SEXUALIDAD Y NIHILISMO DEL MARQUÉS DE SADE
Por Daniel Morales
(2 / 6 / 2014)
El Marqués de Sade es uno de los
personajes más entrañables de la literatura francesa, mundialmente conocido por
las novelas Justine o los infortunios de la virtud y Las 120 jornadas de Sodoma; es considerado una de
las personas más perversas de la historia. La palabra “sádico”, refiriéndose a
la persona quien recibe placer al inducir dolor físico o psicológico a otro ser
vivo, tiene una referencia lingüística ligada a él, y mientras su obra
permanece en la historia como uno de los libros más controversiales de todos
los tiempos, la vida de Donatien Alphonse François de Sade, mejor conocido como
Marqués de Sade, también fue bastante tumultuosa, marcada por el hedonismo excesivo
que caracteriza sus obras.
Sade nació en el seno de una familia
adinerada y recibió una educación privilegiada, siempre fue una persona
interesada por los viajes y los lugares exóticos gracias al trabajo de diplomático
que su padre desempeñaba; eso lo llevó a tener dos materias favoritas de las
cuales devoraba libros enteros: filosofía e historia. A la edad de 16 años
entró al ejército, donde demostró aptitudes dignas de un líder, y gracias a su
eficacia y desempeño se convirtió en un miembro indispensable para su régimen.
El Marqués de Sade
se casó con Rénee Pelagie a los 23 años: ese matrimonio fue arreglado por los
padres de los prometidos, quienes no tuvieron voto en la decisión, lo que
afectó mucho a Sade, pues buscaba casarse con una mujer de la que en verdad
estaba enamorado. Esto lo afectó profundamente y ese sentimiento se ver
reflejado en Aline y Valcour, libro en el
que menciona los infortunios del matrimonio arreglado. Aunque el Marques
vivió gran parte de su vida con Rénee, quien se convirtió en el eje de su vida
durante muchos años, él siempre resintió el no encontrar en su vida un amor
romántico.
Es después de un
matrimonio en el que el sexo jugó un papel importante, cuando los “escándalos”
comenzaron; esos rumores y chismes convirtieron a Donatien Alphonse François de
Sade en un mito que vive hasta nuestros tiempos. Su abierta vida sexual puede o
no deberse a la falta del amor que no encontró en su matrimonio, y en su vida
en general, pero fue después de la boda cuando es arrestado por motivos que aun
no son claros; se sospecha que pagó a una mujer por tener sexo con ella, le
pidió tener sexo anal y acciones que no se habían estipulado en el trato. Así
era su estilo de vida, en el que entre orgías y prostitutas se desarrolló la
idea opuesta ante sus profundos deseos de encontrar el amor verdadero.
.
“Los días, que en
un matrimonio por conveniencia sólo traen consigo espinas, hubieran dejado que
se abrieran rosas de primavera. Cómo hubiese recogido esos días que ahora
aborrezco. De la mano de la felicidad se hubieran desvanecido demasiado
deprisa. Los años más largos de mi vida no tendrían suficiente para ponderar mi
amor. En veneración continua me arrodillaría a los pies de mi mujer y las
cadenas de la obligación, siempre recubiertas de amor, habrían significado para
mi corazón arrebatado sólo grados de felicidad. ¡Vana ilusión! ¡Sueño demasiado
sublime!”
El escándalo fue el sinónimo de Sade,
a partir de entonces su vida corrió a cargo de las palabras que se
transmitieron de boca en boca, sus perversiones se multiplicaban mientras viajaban
más lejos y su inmunidad poco a poco perdió fuerza.
Cuando comenzó a trabajar en la
corte, inició su vida promiscua seduciendo a mujeres jóvenes y casadas, huyó
con una de ellas durante dos años, aun así su mujer permaneció a su lado y fue
poco después, en 1768, cuando el “escándalo de Arcueil” lo mantuvo preso por
siete meses por, supuestamente, engañar a una mujer para que entrase a su casa
y después desnudarla, azotarla y realizar cortes sobre su piel con una navaja.
Fue absuelto debido a falta de pruebas, sólo permaneció en prisión 15 días y
nunca se supo si la mujer inventó la historia o fue por las amistades de Sade
que este logró ser liberado.
Gran aficionado por el teatro, la literatura, la política y la fascinación
sexual, su obra literaria se convierte en un mensaje de un hombre a algo más
que su época, se convierte en un legado filosófico de alguien quien vivió la
Revolución Francesa de frente, que sufrió ataques por parte de la sociedad en
la que vivía; de alguien cuyo nihilismo y ateísmo eran demostrados en sus
convenciones sexuales, plasmando su concepción de instituciones a través de
personaje que realizan actos inhumanos con sus juguetes sexuales, los que,
muchas veces, representan al pueblo francés.
El “escándalo de
Marsella” fue con el que comenzó la vida de Sade del otro lado de la Ley;
durante esos años fue perseguido debido a que supuestamente había envenenado
con caramelos a tres prostitutas, de 18, 20 y 22 años, durante una orgía en la
que participaron el Marqués y su sirviente. Huyó a Italia con su cuñada y fue
entonces cuando su suegra comenzó a perseguirlo acusándolo de perturbador de la
paz y pervertido. Cuando Sade regresó a Francia para visitar a su moribundo
padre, fue encarcelado, y así permaneció trece años.
El Marqués de Sade fue uno de los
últimos prisioneros de la Bastilla, antes de la Revolución Francesa:
“Desde el instante terrible en que me
arrancaron tan ignominiosamente de tu lado, mi querida amiga, he sido víctima
del sufrimiento más cruel. Me han prohibido darte detalles sobre esto, y todo
lo que puedo decirte es que es imposible ser más desgraciado de lo que soy. Ya
he pasado diecisiete días en este horrible lugar. Pero las órdenes que han dado
ahora deben ser muy diferentes de las de mi reclusión anterior, porque la
manera de tratarme no se parece nada a la de entonces. Siento que me es
totalmente imposible soportar más tiempo un estado tan cruel. La desesperación
se apodera de mí. Hay momentos en que no me reconozco. Siento que estoy
perdiendo la razón. La sangre me hierve demasiado para soportar una situación
tan terrible. Quiero volver mi furor contra mí mismo, y si no estoy fuera
dentro de cuatro días, estoy seguro de que me romperé la cabeza contra los
muros”.
Es allí donde Sade
escribió la mayoría de sus libros y donde su enclaustramiento lo llevó a un
deterioro físico y mental. Fue esto, también, lo que lo indujo a autonombrarse
misántropo y donde su vida se convirtió en un infierno personal. Es gracias a
la Revolución Francesa que logró obtener su libertad, pero sin el apoyo de su
esposa era libre en un mundo donde se encontraba solo; su divorcio fue de los
primeros en ser registrados en Francia, gracias al triunfo de la Revolución. En
sus últimos años Sade ganó y perdió el apoyo del nuevo régimen, incluso
escribió el discurso para el funeral de Jean – Paul Marat y entre sus obras de
teatro y su trabajo en la burocracia volvió a ser detenido y enviado a prisión
por seis semanas sin un motivo real para encontrarse allí. Es esa época, la del
Terror Francés, en la que la guillotina cortaba la cabeza de cualquiera que el
Estado sospechara de traidor, Sade fue víctima del horror psicológico y poco
antes de ser decapitado fue puesto en libertad sólo para terminar en una
prisión por el resto de su vida, pues se descubrió que era el autor de la
famosa y censurada obra: Justine.
El Marqués de Sade vivió los últimos
años en el Charenton, donde su condición era deplorable. Se dice que mucha
gente lo veía como un hombre agradable, hasta el momento en el que se enteraban
de quién era. También se dice que durante esa época tuvo una amante de 13 años.
Finalmente, el 2 de diciembre de 1814, a la edad de 74 años, con sobrepeso y
ceguera, el tiempo se encargó de condenar su vida y obra, y fue el mismo tiempo
el que convirtió aquellos textos uno de los registros de filosofía, sexualidad
y libertad más importantes de la historia.
1 comentario:
La trascendencia de Sade, también llega a la terapia de pareja, mostrándonos un pensamiento avanzado para su época y a veces para la nuestra. Sin duda que se requiere de tiempo y curiosidad para que las parejas puedan sacar provecho a su sexualidad y relación y Sade es un referente valioso.
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