JOSEPH
CAMPBELL
EL
HÉROE DE LAS MIL CARAS
Psicoanálisis
del mito
(Traducción de Luisa Josefina Hernández)
VIGESIMONOVENA ENTREGA
PRIMERA
PARTE / LA AVENTURA DEL HÉROE
CAPÍTULO
I / LA PARTIDA
3
/ LA AYUDA SOBRENATURAL (2)
No es raro que el
ayudante sobrenatural tenga forma masculina. En el reino de las hadas puede ser
algún pequeño habitante del bosque, algún hechicero, ermitaño, pastor o herrero
que aparece para dar al héroe los amuletos y el consejo que requiere. Las
mitologías superiores han desarrollado el papel de la gran figura del guía, el
maestro, el conductor, el que lleva las almas al otro mundo. En el mito clásico
es Hermes-Mercurio; en el egipcio, usualmente es Thoth (el dios ibis, el dios
cinocéfalo); en el cristiano, el Espíritu Santo. (31) Goethe presenta el guía
masculino en Fausto como
Mefistófeles, y a menudo se subraya el peligroso aspecto de la figura
“mercurial”, porque él es quien induce a las almas inocentes a los reinos de la
prueba. En la visión de Dante esta parte está representada por Virgilio, que
cede ante Beatriz en el umbral del Paraíso. Protector y peligroso, maternal y
paternal al mismo tiempo, este principio sobrenatural de la guardia y de la
dirección une en sí mismo todas las ambigüedades del inconsciente, significando
así el apoyo de nuestra personalidad consciente en ese otro sistema, más grande,
pero también la inescrutabilidad del guía que se hace seguir por nosotros, con
peligro de todos nuestros fines racionales. (32)
El héroe a quien se
aparece tal ayudante es típicamente el que ha respondido a la llamada. La
llamada, de hecho, ha sido el primer anuncio de la aproximación de este
sacerdote iniciador. Pero aun a aquellos que han endurecido sus corazones aparentemente,
puede venir el guardián sobrenatural, porque como hemos visto: “Bien puede Alá
salvaros.” Y así sucedió, como por azar, que en la vieja y abandonada torre
donde dormía Kamaru-s-Semán, el príncipe persa, había un viejo pozo (33) y
estaba habitado por una hechicera de la descendencia de Ibis el Maldito,
llamada Maimuna, hija de Demaryat, una famoso rey de los genios. (34) Como
Kamaru-s-Semán seguía durmiendo hasta el segundo tercio de la noche, Maimuna
salió de la fuente y quiso ir al firmamento, con la intención de escuchar, al
acecho, las conversaciones de los ángeles, pero cuando salió del borde de la
fuente y vio que una luz brillaba en la torre, contrariamente a lo que era
costumbre, se maravilló ,se acercó, atravesó la puerta y vio el lecho, donde
había una forma humana con velas de cera y levantando la cubierta, descubrió el
rostro de Kamaru-s-Semán. Y permaneció inmóvil durante una hora de admiración y
maravilla. Y cuando se recobró exclamó: “¡Loado se Alá que lo creó y que de
todos los creadores es el mejor!” Pues se ha de saber que aquel genio femenino
era del número de los genios creyentes, no del de los infieles.
Se prometió que no le
haría ningún daño a Kamarua-Semán y empezó a preocuparse de que por estar en
ese lugar desierto, el príncipe fuera asesinado por alguno de sus parientes,
los marid (35). Se inclinó sobre él y
lo besó en medio de los ojos y luego colocó la sábana sobre su rostro; después
abrió sus alas, se remontó en el aire y voló hasta alcanzar el más bajo de los
cielos.
Notas
(31) Durante los tiempos
helénicos, una amalgama de Hermes y de Thoth se efectuó en la figura de Hermes
Trimegisto, “Hermes Tres Veces Grande”, quien era el patrón y maestro de todas
las artes y especialmente de la alquimia. La retorta sellada “herméticamente”,
en que eran colocados los metales místicos, se veía como un reino aparte -una
región especial de fuerzas intensificadas comparables a las del reino
mitológico-; y allí los metales sufrían extrañas metamorfosis y trasmutaciones,
simbólicas de las transformaciones del alma bajo el tutelaje de lo
sobrenatural. Hermes era el maestro de los antiguos misterios de la iniciación
y representaba el descenso de la sabiduría divina en el mundo, también
representada en las encarnaciones de los salvadores divinos. (Ver infra,
pp. 310-3149. (Ver C.G. Jung, Psychologie
and Alchemie, Zurich, Rascher Verlag, 1944; también Jung, The Integration of Personality, Cap. v, “The
Idea od Redemption in Alchemy”.)
(32) El siguiente sueño
proporciona una vivida idea de la fusión de los opuestos en el inconsciente: “Soñé
que pasaba por una calle de burdeles y me había dirigido a una de las mujeres. Cuando
entré, ella se convirtió en un hombre que yacía medio desnudo en un sofá. Dijo:
‘¿No te molesta (que ahora sea yo hombre)?’ El hombre era viejo, y tenía
quemaduras blancas. Me recordó a cierto jefe forestal que era amigo de mi
padre.” (Wilhelm Steckel, Die Sprache des
Traumes, pp. 70-71). “Todos los sueños -observa el Dr. Steckel- tienen una
tendencia bisexual. Cuando la bisexualidad no se percibe, está escondida en el
contenido latente del sueño” (Ibid., p.
71).
(33) El pozo es simbólico
del inconsciente. Comparar con el del cuento de hadas del Rey Rana, supra, pp. 53-54.
(34) Compárese con la
rana del cuento de hadas. En la Arabia anterior a Mahoma, los genios (singular:
m. Jinni, f. Jinniyah) eran los demonios que se aparecían en los desiertos y las
soledades. Peludos y mal formados, o con formas de animales: avestruces o
serpientes, eran un peligro para las personas indefensas. El profeta Mahoma
admitió la existencia de estos espíritus (Corán,
XXXVII, 158) y los incorporó a su sistema, que reconoce tres inteligencias
creadas debajo de Alá: ángeles formados de luz, genios de fuego sutil y el
Hombre, del polvo de la tierra. El “genio” de Mahoma tiene el poder de tomar la
forma que desee, pero no más sólida que la esencia del fuego y del humo y por
medio de ellos se hacen visibles a los mortales. Hay tres clases de genios:
voladores, caminantes y buzos. Muchos de ellos se supone que han aceptado la
verdadera fe, y son vistos como buenos; el resto son malos. Estos últimos viven
y trabajan asociados íntimamente con los Ángeles Caídos, cuyo jefe es Iblis (“el
que hace desesperar”).
(35) Un ifrit -o efrit- (ifritah) es un jinni
(jinniyah) poderoso. Los marid son
una clase de genios particularmente fuertes y peligrosos.
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