29/12/21

FRANCISCO ESPÍNOLA (171)

 

 

DON JUAN, EL ZORRO

 

FRANCISCO ESPÍNOLA

 

SEPTUAGESIMOPRIMERA ENTREGA

 

Apéndice III

 

Comentarios del autor (2)

 

(Los tres textos que siguen corresponden a originales manuscritos del autor y fueron hallados en un sobre en el que figura, manuscrita por el autor, asimismo, esta leyenda: “Algo de lo que se dijo en el SODRE con motivo de la lectura de “Don Juan”).

 

Segundo comentario

 

Vimos el viernes cómo a la Comisaría del Tigre llega la carta del dependiente de la pulpería del Peludo denunciando que este, prendido a un lazo, ha sido arrastrado por un toro; que el lazo se partió y que él quedó moribundo bajo la luna. Que fue encontrado por unos vinientes de un velorio, los cuales reconocen el lazo como de Don Juan, el Zorro, y llevan al malherido a su casa donde su sobrina la Mulita, al verlo así, se desmaya. Y también supimos que entre el dependiente y el Comisario empiezan a preparar una trama para hacer aparecer a la Mulita como instigadora del desmán, a fin de heredar, de una vez, a su tío, empezando por largar partidas en persecución de Don Juan.

 

Conoceremos hoy dos fragmentos más: el de la muerte del Peludo y el de su Velorio. Si atienden bien, advertirán ustedes que ellos presentan diferencias de forma muy pronunciadas. El primero, Muerte del Peludo, (1) está orquestado -diremos- todo lo que el tema permite; hay minuciosidad descriptiva, pinceladas menudas, juegos de matices, que imponen a la narración un movimiento general muy lento.

 

El otro fragmento, que leeremos enseguida, el Velorio, (2) está realizado de modo diferente: con trazos simples, rápidos, sin menciones casi a lo circundante; sin que se haga sensible donde transcurre la acción. Es que pertenece al estado primitivo de la novela, cuyas primeras partes fueron escritas al modo de narración oral, esquemática por naturaleza. Creo que así, como veremos hoy, queda bien, lo mismo; que en esa forma se puede realizar una buena novela. Pero yo fui ambicionando dar un ámbito más vasto en la obra; poner todo lo que yo sé del país, de sus usos, de sus costumbres. Y lo que escribí posteriormente -que es casi toda la obra- fue ejecutado como La Comisaría del viernes, como el primer fragmento, La muerte del Peludo, de hoy. Y así es cómo he de darle forma definitiva.

 

Notas

 

(1) Es el que se publica en este volumen con el título Agonía del Peludo. (N. de E.)

(2) Es el que aquí se publica con el título Muerte y velorio del Peludo. (N. de E.)

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