LECCIONES
DE VIDA
ELISABETH
KÜBLER-ROSS Y DAVID KESSLER
QUINCUAGESIMOCUARTA ENTREGA
7
/ LA LECCIÓN DEL TIEMPO (2)
El cambio es decir
adiós a una situación vieja y familiar y enfrentarse a otra nueva y
desconocida. A veces no es lo viejo o lo nuevo lo que nos intranquiliza, sino
el intervalo entre las dos situaciones. Ronnie Kaye, autora de Spinning Straw into Gold (Convertir la paja en oro), que ha
superado en dos ocasiones un cáncer de mama, dice: “En la vida, cuando una
puerta se cierra siempre hay otra que se abre… pero los pasillos son un infierno.
Así es como funciona el cambio. Normalmente, empieza con una puerta que se
cierra, un final, una conclusión, una pérdida, una muerte. Entonces pasamos por
un período incómodo durante el que lloramos aquel final y vivimos en la
incertidumbre de lo que vendrá después. Este período de duda es duro, pero
justo cuando sentimos que ya no podemos resistir más, surge algo nuevo: una
reintegración, una reinversión, un nuevo comienzo. Se abre una puerta. Si
luchamos contra el cambio estaremos en lucha toda la vida, así que tenemos que
encontrar la manera de darle la bienvenida al cambio o, al menos, aceptarlo.
Cuando preguntamos a
alguien cuántos años tiene, en realidad le estamos preguntando de qué época es.
Intentamos establecer un marco de referencia situando a esa persona en el
pasado. Cuando averiguamos su edad, sabemos los recuerdos que tiene. Quizá lo
sepa todo sobre el plan Marshall, Jackie Onassis, el primer paseo lunar, los
teléfonos de disco o el DOS. Podemos rememorar esa información de un modo amistoso,
como por ejemplo cantando juntos viejas canciones de los Beatles. Pero también
podemos recordarla de una forma hostil y pensar que esa persona es ridícula por
haberse dejado atrapar por los postulados hippies. En ambos casos no la vemos
exactamente como es en este momento, sino que la juzgamos por la suma de sus
experiencias pasadas.
Resulta muy liberador
desprenderse de las ideas preconcebidas. Todos hemos oído frases como “No
parece que tengas cuarenta años” y la consiguiente respuesta: “Pues este es el
aspecto que se tiene a los cuarenta.” La primera persona quiere decir, en esencia,
que la otra no encaja en su percepción de los cuarenta años. La segunda señala
que ese el aspecto que ella tiene a los cuarenta años y que no la clasifique
según sus expectativas.
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