SAN JUAN DE LA CRUZ
CÁNTICO ESPIRITUAL
VIGESIMOCUARTA
ENTREGA
CANCIÓN 11
¡Oh cristalina fuente
si en esos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!
DECLARACIÓN (1)
1
/
Como con tanto deseo desea el alma la unión de el Esposo y ve que no halla
remedio ni medio alguno en todas las criaturas, vuélvese a hablar con la fe
-como la que más al vivo le ha de dar luz de su Amado-, tomándola por medio
para esto, porque, a la verdad, no hay otro por donde se venga a la verdadera
unión con Dios, según por Oseas lo da a entender el Esposo, diciendo: “Yo te
desposaré conmigo en la fe” (2,20), y dícele con gran deseo: Oh fe de mi Esposo
Cristo, si las verdades que has infundido de mi Amado en mi alma con escuridad
y tiniebla las manifestases con claridad, de manera que lo que contienes en fe,
que son noticias informes, las mostrases y descubrieses (apartándote de ellas)
formada y acabadamente de repente, volviéndolo en manifestación de gloria!
Dice, pues, el verso:
¡Oh
cristalina fuente!
2
/
Llámala “cristalina” a la fe por dos cosas: la primera, porque es de Cristo su
Esposo; y la segunda, porque tiene las propiedades del cristal en ser pura en
las verdades y fuerte y clara, limpia de errores y formas naturales. Y llámala “fuente”,
porque de ella le manan al alma las aguas de todos los bienes espirituales. De
donde Cristo Nuestro Señor, hablando con la Samaritana, llamó fuente a la fe,
diciendo que “en los que creyesen en él se haría una fuente cuya agua saltaría
hasta la vida eterna” (Io. 4,14). Y esta agua era “el espíritu que habían de
recibir en su fe los creyentes” (Iº 7,39).
Si
en esos tus semblantes plateados.
3
/
A las proposiciones y artículos que nos propone la fe llama “semblantes
plateados”. Para inteligencia de lo cual y de los demás versos es de notar que
la fe es comparada a la plata en las proposiciones que nos enseña, y las
verdades y sustancia que en sí contienen son comparadas al oro; porque esa
misma substancia que ahora creemos vestida y cubierta con plata de fe, habemos
de ver y gozar en la otra vida al descubierto, y desnudo el oro de la fe. De
donde David, hablando de ella, dice así: “Si durmiéredes entre los dos choros,
las plumas de la paloma serán plateadas, y las postrimerías de su espalda serán
en el color del oro” (Ps. 67,14). Quiere decir que, si cerráremos los ojos de
el entendimiento a las cosas de arriba y a las de abajo (a lo cual llama “dormir
en medio”), quedaremos sólo en fe ( a la cual llama “paloma”), cuyas plumas,
que son las verdades que nos dice, serán plateadas, porque en esta vida la fe nos
las propone escuras y encubiertas, que por eso las llama aquí “semblantes
plateados”; pero a la postre de esta fe, desnuda de el velo de esta plata, de
color como el oro. De manera que la fe nos da y comunica al mismo Dios, pero
cubierto con plata de fe y no por eso le deja de dar la verdad, así como el que
da un vaso de oro plateado, no porque vaya cubierto con plata deja de dar el
vaso de oro. De donde cuando la esposa en los Cantares (1,10) deseaba esta
posesión de Dios, prometiéndosela Él cual en esta vida se puede, le dijo que “le
haría unos zarcillos de oro, pero esmaltados con plata”; en lo cual le prometió
de dárselo en fe encubierto. Dice, pues, ahora el alma a la fe: ¡Oh, “si en
esos tus semblantes plateados” (que son los artículos ya dichos) con que tiene
cubierto el oro de los divinos rayos (que son los ojos deseados que añade luego
diciendo):
formases
de repente
los
ojos deseados!
4
/
Por los “ojos” entiende (como dijimos) los rayos y verdades divinas; las cuales
(como también habemos dicho) la fe nos la propone en sus artículos cubiertas e
informes. Y así, es como si dijera: ¡Oh, si esas verdades que informe y
escuramente me enseñas encubiertas en tus artículos de fe, acabases ya de dármelas
clara y formadamente descubiertas en ellos, como lo pide mi deseo! Y llama aquí
“ojos” a estas verdades por la grande presencia que de el Amado siente, que la está ya siempre mirando; por lo
cual dice:
que
tengo en mis entrañas dibujados.
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