HONORÉ
DE BALZAC
PAPÁ
GORIOT
Título del original: LE PÉRE GORIOT
Traducción : OSCAR
HERMES VILLORDO
Prólogo de MANUEL
PEYROU
SEXTA ENTREGA
EL
REALISMO DE BALZAC (6)
Rastignac, que en Goriot es un testigo que pasará, como
personaje importante, a otras obras de Balzac, es en la obra citada un joven
provinciano indeciso, temeroso de cometer errores, ansioso de triunfar en París.
No es necesario insistir en que está calcado sobre los mismos sentimientos y
los hechos que movían o conmovían a Balzac cuando tenía la misma edad de su
héroe. Sobre esto basta citar las curiosas observaciones de un amigo de Balzac,
Jules de Petigny, recogidas por Lovenjoul, en su Histoire des Oeuvres d’Honoré de Balzac, y citadas por Castex. Dice
Petigny: “Las primeras y las mejores novelas (novelas de La comedia humana), La piel
de zapa, Papá Goriot, El lirio en el valle, hacen aparecer en primer plano
un joven debutante en la vida, más torpe que tímido, con el corazón lleno de
ardientes deseos que se centran en la primera mujer que llega, y chocan contra
los mil obstáculos materiales que las convenciones sociales oponen a los amores
novicios. Ese personaje tan ingenuamente trazado es Balzac, tal como yo lo
conocí, y no dudo que la mayoría de los errores y de las pequeñas humillaciones
de salón que atribuye a sus amores son simplemente recuerdos suyos.”
Dice Néatrix Beck que
Balzac admira poco a las víctimas, aun las voluntarias, y que parece preferir a
los conquistadores, a los dominadores como Vautrin. Esto nos hace volver sobre
ese personaje, el más poderoso y misterioso de las obras de Balzac. Ya hemos
dichos que hay varios Vautrin, según los libros en que el personaje aparece.
Pero ahora debemos concretarnos al que actúa en Goriot. Ya vimos que Balzac, en una carta a un amigo, dice que el
modelo de Vautrin existe. Ese modelo es Vidocq, cuyas actividades, como
dijimos, interesaron al novelista e inclusive lo llevaron a cenar con él una
noche en casa del filántropo Appert. Esa comida se realizó el 26 de abril de
1834 y en ella estuvieron, además del anfitrión, Balzac, Aejandro Dumas, Lord
Durham, el verdugo Sanson y Vidocq. Los dos novelistas fueron los animadores de
la reunión, junto con Vidocq. Este se mostró locuaz y alegre, es decir del
mismo modo que Vautrin lo muestra en muchos pasajes de Goriot. Por otra parte, Balzac se había interesado en la actividad
de Vidocq, y en sus famosas pesquisas y detenciones de bandidos alrededor de
1820. Luego Vidocq, destituido, como una justificación de su vida, accede a que
L’Heritier de l’Ain y Emile Morice, por otra parte colaboradores de Balzac,
escriban un relato sobre sus aventuras. Estas Memorias de Vidocq aparecen poco tiempo después y existe la prueba
de que en 1830 Balzac adquirió los cuatro tomos que las integran. Las memorias tuvieron una gran influencia en
la literatura mundial. Por lo pronto, las conoció Edgar Poe, cuyo relato La carta robada se inspira en un consejo
de Vidocq sobre el lugar más apropiado para esconder un objeto precioso, que
es, según las Memorias, el sitio
donde se encuentran otros objetos similares. Muchos años después, el famoso
Flambeau, el ladrón arrepentido y luego detective privado de los relatos de G.
K. Chesterton, es indudablemente una hipóstasis de Vidocq; no está demás
agregar que Flambeau, antes de su conversión, actúa en Las pisadas misteriosas, cuyo tema, el robo de objetos de valor
durante una cena elegante, está también apuntado en las Memorias.
Se ha dicho que es una
exageración el parecido encontrado entre Vautrin y Vidocq y que en Goriot el personaje inspirado en Vidocq
es el jefe de policía Gondureau. No creo que está opinión sea acertada. En
primer término, un mismo modelo puede servir para dibujar dos personajes, y de
varios modelos un escritor experimentado generalmente concreta un personaje. En
Goriot el autor, antes de promediar
la novela, había prestado a Vautrin características físicas y morales del
Vidocq delincuente. Luego tiene que hacer figurar un jefe de policía y recurre
al Vidocq investigador, que utilizaba mujeres para sus detenciones. Todo indica
una admiración de Balzac por Vidocq, o por lo menos, la seguridad del autor al
ver en ese modelo un tipo representativo de la época, individualista, luchador
y ambicioso.
Goriot
es
una novela sólidamente construida, con un desarrollo teatral, con planteo, intermedio
y fin. Su fuerza vital surge en parte de que Balzac ha caracterizado todos sus
personajes en forma minuciosa, distinta y, luego, en que toma la voz de cada
uno sin equivocarse jamás. No hace por lo general juicios de valor; hace vivir
a los personajes en entera libertad, de modo que Béatrix Beck ha podido decir
que el autor queda casi en oposición con Goriot. Pero la pasión de Balzac vive
en sus héroes y heroínas y es la inspiradora de sus frases desgarradoras sobre
el corazón humano, sobre sus abismos y sus grandezas. También es sutil. “Las
mujeres”, dice, “prueban lo imposible por medio de lo imposible y destruyen los
hechos con presentimientos”.
Se ha insistido en que
el “humor” de Proust es absolutamente original en lengua francesa. En Balzac
existe ese “humor”. Las comparaciones desproporcionadas, las burlas feroces, de
las cuales son un ejemplo los lamentos de la señora Vauquer cuando sus
pensionistas la abandonan. Para terminar conviene volver sobre un concepto ya
emitido en diversas formas acerca del realismo de Balzac. Las enumeraciones
minuciosas, la descripción de los detalles, la pintura de ambiente no nos
restituyen un mundo real. A lector actual le sugieren paradójicamente otro
mundo, el de la eternidad del arte.
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