25/5/17

RICARDO AROCENA

DINOSAURIOS

Reflexiones sobre la ecología, el medio ambiente, las multinacionales,la contaminación, los países desarrollados, los países dependientes, los organismos internacionales y el destino de los dinosaurios.



SEXTA ENTREGA



FRACKING



Mientras la negligencia y la pobreza influyeron para que más de 3 000 barriles de petróleo de Petro-Perú contaminaran los ríos de la amazonia peruana, con el saldo de la evacuación de seis comunidades indígenas ubicadas en el distrito de Morona, provincia del Datem del Marañón, en la región de Loreto; en la amazonia colombiana preocupa la utilización del fracking, una controvertida tecnología extractiva, que es aplicada ante el casi total agotamiento de las reservas energéticas.


A los EEUU su utilización le ha rendido enormemente, a tal punto que por ejemplo durante el 2014, por primera vez trepó a la cima de países productores de petróleo. La técnica consiste en la perforación de la superficie de la tierra,que es inyectada con productos químicos a alta presión y agua residual a gran profundidad, pero tiene como consecuencia que contamina las aguas subterráneas, produce escasez del líquido, los productos utilizados contaminan el aire, genera lluvia ácida y aumenta los índices de ozono del suelo. Según el ecoportal (http://www.ecoticias.com/ esta técnica, puede provocar “problemas de salud, como asma, dolores de cabeza, presión arterial alta, anemia, ataques al corazón y cáncer y puede tener un efecto perjudicial sobre los sistemas inmunológico y reproductivo, así como en el desarrollo embrionario.”


Agregan que “Un estudio reciente de la Universidad Johns Hopkins, encontró que los hogares ubicados en zonas suburbanas y rurales cercanos a los sitios de fractura hidráulica, en general tienen una concentración de radón un 39 % más alta, que aquellos ubicados en áreas urbanas sin fracking. El radón (la segunda causa mundial de cáncer de pulmón después del tabaquismo) es un gas radiactivo natural, inodoro, insípido, invisible y soluble, por lo que algunos restos disueltos pueden aparecer en los pozos de agua y en las napas subterráneas y otros dispersarse por el aire.”


La fractura hidráulica estimula el surgimiento de terremotos, que además son imposibles de predecir, mientras que el gas metano que libera fomenta el “efecto invernadero”. Entre las multinacionales que proyectan la utilización de esta técnica en la zona amazónica está Texaco (hoy parte de Chevron) que debió comparecer ante la justicia por haber derramado intencionalmente años atrás en Ecuador 19 mil millones galones de residuos y 17 millones de galones de petróleo, lo que ha sido considerado por las organizaciones ecologistas como el peor desastre petrolero del mundo.



VERDE SANGRE



Recientemente la hondureña Berta Cáceres se sumó a la extensa lista de militantes ambientalistas asesinados. A partir del golpe de estado de 2009, Honduras fue inundada de megaproyectos, la mayoría de ellos para la provisión de energía para emprendimientos mineros. Finalmente fue aprobado el de la represa de Agua Zarca, que generó el rechazo de la población lugareña porque la propuesta privatizaba el río Gualcarque y su contorno varios kilómetros a la redonda, obligaba a desplazamientos, e impedía que la comunidad desarrollara sus actividades agrícolas.



Las organizaciones indígenas objetaron la construcción y en el 2010 Cáceres llevó la protesta a Tegucigalpa, para exigir al Congreso que desestimara el proyecto hidroeléctrico. Pero ante la falta de respuestas en el 2013 la población comenzó una toma indefinida de carreteras para impedir la entrada de maquinaria pero fue desalojada violentamente reiteradas veces por la Policía hondureña con trágicas consecuencias. Entre ese año y el siguiente resultaron asesinados tres manifestantes mientras que la población sufría una campaña sistemática de represión, instrumentada por las autoridades, la policía, los medios de comunicación y las empresas constructoras. Es en ese marco de violencia, que fue cobrando nuevas muertes, que Berta Cáceres finalmente es asesinada. Uno de sus compañeros  y único testigo del hecho, Gustavo Castro, señaló: “Berta no luchó por un río, su trabajo no era local. Murió por algo de lo que todos somos responsables: por la biodiversidad del planeta. No podemos dar la espalda a su causa”.

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