18/8/17

RICARDO AROCENA

ESTUDIANTINA

Los organismos internacionales, el conflicto educativo, el Presupuesto Nacional, los estudiantes, los trabajadores y algunos hitos en la historia de la Universidad de la República, en su relación con la sociedad uruguaya.



SEXTA ENTREGA



UNIVERSIDAD Y COMPROMISO




Semejantes designios entran en franca contradicción con la esencia misma de nuestra Casa Mayor de Estudios, con su historia, con sus definiciones, con el pensamiento de sus más destacados representantes, desde Vázquez Acevedo, pasando por Vaz Ferreira, hasta Cassinoni, Maggiolo o Reverdito. Pero, sin embargo, no encuentran en las autoridades una franca oposición. La interna universitaria oscila entre una “cultura” que le viene de la historia, pero a la cual cada día le va quedando menos contenido y propuestas claudicantes, cuando no afines a los proyectos de la mundialización.


Eso es notorio en la actitud desdibujada de las autoridades frente al poder político, en la modificación de los programas de estudio en las distintas carreras, como por ejemplo en Ciencias Sociales y Ciencias Económicas, en los cursos para egresados que hacen especial hincapié en el marketing y en el mercado, por ejemplo en Facultades como Ingeniería, en los proyectos de mejora de gestión incorporados en el seno de la Universidad, en la conformación de verdaderos “colegios invisibles” que gobiernan a espaldas de los organismos del co-gobierno, en los cambios en los códigos de conducta que han llevado a utilizar la cátedra o el orden como trampolín para ambiciones político partidarias, en las abismales diferencias salariales entre los propios universitarios, en los “convenios” que se firman con el exterior condicionando la independencia universitaria, en la pérdida de peso de las instancias democráticas, en el impulso de las P.P.P en el hospital de Clínicas, etc.


En última instancia, la Universidad, como decíamos al principio, refleja las contradicciones que vive la sociedad. En nuestro caso refleja a una sociedad maltrecha, desgajada, que ha ido perdiendo sus grandes paradigmas. Detrás hay un nuevo ordenamiento mundial, que cuestiona la propia razón de ser de estos estados nacionales, cada día más subdesarrollados y dependientes.


Deberíamos hablar de otras alternativas. De un Uruguay realmente “productivo y con justicia social” como vienen reclamando los sindicatos. De una Universidad que, como lo hizo a lo largo de su historia, marque rumbos diferentes, que elabore sus propios proyectos, que no renuncie y sea renuente, porque la obliga su propia Carta Orgánica, a expresarse sobre los grandes dramas del país. 

Que ante los planes de deshumanización, levante una propuesta humanizadora y humanística, democrática y republicana, inspiradora de nuevas utopías que tengan por norte a la humanidad, al conocimiento, al combate contra la discriminación y la pobreza, la defensa del medio ambiente, los derechos humanos, y en particular, entre ellos el derecho a poder educarse sin trabas ni condicionamientos. 


No es en la soledad de la cátedra, no lo fue nunca, sino empapada de calor popular, que va a encontrar respuestas. No es “haciendo buena letra” ante el poder de turno, ni ajustando hacia la interna, que encontrará los caminos, tampoco nunca fue así. Por lo que decíamos más arriba, claro está, no sólo depende de la Universidad que cambien las cosas, no se trata de pedir peras al olmo, ni que la institución se transforme en un “estado mayor” de una revolución que saque a la sociedad de su angustia. 


Muchos temas han alimentado en los últimos años la discusión universitaria. Entre ellos, por ejemplo, las políticas en materia de extensión e investigación, los cambios producidos por la masificación del estudiantado, la incidencia de las nuevas tecnologías en materia de conocimiento y los distintos problemas epistemológicos que, en última instancia, aún en la intimidad del saber científico, expresan los grandes marcos culturales a los que hacíamos referencia, pero indudablemente lo que en estos días preside todas las instancias es el debate por las carencias presupuestales.


CASI HOY



Tiene razón la FEUU cuando rechaza los recortes en materia de salud y educación. Su declaración ha sido contundente: "Los estudiantes organizados vamos a estar en el lugar que nos corresponde en la lucha por más presupuesto para la educación pública que nos depara este año: en la calle al lado de los trabajadores, docentes y demás gremios de estudiantes de formación docente y secundaria."


"Vamos a pelear por conquistar los reclamos que se condicen con las necesidades más urgentes de los estudiantes. Contra las limitantes al acceso a la educación pública y las medidas que favorecen la deserción."


"Vamos a salir a respaldar el pedido de la Universidad donde logramos sobre la base de la actuación de los delegados centrales de la FEUU incluir los puntos de nuestra plataforma que plantean solucionar los problemas de cupos al ingreso y durante la carrera, mejorar la oferta de turnos, mejorar la relación docente-estudiante, generar un fuerte sistema de becas, concretar la gratuidad de todos los niveles y avanzar en la existencia de guarderías y salas de lactancia para estudiantes, docentes y funcionarios en los distintos servicios. "


"Vamos a denunciar los engaños sobre la situación económica que se plantean desde el gobierno, donde intentan justificar las medidas de “austeridad económica” como inevitables, cuando lo que las determina es la voluntad política de mantener un rumbo de beneficios al gran capital. Vamos a salir a reivindicar un presupuesto para la Universidad y la ANEP no menor al 6% del PBI, como lo prometió en su campaña el actual gobierno."  



A casi 100 años de la reforma de Córdoba los estudiantes parecen repetir aquello de "Los dolores que quedan son las libertades que faltan”; no están solos,  sus sueños vienen de lejos y van lejos, ante su firme presencia, puede decirse, que el futuro de la Universidad está en buenas manos.

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