AUTÓGRAFOS OLVIDADOS DE CÉSAR VALLEJO
TÁMESIS
/ PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ / 2003
EDICIÓN FACSIMILAR DE 52 MANUSCRITOS AL CUIDADO DE
JUAN FLÓ Y STEPHEN M. HART CON ESTUDIO PRELIMINAR DE JUAN FLÓ Y NOTAS DE
STEPHEN M. HART
CUADRAGESIMOSEXTA ENTREGA
STEPHEN M. HART / ALGUNOS APUNTES
SOBRE LOS AUTÓGRAFOS DE POEMAS HUMANOS Y
ESPAÑA, APARTA DE MÍ ESTE CÁLIZ (2)
España, aparta de mí este cáliz (2)
‘Cortejo
tras la toma de Bilbao’ (13 de septiembre, 1937) (36)
‘Cortejo
tras la toma de Bilbao’ se refiera a un episodio de la guerra civil española
cuyo recuerdo aun estaba fresco. La toma de Bilbao por las fuerzas nacionales
ocurrió, después de una lucha encarnizada, el 19 de junio de 1937, así que el
poema nació apenas tres meses después de la conclusión de la batalla. (129)
Describe el entierro de Ernesto Zúñiga, ‘un miliciano de origen hidalgo’, según
Ricardo González Vigil. (130) Como hemos visto, muchos de los autógrafos de
Vallejo tienen una salida en falso, característica también evidente en este
poema. ‘Cortejo tras la toma de Bilbao’, sin embargo, ofrece la originalidad de
tener un título original (‘Caballería roja’) y una primera estrofa que
posteriormente se eliminó. Puesto que estos cuatro versos -a despecho de ser
tarjados- revelan muchas enmiendas anteriores, es lícito deducir que el poeta
peruano hacía sus correcciones a medida que escribía el poema, o sea, que no
esperaba hasta tener un primer borrador para luego comenzar a corregir. Este
autógrafo demuestra que la revisión para Vallejo era un proceso continuo que
acompañaba la creación del poema desde su primer momento de vida. Es imposible
saber por qué Vallejo descartó la primera versión del poema (los cuatro versos
con título de ‘Caballería roja’), pero podemos conjeturar que el énfasis en el
alto rango del combatiente (se le denomina ‘comandante’; V1, v. 1) que el
original contenía, al mismo tiempo que las repeticiones un poco redundantes (‘jefe
de meses (…) / jefe de día, jefe de hora’; V1, vv. 2-3) fueron suficientes para
que Vallejo decidiera empezar de nuevo el poema. En efecto, después de esta
salida en falso, el nuevo poema, ahora con el título que todavía conserva, ‘Cortejo
tras la toma de Bilbao’, se inicia con paso más seguro. El autógrafo contiene
un cambio interesante en el segundo verso del nuevo poema. En el borrador
original Vallejo había escrito: ‘desde que tu tobillo ha dado en héroe (…)’
(V1, v. 6), y lo revisó: ‘desde que tu espinazo cayó famosamente’ (V1 rev., v.
6). Es interesante notar que, desde el primer momento, Vallejo recurre a
imágenes corporales muy específicas que simbolizan la humanidad (la espina y el
tobillo que distinguen al homo erectus con
respecto a otras especies animales) para realzar el concepto de la grandeza del
miliciano muerto. Siempre atento a la redundancia que puede ocasionar la
repetición, Vallejo decidió otro verso que contenía el vocablo ‘caer’: ‘herido
en cuanto tu fiel cuerpo cayóse de…’ (V1, v. 10). Este autógrafo contiene otra
estrategia muy característica de Vallejo, a saber, el traslado de los vocablos
tachados a otro segmento del poema. El verso ‘del palo directo de tu trono’
(V1, v. 12), por ejemplo, se eliminó pero las imágenes principales se
transfirieron al verso anterior: ‘acuéstate al pie del palo súbito, inmediato
de tu trono!’ (V1 rev., v. 11).
El
autógrafo, por lo demás, tiene un ejemplo excelente de la creación poética en
el texto vallejiano. En la parte central del manuscrito originalmente se leía: ‘Cómo!
(…) un pedazo de cilindro’ (V1, v. 15) que, después de una primera corrección,
quedó: ‘Cómo! Dónde! Expresándose en trozos de paloma’ (V1, rev., v. 15). Las
interyecciones aluden a las exclamaciones de horror del pueblo a ver el cuerpo
muerto del comandante Ernesto Zúñiga, y es posible interpretar el ‘pedazo de
cilindro’ como una referencia a unos proyectiles, es decir, las balas
disparadas durante el homenaje al héroe muerto en el campo de batalla. Estas
balas constituyen la plasmación del respeto sentido por el pueblo. Es
interesante notar que Vallejo, al sustituir el ‘pedazo de cilindro’ por ‘trozos
de paloma’ (se alude al hecho, quizás, de que las balas vuelan por el aire como
pájaros), efectivamente oculta el origen empírico de la imagen para así crear
una visión más poética. Vallejo siempre es atento al contraste entre lo empírico
y lo lírico, entre lo concreto y lo abstracto. Un verso, en la versión original,
escribía el cortejo así: ‘Han dicho. Pasa… Pasa… / Suben, pasan en lo alto a tu
cólera en descanso’ (V1, vv. 16-17). Después de la revisión el verso quedó: ‘y
los niños suben sin llorar a tu polvo’ (V2, v. 14; Silva-Santisteban, IV, 60). Aquí
mientras Vallejo eliminó las referencias a las palabras exactas usadas por los
que asistieron al entierro, quizás debido a su carácter ordinario (‘Pasa…
Pasa), también decidió suprimir la alusión metafórica a los restos mortales del
combatiente (‘tu cólera en descanso’) para escoger una imagen más concreta (‘tu
polvo’). Según estos cambios demuestran, Vallejo pone mucho cuidado en crear
cierta cierta simetría entre lo concreto y lo abstracto.
Otro
ejemplo en este valioso autógrafo de la transformación poética de la realidad lo
tenemos en la alusión a la actitud del cuerpo en el féretro. En el manuscrito
original se leía: ‘Ernesto Zúñiga con su mano puesta, / delante de sus piernas
(…)’ V1, v. 20-21. Posteriormente Vallejo suprimió la alusión a la actitud de
las manos del muerto para realizar el significado abstracto de su muerte: ‘Ernesto
Zúñiga duerme con la mano puesta, / con el concepto puesto, duerme exabrupto, /
en descanso su paz, en paz su guerra’ (V2, vv. 15-17). En vez de hacernos ver
al muerto con la mano ‘puesta delante de sus piernas’, Vallejo revela al hombre
en descanso ‘con el concepto puesto’. Se trata de una transformación metafísica
de la realidad cotidiana. El borrador original del último segmento del poema -el
cual es, por lo demás, muy difícil de descifrar (Vallejo tarjó fuertemente estos
versos)- se enfocaba en el motivo del ‘palo’ (véase V1, v. 31), pero Vallejo
decidió realzar la humanidad del miliciano muerto, y por eso, dirige la palabra
al zapato de Ernesto Zúñiga, símbolo del ser humano: ‘¡Tu zapato!’ (V3, v. 28).
Según Américo Ferrari ha puntualizado: ‘El zapato es lo que queda vacío, “vacante”,
cuando ya no contiene los pies de un hombre. Claro está que cualquier prenda,
cualquier objeto, incluso, que haya pertenecido al muerto es susceptible de
adquirir este valor simbólico, pero el símbolo del zapato, como el de la
cuchara, resulta privilegiado: el zapato es hueco.’ (131) En la conclusión del
poema parece que Vallejo sugiere que, a despecho de su ausencia física -sugerida
por la imagen del zapato- Ernesto Zúñiga sigue viviendo en un sentido simbólico
porque puede escuchar las palabras que Vallejo le dirige: ‘¿Qué trono? / ¡Tu
zapato derecho! ¡Tu zapato!’ (V3, vv. 27-28, Silva- Santisteban, IV, 63).
Notas
(128)
Para un análisis perspicaz del rol de la métrica y el ritmo en la poesía vallejiana,
véase José Carlos Rovira, ‘El ritmo y la conciencia en Vallejo’. Cuadernos
Hispanoamericanos,
454-55 (1988), 991-1002.
(129) Hugh Thomas, The
Spanish Civil War (Harmondworth: Penguin, 1977), 690-94
(130)
Ricardo González Vigil, César Vallejo,
118.
(131)
El universo poético de César Vallejo, 98
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