ENCUENTRO CON LA SOMBRA
(El poder del lado oscuro de la
naturaleza humana)
Carl
G. Jung / Joseph Campbe.
ll
/ Marie-Louise von Franz / Robert Bly / Ken Wilber / Nathaniel Branden / Sam
Keen / Larry Dossey / Rollo May
/ M. Scott Peck / James Hillman / John Bradshaw y otros.
Edición a cargo de Connie Zweig y
Jeremia Abrams.
CIENTOSEXAGESIMOTERCERA
ENTREGA
NOVENA PARTE
EL TRABAJO CON LA SOMBRA: CÓMO
ILUMINAR LA OSCURIDAD
MEDIANTE LA TERAPIA, LOS RELATOS Y
LOS SUEÑOS
38: EL TRABAJO CON LOS SUEÑOS DE
LAS MUJERES
Karen Signell (5)
¿Cuál
puede ser el líquido que adormece? Según Carolyn se trata del alcohol ya que
ella, en ocasiones, bebe vino o cerveza para relajarse. Pero, como evidencia
claramente el sueño, el líquido sólo disipa momentáneamente los fantasmas del
inconsciente que la han atemorizado durante toda su vida. El sueño también nos
dice que no todos los fantasmas pueden ser adormecidos, es decir, seguir
reprimidos en el inconsciente, ya que la verdad no descansa y los fantasmas
seguirán propugnando por salir a la superficie y manifestarse.
En
esa época Verité -la verdad- no venció, lo cual demostraba también que Carolyn
no se hallaba en condiciones de descubrir más su inconsciente. Años más tarde,
tras acopiar fuerzas para afrontar por fin la verdad, Carolyn terminó
recordando que su madre la había maltratado físicamente siendo muy pequeña y
que su padre había abusado sexualmente de ella a los cuatro años de edad. Es
muy probable que por ese motivo hubiera revivido esos incidentes en un estado
de trance o disociación -“como si estuviera contemplando una película”- como
suelen hacerlo los niños menores de cinco años. Los “zombis” del sueño eran las
imágenes de sus padres que Carolyn había conservado de aquella época. Su madre
tomaba tranquilizantes y parecía extrañamente ausente, como si fuera un zombi,
aunque a veces, no obstante, era víctima de súbitos arrebatos de ira
inconsciente en los que llegaba a golpearla. De la misma manera, cuando su
padre abusaba de ella no parecía ser el
mismo sino alguien extrañamente indiferente y ausente que, muy probablemente,
se hallaba también presa de un estado de compulsión inconsciente, quizás una
reviviscencia de algún abuso al que también había sido sometido en su infancia.
¿Cómo
encajaba este sueño en el presente de Carolyn? ¿Por qué motivo el sueño había
aparecido en esta época concreta de su vida? Carolyn temía que el aspecto de su
sombra que se negaba a abrir la puerta de los lavabos y acceder a su vida
cotidiana fuera su lesbianismo y se sentía muy ansiosa al respecto. Es por ello
que Carolyn luchaba contra Verité, porque si permitía que esa verdad saliera a
plena luz del día traería consigo el fantasma profundo de una sombra
arquetípica mucho más aterradora que había estado proyectando sobre sí misma
como una niña maltratada y violada ya que una de sus imágenes más tempranas que
tenía de sí misma era la de una “niña mala”. No cabe pues la menor duda con
respecto al motivo por el cual Carolyn tenía que luchar contra Verité porque de
otro modo tendría que aceptarse a sí misma saliendo del lavabo convertida en
una lesbiana y porque la desaprobación cultural volvería a abrir aun más sus
profundas heridas personales y arquetípicas.
Carolyn
respetó las implicaciones del sueño pero estaba todavía demasiado ansiosa como
para poder descubrir la naturaleza exacta de sus viejas heridas y curarlas y aun
no tenía la suficiente fortaleza como para poder cambiar su estilo de vida.
Para ello necesitaba aprender a diferenciar entre sus miedos personales y los
temores arquetípicos. En cierto momento, Carolyn dijo que se sentía obligada a
ser abierta pero también agregó que “quienes se creen invulnerables no conocen
la crueldad”. Necesitaba descender un poco más junto a su vieja “madre buena”
que no podía escuchar cosas desagradables, antes de hallarse en condiciones de
afrontar la terrible realidad que había vivido en su infancia y asumir las
consecuencias sociales que pudieran derivarse de su cambio de valores.
El
hecho de abrir la puerta a todos los contenidos negativos de nuestra sombra,
por más indignos que puedan parecernos (nuestra rata más repugnante, nuestra
rivalidad más agria, nuestros fantasmas familiares y nuestros más íntimos
secretos), puede ayudarnos a ablandar nuestro corazón hacia nosotros mismos y
hacia nuestros semejantes, a ser más comprensivos con las flaquezas humanas y a
ser más cuidadosos para no proyectar nuestra sombra sobre los demás ni sobre
nosotros mismos.
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