ENCUENTRO
CON LA SOMBRA
(El poder del lado oscuro de la
naturaleza humana)
Carl
G. Jung / Joseph Campbell.
ll
/ Marie-Louise von Franz / Robert Bly / Ken Wilber / Nathaniel Branden / Sam
Keen / Larry Dossey / Rollo May
/ M. Scott Peck / James Hillman / John Bradshaw y otros.
Edición
a cargo de Connie Zweig y Jeremia Abrams.
CIENTOSEPTUAGESIMOTERCERA
ENTREGA
DÉCIMA PARTE
RECUPERAR NUESTRO LADO OSCURO
MEDIANTE LA INTUICIÓN, EL ARTE Y EL RITUAL
INTRODUCCIÓN (3)
El
psicólogo y escritor Nathaniel Branden -que fue quien popularizó el término Yo
enajenado- nos relata en “Asumir el Yo Enajenado” el modo en que varios de sus
clientes llegaron a tomar conciencia de sus sentimientos infantiles de dolor y
de poder.
En
“Educar a Nuestra Vergonzosa Voz Interna” -un fragmento de Healing the Shame That Bind Us- el escritor y líder de talleres
grupales John Bradshaw investiga la función crítica y avergonzante de la voz
interna. Como dice la analista junguiana Gilda Frantz: “Para llegar a integrar
el complejo de la sombra debemos mascar nuestra vergüenza una y otra vez como
si se tratara de un cartílago”.
En
“El Aprendizaje de la Imaginación Activa” la analista Barbara Hanna nos ofrece
una introducción general al trabajo con la imaginación activa -tal como le fue
enseñada por el mismo Jung- que puede mostrar a los lectores una forma práctica
de utilizar su energía creativa para integrar su propia sombra.
A
continuación siguen dos artículos -especialmente escritos para este libro- en
lo que la artista de Los Angeles Linda Jacobson nos enseña a utilizar la
visualización para evocar imágenes y esbozar gráficamente la sombra y la
psicoterapeuta y novelista Deena Metzger, por su parte, nos propone el
ejercicio de escribir sobre los demás como
una forma muy reveladora de trabajo con la propia sombra.
Por
más esfuerzos que realicemos y por más prolongadas que sean las negociaciones
que llevemos a cabo para reapropiarnos de la sombra, el resultado, sin embargo,
es incierto. No sabemos de ningún ser humano que haya hecho consciente toda la
vergüenza, la avaricia, los celos, la rabia, el racismo y la tendencia a hacer
enemigos. No existe ningún ser humano que haya dejado de proyectar sobre los
demás sus mezquindades más oscuras o sus aspiraciones más elevadas.
En
realidad, el proceso de descubrimiento de la sombra es interminable y cada vez
que afrontamos un nuevo miedo, cada vez que aceptamos algo que previamente
habíamos rechazado, descubrimos la existencia de un estrato todavía más profundo.
Pero en el recoveco más insospechado del camino podemos encontrarnos con que
las cualidades que nos parecían más atractivas y luminosas revelan sus facetas
más oscuras y aquellas otras que nos resultaban más insoportables se
convierten, por el contrario, en algo sumamente interesante.
Así,
por ejemplo, cuando una mujer reprime su propia sensualidad percibirá a las
mujeres voluptuosas como demasiado llamativas y manipuladoras. Pero esta
sensación de extrañeza desaparecerá en el mismo momento en que tome conciencia
de su propia sensualidad. Del mismo modo, cuando un hombre que detestaba los
negocios por considerarlos demasiado competitivos y codiciosos alcanza el éxito
deja de enjuiciar de una manera tan intransigente a sus semejantes. En cada uno
de estos casos nuestra identidad se expande hasta llegar a incluir aquellas
características que habíamos negado en nosotros mismos y que habíamos terminado
desterrando sobre los demás.
El
campo de batalla de esta guerra entre opuestos es el mismo corazón del ser
humano. Sólo podremos llegar a convertirnos en portadores de la luz cuando
seamos capaces de abrazar compasivamente el lado oscuro de la realidad. Cuando
nos abrimos a los demás -a los extraños, a los débiles, a los pecadores, a los
marginados- cuando simplemente los tenemos en cuenta terminamos transmutándolos
y, al actuar así, nos acercamos a la plenitud.
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