CARLOS
CASTANEDA
LAS
ENSEÑANZAS DE DON JUAN
(Una
forma yaqui de conocimiento)
TRIGESIMOTERCERA
ENTREGA
PRIMERA
PARTE
“LAS
ENSEÑANZAS”
III
(10)
Domingo,
15 de abril, 1962 (2)
-Pero ¿qué tiene que
hacer para evitar la derrota?
-Debe hacer lo que hizo
con el miedo: debe desafiar su claridad y usarla sólo para ver, y esperar con
paciencia y medir con tiento antes de dar otros pasos; debe pensar, sobre todo,
que su claridad es casi un error. Y vendrá un momento en que comprenda que su
claridad era sólo un punto delante de sus ojos. Y así habrá vencido a su
segundo enemigo, y llegará a una posición donde nada ya puede dañarlo. Esto no
será un error ni tampoco una ilusión. No será solamente un punto delante de sus
ojos. Ese será el verdadero poder.
“Sabrá entonces que el
poder tanto tiempo perseguido es suyo por fin. Puede hacer con él lo que se le
antoje. Su aliado está a sus órdenes. Su deseo es la regla. Ve claro y parejo
todo cuanto hay alrededor. Pero también ha tropezado con su tercer enemigo: ¡el
poder!
“El poder es el más
fuerte de todos los enemigos. Y naturalmente, lo más fácil es rendirse; después
de todo, el hombre es de veras invencible. Él manda; empieza tomando riesgos
calculados y termina haciendo reglas, porque es el amo del poder.
“Un hombre en esta
etapa apenas advierte que su tercer enemigo se cierne sobre él. Y de pronto,
sin saber habrá sin duda perdido la batalla. Su enemigo lo habrá transformado
en un hombre cruel, caprichoso.”
-¿Perderá su poder?
-No, nunca perderá su
claridad ni su poder.
-¿Entonces qué lo
distinguirá de un hombre de conocimiento?
-Un hombre vencido por
el poder muere realmente sin saber cómo manejarlo. El poder es sólo una carga
sobre su destino. Un hombre así no tiene dominio de sí mismo, ni puede decir
cómo ni cuándo usar su poder.
-La derrota en manos de
cualquiera de estos enemigos ¿es definitiva?
-Claro que es
definitiva. Cuando uno de estos enemigos vence a un hombre, no hay nada que
hacer.
-¿Es posible, por
ejemplo, que el hombre vencido por el poder vea su error y se corrija?
-No. Una vez que un
hombre se rinde, está acabado.
-¿Pero si el poder lo
ciega temporalmente y luego él lo rechaza?
-Eso quiere decir que
la batalla sigue. Quiere decir que todavía está tratando de volverse hombre de
conocimiento. Un hombre está vencido sólo cuando ya no hace la lucha y se
abandona.
-Pero, entonces, don
Juan, es posible que un hombre se abandone al miedo durante años, pero
finalmente lo conquiste.
-No, eso no es cierto.
Si se rinde al miedo nunca lo conquistará, porque se asustará de aprender y no
volverá a hacer la prueba. Pero si trata de aprender durante años, en medio de
su miedo, terminará conquistándolo porque nunca se habrá abandonado a él en
realidad.
-¿Cómo puede vencer a
su tercer enemigo, don Juan?
-Tiene que desafiarlo,
con toda intención. Tiene que llegar a darse cuenta de que el poder que
aparentemente ha conquistado no es nunca suyo de verdad. Debe tenerse a raya a
todas horas, manejando con tiento, y con fe todo lo que ha aprendido. Si puede
ver que, sin control sobre sí mismo, la claridad y el poder son peores que los
errores, llegará a un punto en el que todo se domina. Entonces sabrá cómo y
cuándo usar su poder. Y así habrá vencido a su tercer enemigo.
“El hombre estará, para
entonces, al fin de su travesía por el camino del conocimiento, y casi sin
advertencia tropezará con su último enemigo: ¡la vejez! Este enemigo es el más
cruel de todos, el único al que no se puede vencer por completo; el enemigo al
que solamente podrá ahuyentar por un instante.
“Este es el tiempo en
que un hombre ya no tiene miedos, ya no tiene claridad impaciente; un tiempo en
que todo su poder está bajo control, pero también el tiempo en el que siente un
deseo constante de descansar. Si se rinde por entero a su deseo de acostarse y
olvidar, si se arrulla en la fatiga, habrá perdido el último asalto, y su
enemigo lo reducirá a una débil criatura vieja. Su deseo de retirarse vencerá
toda su claridad, su poder y su conocimiento.
“Pero si el hombre se
sacude el cansancio y vive su destino hasta el final, puede entonces ser
llamado hombre de conocimiento, aunque sea tan sólo por esos momentitos en que
logra ahuyentar al último enemigo, el enemigo invencible. Esos momentos de
claridad, poder y conocimiento son suficientes.”
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