LOS
PÁJAROS DESOCULTADOS POR JUAN PABLO
PEDEMONTE SERÁN DIFUNDIDOS POR TV CIUDAD
HONESTIDAD
/ HUMILDAD / HAMBRE / HUEVOS
El
ya muy difundido ciclo de documentales HD Los
pájaros ocultos (FCC, 2011, 2014) que realizó el poeta, plástico y videasta
Juan Pablo Pedemonte para Tremendo films, será emitido
próximamente por TV Ciudad.
Estos
trabajos de desocultamiento investigan
el ciclo vital de artistas uruguayos que, según el realizador, “tienen en común
-a juicio de la crítica especializada- haber desarrollado una obra que no ha
sido difundida convenientemente de acuerdo a su calidad”.
La
primera serie de largometrajes que se emitirán televisivamente incluye las
figuras de Álvaro Figueredo, Pedro
Piccatto, Octavio Podestá, Clever Lara, Lucio Muniz, José Parrilla, Miguel
Ángel Tosi, Enrique Estrázulas, Marosa di Giorgio, Jorge Meretta, Alfredo Fressia y Hugo Giovanetti Viola.
¿Cómo
definirías al verdadero vuelo artístico?
Tal vez sea, en
definitiva, inefable. Sí es aprehensible la calidad de una obra a través de la
sensibilidad cultivada (porque de gustos está casi todo escrito) pero, en
último término, es indefinible; hay una zona que le pertenece al misterio. Pero
sí se puede hablar de algunas condiciones necesarias para emprender vuelo
propio, como son estas cuatro H:
honestidad (ser uno mismo), humildad (saber que somos mota de polvo del
universo), hambre (tener sed de aprendizaje y crecimiento) y huevos (saber
bancar el cáliz amargo). Y a partir de ahí, construir. Por supuesto que el
talento existe y hay quienes tienen su adn helicoidado en la magia.
Por otra parte, creo
que el vuelo artístico tiene que ver con el dominio del símbolo o con la
capacidad de transmigrar un lenguaje a una zona de fascinación. Se trata de
metaforizar para producir un desorden objetual fascinable; en otras palabras, saber
espiritualizar la materia.
¿No
pensás que vivimos en una cultura (o más bien en una ocultura) donde el amor
incondicional al misterio
molesta?
Desde Bacon en adelante
(principios del siglo XVII), la palabra “misterio” pasó a ser inconveniente. Ni
mencionar dos siglos después a partir de Comte o la entrada del siglo XIX
después de la Francia de Robespierre. Sería ingenuo decir que no fueron
cimientos de una historia evolutiva, favorable, pero provocaron un racionalismo
inmoderado que puso en jaque las más primitiva necesidad del hombre:
espiritualizar. Hace falta eso que
Boccanera consignó en el título de su libro sobre Gelman: “confiar en el
misterio”.
Hoy el arte se
encomienda más a lo “misterioso” que a saber entrar en el misterio. Asistimos a
la paradoja de una imposición del “vale todo”; legitimada sistemáticamente en
los museos, en los concursos, en las performances. Quiero decir, desde arriba, desde
los jerarcas de la Cultura, hacia abajo. El chiste de una banda presidencial en
el perro de Mujica obtuvo el último Premio Nacional de Artes Plásticas. Es casi
obsceno. El “vale todo” termina siendo idéntico al “vale nada.
¿Cuáles
fueron las peores dificultades que se te plantearon al intentar construir estas historias con un calado mítico?
En realidad no hay algo
tan deliberado. Los artistas calan per se,
más allá de que intenté que los documentales respetasen la diagramación
espiritual de sus obras. Lógicamente, aportando mi color autoral.
¿Podríamos
afirmar que lo que tienen en común tus pájaros
desocultados es haber sobrevivido, al decir de Joaquín Sabina, con un alma
en oferta que nunca vendieron?
Totalmente. De eso se
trata; de autores que han apostado a la máxima de Boido: porque la poesía no se vende.
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