PAULO
FREIRE
PEDAGOGÍA DEL OPRIMIDO
CIENTOVIGESIMOQUINTA ENTREGA
CAPÍTULO
4 (15)
Colaboración (6)
Le revolución es biófila, es
creadora de vida, aunque para crearla sea necesario detener las vidas que
prohíben la vida.
No existe la vida sin la muerte,
así como no existe la muerte sin la vida. Pero existe también una “muerte en
vida”. Y la “muerte en vida es, exactamente, la vida a la cual se le prohíbe
ser”.
Creemos que ni siquiera es
necesario utilizar datos estadísticos para demostrar cuántos, en Brasil y en
América Latina en general, son los “muertos en vida”, son “sombras” de gente,
hombres, mujeres, niños, desesperados y sometidos (124) a una permanente
“guerra invisible” en la que el poco de vida que les resta va siendo devorado
por la tuberculosis, por la diarrea infantil, por mil enfermedades de la
miseria, muchas de las cuales son denominadas “dolencias tropicales” por la
alienación.
Frente a situaciones como esta,
señala el padre Chenu, muchos, tanto entre los padres conciliares como entre
los laicos informados, temen que, al considerar las necesidades y miserias del
mundo, nos atengamos a una apostasía conmovedora a fin de paliar la miseria y
la injusticia en sus manifestaciones y sus síntomas, sin que se llegue a un
análisis de las causas, a la denuncia del régimen que segrega esta injusticia y
engendra esta miseria. (125)
Lo que defiende la teoría
dialógica de la acción es que la denuncia del “régimen que segrega esta
injusticia y engendra esta miseria” sea hecha con sus víctimas a fin de buscar
la liberación de los hombres, en colaboración con ellos.
Notas
(124) La mayoría de ellos, dice
Gerassi, refiriéndose a los campesinos, se vende o venden como esclavos a miembros
de su familia, con el fin de escapar a la muerte. Un diario de Belo Horizonte
descubrió nada menos que 50.000 víctimas (vendidas por 1.500 cruceiros) y el
reportero, continúa Gerassi, para comprobarlo, compró a un hombre y a su mujer
por 30 dólares. “Vi mucha gente morir de hambre -explicó el esclavo- y por esto
no me importa ser vendido.” Cuando un traficante de hombres fue apresado en Sâo
Paulo en 1959, confesó sus contactos con hacendados de la región, dueños de
cafetales y constructores de edificios interesados en su mercadería, excepto,
sin embargo, las adolescentes que eran vendidas a los burdeles. John Gerassi, A invassâo da América Latina,
Civilizaçâo Brasileira, Río, 1965, p. 120.
(125) Chenu, Témoignage Chrétien, abril de 1964, citada por André Moine,
Cristianos y marxistas después del Concilio, Editorial Arandú, Buenos Aires,
1965, p. 167.
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