HUGO GIOVANETTI VIOLA
HABEMUS CIELO
UNO: SOPA DE HORROR
CUARTA ENTREGA
13
-Lo único que sé de Virginia
Woolf es que se tiró a un río con la ropa toda llena de piedras -se fue arrimando
a la pantalla con una payasesca mueca de terror Poli durante la primera sesión
de skype que tuvieron el domingo con su madre. -A Jerónimo le gustaba más que
Joyce, aunque siempre decía que no era de su barra.
-Sí -ironizó cascabeleantemente
Brenda. -Me acuerdo que te lo dijo una noche en Atlántida y que él en ese
momento estaba releyendo Las olas.
-De tanto no me acuerdo.
-El problema es que tu tío se
consideraba un escritor de la barra de los luminosos
pero igual terminó suicidándose, como ella.
-Ta. Cortala con ese mambo, mamá.
-Bueno, por lo menos escuchá una
de las 26 frases legendarias de Virginia
Woolf que pesqué hoy en el Facebook.
Y de nuevo volvió a sentirse sola ante la
presencia de su eterna antagonista: la vida.
-Che, acordate que vos te vas
para Valizas pero acá nieva caca de paloma -se tapó los ojazos la guitarrista
con un pasamontaña bermellón que le redondeaba un rostro idéntico al de las
tahitianas de Gauguin. -No me congeles vos.
-Pero dejame que te lea la 23,
por favor: Su cerebro se encontraba en
perfecto estado. Seguro que el mundo tenía la culpa de que no fuera capaz de
sentir.
-Ta, no te banco más. ¿Por qué no
vas a tirarle esos ladrillazos al vecino que todavía se cree que sos la Espíritu Santo?
-Por no faltarle el respeto a
Jerónimo -contempló la foto del hombre discepoliano con la que había cubierto
su portarretratos nupcial Brenda. -Y hay veces que el tío de Abel me habla tan
lindo de Jesús que me acuerdo de cuando fui feliz.
-¿Pensás volver a ir completamente sola a Valizas?
Brenda contestó graznando algo
indescifrable en la boca de la guitarrita donde se había amaderado la magnolia
de la Más Dimensión.
-Hay una cosa importante que
nunca te conté -se le puso temblorosamente infantil la voz a Poli. -Apenas
volviste de Viena el gordo me escribió para agradecerme que hubiese hecho el
sacrificio de guardar el secreto de tu viaje.
-¿Y por qué te lo agradeció?
-Porque piensa que hacer ese
viaje era la única forma que te quedaba de quererte a vos misma. Y ahora que a
él le apareció el nódulo yo me siento como el culo.
-Pero eso no es cáncer, mija. Y
para colmo a tu hermano el cura todavía
se le ocurre venir a culpabilizarme por haber hecho una vez en la vida lo que
se me cantó.
-Claro, y yo soy la cómplice.
-Pero no les des bola -gritó
Brenda. -¿Todavía no entendiste que los Rabí sienten que tienen una especie de línea directa con Dios? Ellos deliran
hereditariamente y las sapas de otro
pozo reventamos cantando Maldigo del alto cielo.
-Bueno, pero por lo menos no te
pongas piedras en el vestido para hundirte más rápido.
-Andá a la mierda, hijita.
14
-Uh: fue la final por el descenso
más tremenda que jugamos en Belvedere -le aseguró Santiago Rosso a Senel Rabí,
que acababa de aceptar una media copa de licor casero preparado con caña y
butiá. -Era el último partido del año y Danubio nos tenía que ganar para
llevarnos a un desempate.
-Yo fui a escondidas porque las
dos hinchadas habían reclutado gente de otros cuadros de La Curva y del Cerro
-pareció incendiársele el colorete a Michita. -Y él me hizo prometer que iba a
quedarme con mis padres pero no me aguanté.
-Y yo siempre le contaba a
Jerónimo que aquella tarde me di cuenta quién era el verdadero Pirín -se señaló
la franja de pelo blancuzco que le quedaba sobre su cuello de pollo el viejo.
-Porque él me habla desde la nuca. Vive acá atrás.
-Pa. Este licor está riquísimo
-hizo la seña carcelaria de bigote para arriba Senel. -¿Y usted lo escucha en
cualquier momento?
-Tuteame o no te cuento más nada.
-Muy poca gente sabe que ese es
el verdadero Pirín -se encogió sobre su vaso con una tensión saltarina idéntica
a la de una paloma Michita. -Porque el sobrenombre ya se lo había puesto la
hinchada cuando empezaron a volársele las chapas y le fue quedando un jopo tipo
pirincho.
-Y lo que le gustó más a Paco
Espínola fue que el coso de la nuca
me hiciera acariciar a las muchachas por abajo de las telas. Che: pero ese ángel es un bandido, me
acuerdo que sacudía la carretilla a lo tero porque ya estábamos bastante
mamados.
-¿Y qué fue lo que te dijo el ángel el día de la final
por el descenso?
-Me pidió que siguiera de largo.
Yo acababa de sacarme a dos de arriba y cuando todo el mundo esperaba el centro
hice el segundo amague y sentí que se me abría una especie de túnel de sol en
el área y les encajé un golazo.
Ahora el ex-half derecho de
Liverpool y las selecciones uruguayas había bajado la cabeza de huevo para
esconder el llanto y la mujer le hizo una seña tranquilizadora a Senel y
sonrió:
-Fue divino.
-Y a los cinco minutos se oyeron
los balazos atrás del arco que da a Julián Laguna y hubo que suspender el
partido -puso un dedo Pirín en el vaso de la mujer y se lo empezó a chupar con
pulcritud felina. -La policía dijo que tiraron al aire pero al final
encontraron a un hincha nuestro muerto en la vereda. Un botija que ya se
escapaba para la casa.
-Y aclarale que el que tiene
Parkinson es nada más que el hombre -se le derramó un azulamiento vangoghiano
sobre las patas de gallo a Michita.
-Lo malo es que cuando el hombre
está triste se pone a sudar sangre de madrugada y no quiere ver a nadie.
-Dicen que en esos casos mi
abuelo Salomón recomendaba rezar un De
profundis tapándose la cara con un pañuelo para que entrara el reino. Era
un moishe santo.
-Pumba -sonrió Santiago. -Pirín
acaba de aconsejarme que pruebe a hacerlo hoy mismo.
15
Poli terminó de tocar una
complicadísima suite de Bach transcripta conjuntamente con Álvaro Pierri
durante su último año de cursos y Rabí puso un dedazo recién besado sobre la
pantalla:
-Me siento un hombre en éxtasis de felicidad, diría Buddy
Glass.
-Uf. Llevo meses sin tocar esta
suite -se empezó a abanicar con el pasamontaña la guitarrista de treinta y
cuatro años que conservaba estancado un poder de seducción más infantil que
adolescente.
-Y yo llevo años sin oírte.
-Lo que pasa es que si no te
decidías a instalar el skype de una vez iba a ser medio bravo, Osobuco.
-¿Alguno de tus compañeros sabe
que en la familia te llamábamos Misobaco Yanosuda?
Entonces Poli se tapó
completamente la cara como si fuera un personaje de un cuadro de Magritte y
dijo con helada lentitud:
-Sorry por haber dicho que tenías
demencia senil.
-Ta. Ya fue -se acarició el
nódulo del cuello el hombre con osamenta de rugbista. -Y conste que estoy feliz y no contento. Son cosas muy diferentes.
-Pero lo que dijiste de que te
sentías consolando a tus amigos en tu propio velorio no se banca, papá.
-Cuando murió mi padre me sentía
igual.
-Mirá que yo comprendo que te
estés haciendo el bocho porque el abuelo Salomón tuvo cáncer de tiroides. Pero
hay muchísima gente con bocio folicular y no le pasa nada. Bueno, el médico sos
vos.
-¿Vos sabías que hace unos años
nos enteramos que cuando tu madre tuvo una pérdida seismesina estando
embarazada de tu hermano él ofreció su vida por la del nieto y en la próxima
revisación encontraron el útero perfecto?
-Ah. Una de esas casualidades que
después dicen que son milagros. Además no me cierra, porque él había ofrecido
la vida pero siguió lo más bien.
-Esas son cosas de Dios. Mirá:
voy a contarte algo que todavía no sabe ni Senel. Cuando internamos a mi viejo
porque ya estaba agonizando yo le pedí a la enfermera que le mandara el cóctel
para desconectarlo sin consultarlo con Jerónimo.
-¿Y por qué lo contás como si
hubieras hecho algo horrible?
-Es que yo la noche anterior
había soñado que mi madre me coronaba con un halo maligno y creo que fue por
eso que lo maté.
-No jodas, gordo. Eso se hace
para aliviar a la gente y yo lo veo perfecto.
-En mi caso fue distinto. Y
cuando le vino el desasosiego final me agarró las manos para llamarme como si
me estuviese viendo.
-Pa. Qué salado -empezó a hacer
sonar mecánicamente la sexta cuerda Poli.
-Y yo quisiera que si llego a
tener algo jodido no me hagan lo mismo. ¿Okey?
Y justo en ese momento perdieron
la conexión y Rabí volvió a besarse un dedazo para acariciar la pantalla.
16
-Son tan preciosos que no pude
resistir la tentación de comprártelos en la feria -sacó un ramo de jazmines
Brenda del bolso: -Y te aviso que hoy está prohibido llorar.
-Vieja: traé el florero donde
poníamos las magnolias -se le ajaron aterciopeladamente las facciones de títere
a Santiago. -¿Sabés cómo le llamaba Jerónimo al aire blanco que derramaban las
flores de la Más Dimensión? El perfume
anticipado de la eternidad. Creo que eso lo escribió Lezama Lima.
-Sí, es una típica frase del
maestro hipopótamo. Y cuando los whiskys le caían muy tangueros empezaba a
machacarte con el verso que dice Deseoso
es aquel que huye de su madre -forzó una risa la ex-actriz. -Lo malo es que
del resto del poema no entendés un pito.
-Pero con ese verso alcanza y
sobra, Shejiná. Y además hay otro que
a mí tampoco se me borró nunca: Ay del
que no marcha esa marcha donde la madre ya no le sigue, ay.
-Mirá: para mí Freud y Jung son
la misma matraca con distinto barullo, aunque el machaje familiar siga
emperrado en reclutarnos a Poli y a mí para el ejército psicologista.
Pirín siguió resplandeciendo pero
no dijo nada.
-¿Dónde pasás las fiestas,
Brenda? -acomodó el ramo en un jarrón barrocamente tallado Michita.
-En Valizas. Sola. Lo mismo que
mi cumpleaños.
-¿Sabés que el domingo tu hijo
nos estuvo explicando que en la época del Evangelio se consideraba que existían
72 naciones paganas? Y de ahí sale el significado simbólico del número que
complementa al de las 12 tribus -agarró un jazmín el viejo como quien se
prepara para lamer un helado. -Yo nunca supe por qué Jesús manda esa cantidad
de discípulos a anunciar el advenimiento del reino.
-Sí, él sabe muchísimo de todo
eso.
-¿No querés pasar las fiestas con
nosotros? -sacó un jazmín gigantesco del florero la mujer con tensión de
paloma. -Bueno, allá tendrás amigos.
-Es que a mí todas esas fechas
donde hay que ponerse alegre siempre
me hicieron sentir una especie de sapa de otro pozo. Y últimamente trato de
inventar formas de soportarlas como si no existieran. Pero es dificilísimo.
-Y estuvimos charlando con Senel
sobre la clase de felicidad que les pide Jesús que tengan a los apóstoles
-siguió comentando el viejo con la inocente impasibilidad de un sordo. -Les
pide que se alegren por ellos mismos, porque al repartir la noticia ya están
entrando al reino. Es como el cuento zen donde el maestro le explica al
discípulo desesperado que lo único que nos puede devolver las ganas de vivir es
levantarle el ánimo a otra gente.
-Bueno -se paró Brenda,
observando las corolas con los ojos ya completamente marchitos. -Yo me tengo
que ir porque a esta hora llama Poli y allá en Viena sigue nevando horrible.
-Ay, y a mí que me gustaría tanto
ver ponerse todo blanco -suspiró Michita.
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