SAN
JUAN DE LA CRUZ
CÁNTICO
ESPIRITUAL
DECIMOCUARTA ENTREGA
Canción
5ª (2)
4
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Según dijo San Pablo, el Hijo de Dios es “resplandor de su gloria y figura de
su sustancia” (Hebr. 1,3). Es, pues, de saber que con sola esta figura de su
Hijo miró Dios todas las cosas, que fue darles el ser natural, comunicándoles
muchas gracias según se dice en el Génesis por estas palabras: “Miró Dios todas
las cosas que había hecho, y eran mucho buenas” (Gen. 1,31). El mirallas mucho
buenas era hacellas mucho buenas en el Verbo, su Hijo. Y no solamente les comunicó
el ser y gracias naturales mirándolas, como habemos dicho, mas también con sola
esta figura de su Hijo las dejó vestidas de hermosura, comunicándoles el ser
sobrenatural; lo cual fue cuando se hizo hombre, ensalzándose en hermosura de
Dios, y, por consiguiente, a todas las criaturas en Él, por haberse unido con
la naturaleza de todas ellas en el hombre. Por lo cual dijo el mismo Hijo de
Dios (Io 12,32): “Si ego exaltarus fuera a terra, omnia traham ad me ipsum”,
esto es: “Si yo fuere ensalzado en la tierra, levantará a mí todas las cosas. Y
así, en este levantamiento de la Encarnación de su Hijo y de la gloria de su
resurrección según la carne, no solamente hermoseó el Padre las criaturas en
parte, mas podremos decir que del todo las dejó vestidas de hermosura y
dignidad.
5
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Pero, allende de todo eso, hablando ahora según el sentido y afecto de
contemplación, en la viva contemplación y conocimiento de las criaturas echa de
ver el alma con gran claridad haber en ellas tanta abundancia de gracias y
virtudes y hermosura de que Dios las dotó, que le parece estar todas vestidas
de admirable hermosura natural, derivada y comunicada de aquella infinita
hermosura sobrenatural de la figura de Dios, cuyo mirar viste de hermosura y
alegría el mundo y todos los cielos, así como también con “abrir su mano”,
según dice David diciendo: “Imples omne animal benedictione”, es a saber: “Hinches
a todo animal de bendición” (Ps. 144,16). Y, por tanto, llagada el alma en amor
por este rastro que ha conocido en las criaturas de la hermosura de su Amado,
con ansias de ver aquella hermosura invisible la siguiente canción dice:
Canción
6.ª
¡Ay!,
¿quién podrá sanarme?
Acaba
de entregarte ya de vero.
No
quieras enviarme
de
hoy más ya mensajero:
que
no saben decirme lo que quiero.
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