lejos de considerarse un escritor célebre, Porchia vivió una vida
humilde en el país, nunca viajando a Europa, rodeado de sus amigos cercanos y
trabajando en su pequeño jardín. La muerte lo encontró a 4 días de cumplir 83
años, en 1968. Un poco más de una década después se editará la edición más lujosa
e importante de su libro, realizada en Francia bajo la editorial Fayard y con
prólogo de Jorge Luis Borges.
La obra de Porchia, pese a haberse realizado principalmente en la
primera mitad del siglo XX, no envejeció y sigue vigente hasta el día de hoy.
Sin contar con un gran reconocimiento oficial ni comercial, su obra se va
diseminando de mano en mano, de boca en boca. Por otra parte, algunos de sus
escritos fueron utilizados en la película “El lado oscuro del corazón 2” de
Eliseo Subiela, ayudando a acercar al autor a las nuevas generaciones. Sus
voces, sin lugar a dudas, lograron un eco mayor de lo que el mismo Porchia
esperaba. Y por eso siguen sonando hasta hoy.
“Te quiero como
eres, pero no me digas cómo eres”
“Cuando yo me
muera, no me veré morir, por primera vez”
“Sí, me apartaré.
Prefiero lamentarme de tu ausencia que de ti”
“Qué te he dado, lo
sé. Qué has recibido, no lo sé”
“Estás atado a
ellos y no comprendes cómo, porque ellos no están atados a ti”
“Yo no estoy
conforme de ti. Pero si tú tampoco estás conforme de ti, yo estoy conforme de
ti”
“Cuanto he perdido lo hallo a cada paso y me
recuerda que lo he perdido”
“Si me olvidase de
lo que no he sido, me olvidaría de mí” “A veces pienso en ganar altura, pero no
escalando hombres”
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