24/9/18




JOSEPH CAMPBELL

EL HÉROE DE LAS MIL CARAS

Psicoanálisis del mito

(Traducción de Luisa Josefina Hernández)


VIGESIMONOVENA ENTREGA


PRIMERA PARTE / LA AVENTURA DEL HÉROE


CAPÍTULO I / LA PARTIDA


3 / LA AYUDA SOBRENATURAL (2)


No es raro que el ayudante sobrenatural tenga forma masculina. En el reino de las hadas puede ser algún pequeño habitante del bosque, algún hechicero, ermitaño, pastor o herrero que aparece para dar al héroe los amuletos y el consejo que requiere. Las mitologías superiores han desarrollado el papel de la gran figura del guía, el maestro, el conductor, el que lleva las almas al otro mundo. En el mito clásico es Hermes-Mercurio; en el egipcio, usualmente es Thoth (el dios ibis, el dios cinocéfalo); en el cristiano, el Espíritu Santo. (31) Goethe presenta el guía masculino en Fausto como Mefistófeles, y a menudo se subraya el peligroso aspecto de la figura “mercurial”, porque él es quien induce a las almas inocentes a los reinos de la prueba. En la visión de Dante esta parte está representada por Virgilio, que cede ante Beatriz en el umbral del Paraíso. Protector y peligroso, maternal y paternal al mismo tiempo, este principio sobrenatural de la guardia y de la dirección une en sí mismo todas las ambigüedades del inconsciente, significando así el apoyo de nuestra personalidad consciente en ese otro sistema, más grande, pero también la inescrutabilidad del guía que se hace seguir por nosotros, con peligro de todos nuestros fines racionales. (32)


El héroe a quien se aparece tal ayudante es típicamente el que ha respondido a la llamada. La llamada, de hecho, ha sido el primer anuncio de la aproximación de este sacerdote iniciador. Pero aun a aquellos que han endurecido sus corazones aparentemente, puede venir el guardián sobrenatural, porque como hemos visto: “Bien puede Alá salvaros.” Y así sucedió, como por azar, que en la vieja y abandonada torre donde dormía Kamaru-s-Semán, el príncipe persa, había un viejo pozo (33) y estaba habitado por una hechicera de la descendencia de Ibis el Maldito, llamada Maimuna, hija de Demaryat, una famoso rey de los genios. (34) Como Kamaru-s-Semán seguía durmiendo hasta el segundo tercio de la noche, Maimuna salió de la fuente y quiso ir al firmamento, con la intención de escuchar, al acecho, las conversaciones de los ángeles, pero cuando salió del borde de la fuente y vio que una luz brillaba en la torre, contrariamente a lo que era costumbre, se maravilló ,se acercó, atravesó la puerta y vio el lecho, donde había una forma humana con velas de cera y levantando la cubierta, descubrió el rostro de Kamaru-s-Semán. Y permaneció inmóvil durante una hora de admiración y maravilla. Y cuando se recobró exclamó: “¡Loado se Alá que lo creó y que de todos los creadores es el mejor!” Pues se ha de saber que aquel genio femenino era del número de los genios creyentes, no del de los infieles.


Se prometió que no le haría ningún daño a Kamarua-Semán y empezó a preocuparse de que por estar en ese lugar desierto, el príncipe fuera asesinado por alguno de sus parientes, los marid (35). Se inclinó sobre él y lo besó en medio de los ojos y luego colocó la sábana sobre su rostro; después abrió sus alas, se remontó en el aire y voló hasta alcanzar el más bajo de los cielos.


Notas


(31) Durante los tiempos helénicos, una amalgama de Hermes y de Thoth se efectuó en la figura de Hermes Trimegisto, “Hermes Tres Veces Grande”, quien era el patrón y maestro de todas las artes y especialmente de la alquimia. La retorta sellada “herméticamente”, en que eran colocados los metales místicos, se veía como un reino aparte -una región especial de fuerzas intensificadas comparables a las del reino mitológico-; y allí los metales sufrían extrañas metamorfosis y trasmutaciones, simbólicas de las transformaciones del alma bajo el tutelaje de lo sobrenatural. Hermes era el maestro de los antiguos misterios de la iniciación y representaba el descenso de la sabiduría divina en el mundo, también representada en las encarnaciones de los salvadores divinos. (Ver infra, pp. 310-3149. (Ver C.G. Jung, Psychologie and Alchemie, Zurich, Rascher Verlag, 1944; también Jung, The Integration of Personality, Cap. v, “The Idea od Redemption in Alchemy”.)
(32) El siguiente sueño proporciona una vivida idea de la fusión de los opuestos en el inconsciente: “Soñé que pasaba por una calle de burdeles y me había dirigido a una de las mujeres. Cuando entré, ella se convirtió en un hombre que yacía medio desnudo en un sofá. Dijo: ‘¿No te molesta (que ahora sea yo hombre)?’ El hombre era viejo, y tenía quemaduras blancas. Me recordó a cierto jefe forestal que era amigo de mi padre.” (Wilhelm Steckel, Die Sprache des Traumes, pp. 70-71). “Todos los sueños -observa el Dr. Steckel- tienen una tendencia bisexual. Cuando la bisexualidad no se percibe, está escondida en el contenido latente del sueño” (Ibid., p. 71).
(33) El pozo es simbólico del inconsciente. Comparar con el del cuento de hadas del Rey Rana, supra, pp. 53-54.
(34) Compárese con la rana del cuento de hadas. En la Arabia anterior a Mahoma, los genios (singular: m. Jinni, f. Jinniyah) eran los demonios que se aparecían en los desiertos y las soledades. Peludos y mal formados, o con formas de animales: avestruces o serpientes, eran un peligro para las personas indefensas. El profeta Mahoma admitió la existencia de estos espíritus (Corán, XXXVII, 158) y los incorporó a su sistema, que reconoce tres inteligencias creadas debajo de Alá: ángeles formados de luz, genios de fuego sutil y el Hombre, del polvo de la tierra. El “genio” de Mahoma tiene el poder de tomar la forma que desee, pero no más sólida que la esencia del fuego y del humo y por medio de ellos se hacen visibles a los mortales. Hay tres clases de genios: voladores, caminantes y buzos. Muchos de ellos se supone que han aceptado la verdadera fe, y son vistos como buenos; el resto son malos. Estos últimos viven y trabajan asociados íntimamente con los Ángeles Caídos, cuyo jefe es Iblis (“el que hace desesperar”).
(35) Un ifrit -o efrit- (ifritah) es un jinni (jinniyah) poderoso. Los marid son una clase de genios particularmente fuertes y peligrosos.

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