ENCUENTRO
CON LA SOMBRA
(El poder del lado oscuro de la
naturaleza humana)
Carl
G. Jung / Joseph Campbell.
ll
/ Marie-Louise von Franz / Robert Bly / Ken Wilber / Nathaniel Branden / Sam
Keen / Larry Dossey / Rollo May
/ M. Scott Peck / James Hillman / John Bradshaw y otros.
Edición
a cargo de Connie Zweig y Jeremia Abrams.
CIENTOSEPTUAGESIMOQUINTA
ENTREGA
DÉCIMA PARTE
RECUPERAR NUESTRO LADO OSCURO
MEDIANTE LA INTUICIÓN, EL ARTE Y EL RITUAL
41: ASUMIR LA RESPONSABILIDAD DE
NUESTRA PROPIA SOMBRA
Ken Wilber (2)
En
el nivel egoico la proyección es fácilmente identificable. Cuando una persona,
o una cosa, nos informa, lo más
probable es que no estemos proyectando; si, por el contrario, nos afecta es muy plausible que estemos
siendo víctimas de nuestras propias proyecciones. Es perfectamente posible, por
ejemplo, que Jill fuera una remilgada pero ¿sería una razón suficiente para que
Betty la odiara? Evidentemente no. Betty no
sólo recibía información de que Jill era una remilgada sino que además se sentía
fuertemente afectada por la mojigatería de Jill, un signo inequívoco de que
su odio por ella no era más que el desprecio -proyectado a extravertido- que
sentía hacia sí misma. De modo similar, cuando Jack duda entre limpiar o no el
garaje, si ese impulso no hubiera sido realmente suyo, se hubiera limitado a
responder que había cambiado de opinión. Sin embargo, Jack no hizo eso sino que
se indignó con ella, “¡Qué desfachatez. Quería obligarme a limpiar el garaje!”
Jack había proyectado su propio deseo y lo experimentaba como apremio, de modo
que la inocente pregunta de su esposa no le informó sino que le afectó
profundamente y se sintió injustamente presionado. Y esta es una diferencia
fundamental: lo que vemos en los demás es más o menos correcto si se limita a
facilitarnos información pero si nos produce un fuerte impacto emocional no hay
la menor duda de que se trata de una proyección. De este modo, tanto si estamos
excesivamente ligados emocionalmente a alguien -o a algo- como si lo eludimos u
odiamos, estamos abrazando o luchando respectivamente con la sombra, un signo
inequívoco de que el dualismo-represión-proyección cuaternaria ha tenido lugar.
Desmantelar
una proyección implica “descender” por el espectro de la conciencia (desde el
nivel de la sombra hasta el nivel egoico) y cuando nos re-apropiamos de
aquellos aspectos que anteriormente habíamos alienado ampliamos nuestra área de
identificación. Para ello, el primer paso, el paso preliminar, consiste siempre
en comprender que lo que consideramos que el entorno nos hace de manera
mecánica no es más que lo que nos estamos haciendo a nosotros mismos. Nosotros somos los únicos responsables.
Por
consiguiente, si siento ansiedad probablemente alegaré que soy una víctima indefensa
de la tensión, que la gente o las situaciones son las causantes de mi ansiedad. El primer paso consiste en ser plenamente
consciente de la ansiedad, establecer contacto con ella, temblar, estremecerme,
tener dificultades para respirar -sentirla
realmente, aceptarla y expresarla- comprender que yo soy el único
responsable, que estoy tenso, que al bloquear la excitación la experimento como
angustia. Yo soy el único causante de mi propia ansiedad. La angustia no es un
asunto que se desarrolle entre yo y el medio ambiente sino que tiene lugar
exclusivamente en mi interior. Este cambio de actitud supone que, en lugar de
alienar mi excitación, en vez de desvincularme de ella y protestar por ser una víctima, he asumido la responsabilidad de lo que estoy haciendo conmigo mismo.
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