JULIO
CÉSAR CASTRO (JUCECA)
LA
VUELTA DE DON VERÍDICO
SEGUNDA ENTREGA
DUELO
BIEN CRIOLLO
Hombre que supo batirse
a duelo, aura que dice, Sofístico Careta.
Ligero e las vistas, y
una luz pa echar mano, él pa empezar se batía a primera sangre y de ahí pa
delante la que le pusieran.
El día que naides lo
ofendía, gustaba vistear aunque más no fuera por fóforos; a fóforo el tajito.
Alrededor de Sofístico andaba siempre la gurisada, meta vender curitas.
Facón afilau a navaja,
le cortaba un pelo en al aire y por la punta, que hay que ser baquiano pa eso.
Una güelta, en el
velorio del finau difunto Peralta (que lo mató un toro cuando un mediodía
Peralta se agachó a juntar leña e campo) el negro Troya dijo que le culpa e la
muerte del difunto la tenía Sofístico, por haberle dicho a la viuda e Peralta
que le pusiera en la bombacha un rimiendo colorau, y que después lo mandara pal
campo a juntar leña e vaca.
Al otro día va
Sofístico y cae al boliche El Resorte y va le dice al negro:
-Lo vengo a buscar pa
peliarlo, don, porque usté anduvo medio suelto e lengua en el velorio e
Peralta. Si fuera gustoso e salir pa fuera -le dijo- yo no tendría inconveniente
en curtirlo a tajo, si mal no viene.
-Si me deja terminar
este vinito -dijo el negro Troya- de enseguida me pongo a su servicio, vecino.
El negro no era manco
pal cuchillo. Salieron, hicieron una raya en el piso y se atracaron. Era una de
tome y traiga, abaraje y guardemé ésta, de quites y dentres, que se hizo oscuro
y no se veía más que el chisperío de los fierros. Tanto, que con las chispas el
tape Olmedo asó una patita e cordero.
Tres días con sus
noches peliando parejo y sin ventaja, se les fueron gastando las hojas a los
facones hasta quedarles nada más que los mangos.
Fue cuando el negro,
medio pícaro, dijo de seguir el dueño a muñato a veinte pasos. Una bolsa cada
uno, y el que se reventaba más muñato en la cabeza ganaba el duelo.
Ganó el negro Troya,
cuando durmió a Sofístico con el segundo muñato que le colocó en la frente.
Dispués se supo que
había hecho trampa el negro. Al otro día se supo. Cuando en la cancha e bochas
se notó que faltaban dos rayadas.
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