HONORÉ DE BALZAC
PAPÁ GORIOT
Título
del original: LE PÉRE GORIOT
Traducción:
OSCAR HERMES VILLORDO
Prólogo
de MANUEL PEYROU
SEXAGESIMOTERCERA
ENTREGA
PAPÁ GORIOT / BURLA-LA-MUERTE (3 / 7)
En ese momento, los
pesados pasos de la coqueta viuda que bajaba interrumpieron la profecía de
Vautrin.
-Aquí viene mamá Vauquer,
hermosa como un astro y emperejillada como una novia. ¿Nos hemos apretado
demasiado, mamá? -le dijo poniéndole una mano en lo alto del busto-. Va usted
bien acorazada, señora. Si llora va a haber una explosión; pero le aseguro que
yo recogeré los despojos con el mismo cuidado de un anticuario.
-Cómo conoce el lenguaje
de la galantería francesa, ¿eh? -dijo la viuda inclinándose sobre el oído de la
señora Couture.
-Adiós, hijos míos
-repuso Vautrin volviéndose hacia Eugenio y Victorina-. Yo os bendigo -añadió
imponiendo la mano sobre sus cabezas-. Créame, señorita, los votos de un hombre
honrado dan buena suerte. Dios los escucha.
-Adiós, querida mía -dijo
la Vauquer a la señora Couture-. ¿Cree usted -agregó en voz baja- que el señor
Vautrin puede tener intenciones respecto de mi persona?
-¡Quién sabe!
-¡Ah, mamá querida! -dijo
Victorina suspirando y mirándose las manos cuando las dos estuvieron solas-.
¡Si ese buen señor Vautrin dijese la verdad!
-Para ello bastaría que
el monstruo de tu hermano se cayese del caballo -respondió la anciana.
-¡Ah, mamá!
-¡Dios mío, tal vez es un
pecado desear mal al enemigo! -repuso la viuda-. Pero, en fin, haré penitencia.
En verdad, de buena gana llevaría flores a su tumba. ¡Mal corazón! No tener el
valor de defender a una madre, cuya fortuna disfruta con engaños en perjuicio tuyo.
¡Y pensar que mi prima tenía una buena fortuna! Por desgracia para ti, no
figuró su dote en el contrato matrimonial.
-Siempre amargaría mi
dicha el saber que ella hubiese de costar la vida a alguien -dijo Victorina-, y
si para ser feliz fuese preciso que mi hermano desapareciese, preferiría permanecer
siempre así.
-Dios mío, como dice ese
señor Vautrin, que ya ves que es un hombre religioso que no tiene nada de
incrédulo, como esos otros que hablan de Dios con menos respeto que hablaría de
Él el diablo, ¿quién sabe las vías ocultas que dispone la Providencia para
llevarnos al bien?
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