LOS
RECOVECOS DE MANUEL MIGUEL
Desbocada
reinvención de la vida de Manuel Espínola Gómez.
Hugo
Giovanetti Viola
Primera edición: Caracol al Galope, 1999.
Primera edición WEB: elMontevideano Laboratorio de
Artes, 2016.
CUADRAGESIMOSÉPTIMA ENTREGA
DUODÉCIMA
PUERTA: ENTRAÑA Y LÍMITE (2)
El detective estacionó
la limusina negra frente a la casa de invierno de Tolstoi y anunció acomodando
el espejo retrovisor:
-Nos persigue un borracho.
Estaba despatarrado frente a un almacén pero cuando nos vio pasar salió como
chijete. ¿Te acordaste de traer la llave, ma chérie?
La Mermelada se tanteó
el busto de ballena y murmuró.
-Está aquí, en la cueva
del tesoro. La KGB no falla, campeón. Y menos si hay pulseada entre zares
metafísicos.
-¿Conocés al borracho?
-Sí. Es el pater
Marmeladov. Déjenme bajar sola que yo le parto el alma comme il faut.
Los
jirones del frac de Marmeladov resplandecen como alas entre la luz boreal. Y
cuando se hinca frente a la vieja dice:
-No
peques más, tumor de mi palacio.
-¿Cuánto
necesitás?
-PRECISO
QUE TE SALVES!!!! PRECISO QUE SE SALVE EL BASTIÓN DE LO ETERNO!!!!
-Digo
cuánto necesitás para retocarte el pedo, lobizón de probeta. El discurso
redentor podés metértelo en las hemorroides.
Entonces
los ojos-rajas del viejo de altos pómulos emigran hacia un celeste que creo
reconocer. Y de repente aúlla:
-YO
CHUPO PORQUE AQUÍ YA NO HAY GRAN TIEMPO NI EL MERCADO NEGRO, ¿ENTENDÉS? YO
NECESITO EFERVESCENCIA QUIETA!!!! PERO ENTERRARON TANTO LA FONTE QUE ESTO SE VA
LLENANDO DE CUERVOS PEDORREROS!!!! NO HAY OTRA FORMA DE SOBREVIVIR!!!!
-¿Te
alcanzan 5 rublos?
-Vendrían
bien. Pero hasta que no te transformes en un cuervo guardián Dios no va a
perdonarte. Te lo advierte el inspirador de tu santo nombrete.
Durante
unos momentos la vieja parece aguantar el llanto enchastrándose las paletas
postizas con el rouge: después escarba en su pechuga, saca un billete
apelotonado y lo deja caer en el suelo mientras retruca como si escupiera:
-Ya
me morí, papá.
El hibernadero de
Tolstoi es un gran chalé-casilla que recorta su verdor tristemente latoso sobre
un fondo con árboles. La Mermelada pide que nos calcemos las galochas impuestas
a los visitantes y el detective me hace una guiñada y murmura:
-El perfecto espionaje.
Che: ¿alguna vez soñaste con ver desde tan cerca a un borracho de Dostoievski?
-Todavía estoy erizado.
¿Y a ella le dicen la Mermelada por Marmeládov, nomás?
-Eco. Ella vivió unos
cuantos años aquí en Moscú trabajando como corresponsal fantasma para
Latinoamérica. Igual que Tomatito.
-SHHHH!!!! -levanta un
candelabro principesco la vieja, y cuando las tres llamas vuelven a su lugar me
imagino a Satanás travestido con oro. -Ahora suspendan las mormoraciones. En
este momento somos una patrulla de la KGB vigilando el laboratorio del Espíritu
Santo. Y si al pelado no le gusta, que devuelva el carné del Partido y contrate
a James Bond.
Entonces el detective
me clava una pureza fluvial que parece reclamar mansedumbre de serpiente y
astucia de paloma.
-Ma qué James Bond,
hermana. Si el imperialismo inglés estás más pasado de moda que el centralismo
democrático -me arriesgo a retrucar.
Pero ella sonríe:
-Bien sûr. Por fin vas
entendiendo que todos los manifiestos de la VERDAD y el VERBO son morfe de
gusanos. Vengan de donde vengan.
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