SAN
JUAN DE LA CRUZ
CÁNTICO
ESPIRITUAL
SÉPTIMA ENTREGA
CANCIÓN
2ª
Pastores,
los que fuerdes
allá,
por las majadas, al otero
si
por ventura vierdes
aquel
que yo más quiero,
decidle
que adolezco, peno y muero.
DECLARACIÓN
1
/
En esta canción el alma se quiere aprovechar de terceros y medianeros para con
su Amado, pidiéndoles le den parte de su dolor y pena; porque propiedad es del
amante, ya que por la ausencia no puede comunicarse, hacerlo por los mejores
medios que puede; y así, el alma de sus deseos, afectos y gemidos se quiere
aquí aprovechar como de mensajeros, que también saben manifestar los secretos
del corazón. Y así dice:
Pastores,
los que fuerdes.
2
/
Llamando “pastores” a los afectos y deseos, porque ellos apacientan al alma de
bienes espirituales (porque pastor quiere decir apacentador), y mediante ellos
se comunica Dios a ella (porque sin ellos no se le comunica). Y dice: “los que
fuerdes”, es a saber, los que de puro amor saliéredes -porque no todos van,
sino los que salen de fiel amor-,
allá
por las majadas al otero
3
/
Llama “majadas” a los choros de los ángeles, por los cuales de choro en choro
van nuestros gemidos y oraciones a Dios; al cual llama “otero”, porque, así
como el otero es alto, así Dios es la suma alteza, y porque en Dios, como en el
otero, se otean y ven todas las cosas; al cual van nuestra oraciones,
ofreciéndoselas los ángeles, como habemos dicho; porque ellos son los que le
ofrecen nuestras oraciones y deseos, según lo dijo el ángel al santo Tobías
(12,12), diciendo: “Quando orabas cum lachrymis et sepeliebas, etc., ego obtuli
orationem tuam Domino”; que quiere decir: “Cuando orabas con lágrimas y
enterrabas los muertos, yo ofrecí al Señor tu oración.” También se pueden
entender por estos pastores que aquí dice el alma por los mesmos ángeles,
porque no sólo llevan a Dios nuestros recaudos, sino también traen los de Dios
a nuestras almas, apacentándoles como buenos pastores de dulces inspiraciones y
comunicaciones de Dios, por cuyo medio también Dios las hace, y ellos nos
amparan de los lobos, que son los demonios, y nos defiende de ellos como buenos
pastores.
Si
por ventura vierdes.
4
/
Y es tanto como decir: si por mi buena dicha y ventura llegáredes a su
presencia, de suerte que os vea y os oya. Donde es de notar que, aunque es
verdad que Dios todo lo sabe y entiende, y hasta los mínimos pensamientos de la
alma ve y nota, entonces se dice ver nuestras necesidades o oillas, cuando las
remedia o las cumple; porque nos cuaslesquier necesidades ni cualesquier
peticiones llegan a colmo que las oiga Dios para cumplillas, hasta que en sus ojos
llegue bastante tiempo y sazón y número para concederlos o remediarlos; y
entonces se dice verlo y oírlo, según es de ver en el Éxodo, donde, después de
cuatrocientos años que los hijos de Israel habían estado afligidos en la
servidumbre de Egipto, dijo Dios a Moisés: “Vidi afflictionem populi mei in
Aegipto et clamorem eius audivi, etc., et descendi liberare eum”; eso es: “Vi
la aflicción de mi pueblo y he oído su clamor, y he bajado para librarlos”
(3,7-8), como quiera que siempre la hubiese visto; pero entonces se dijo verla cuando
por la obra quiso cumplirla. Y también dijo San Gabriel a Zacarías (Lc. 1,13): “No
timeas, Zacharia, quoniam exaudita este deprecatio tua”, que quiere decir: “No
temas, Zacarías, porque es oída tu oración”; es a saber, concediéndole el hijo
que muchos años le había andado pidiendo, como quiera que siempre le hubiese
oído. Y ansí ha de entender cualquier alma que, aunque Dios no acuda luego a su
necesidad y ruego, no por eso, si ella no lo desmerece, dejará de acudir en el
tiempo debido y oportuno, el cual es, como dice David (Ps. 9,10), “adiutor in
opportunitatibus, in tribulatione”; esto es, “ayudador en las oportunidades y
en la tribulación.” Quiere pues, decir aquí al alma cuando dice: “Si por
ventura vierdes”; si por mi buena ventura ha llegado el tiempo y sazón en que
mis deseos y peticiones hayan llegado a que los vea para cumplírmelos,
aquel
que yo más quiero;
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