17/7/14

AUTÓGRAFOS  OLVIDADOS DE CÉSAR VALLEJO

TÁMESIS / PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ / 2003

EDICIÓN FACSIMILAR DE 52 MANUSCRITOS AL CUIDADO DE JUAN FLÓ Y STEPHEN M. HART CON ESTUDIO PRELIMINAR DE JUAN FLÓ Y NOTAS DE STEPHEN M. HART


CUADRAGESIMOSEXTA ENTREGA


STEPHEN M. HART / ALGUNOS APUNTES SOBRE LOS AUTÓGRAFOS DE POEMAS HUMANOS Y ESPAÑA, APARTA DE MÍ ESTE CÁLIZ (2)


España, aparta de mí este cáliz (2)


‘Cortejo tras la toma de Bilbao’ (13 de septiembre, 1937) (36)


‘Cortejo tras la toma de Bilbao’ se refiera a un episodio de la guerra civil española cuyo recuerdo aun estaba fresco. La toma de Bilbao por las fuerzas nacionales ocurrió, después de una lucha encarnizada, el 19 de junio de 1937, así que el poema nació apenas tres meses después de la conclusión de la batalla. (129) Describe el entierro de Ernesto Zúñiga, ‘un miliciano de origen hidalgo’, según Ricardo González Vigil. (130) Como hemos visto, muchos de los autógrafos de Vallejo tienen una salida en falso, característica también evidente en este poema. ‘Cortejo tras la toma de Bilbao’, sin embargo, ofrece la originalidad de tener un título original (‘Caballería roja’) y una primera estrofa que posteriormente se eliminó. Puesto que estos cuatro versos -a despecho de ser tarjados- revelan muchas enmiendas anteriores, es lícito deducir que el poeta peruano hacía sus correcciones a medida que escribía el poema, o sea, que no esperaba hasta tener un primer borrador para luego comenzar a corregir. Este autógrafo demuestra que la revisión para Vallejo era un proceso continuo que acompañaba la creación del poema desde su primer momento de vida. Es imposible saber por qué Vallejo descartó la primera versión del poema (los cuatro versos con título de ‘Caballería roja’), pero podemos conjeturar que el énfasis en el alto rango del combatiente (se le denomina ‘comandante’; V1, v. 1) que el original contenía, al mismo tiempo que las repeticiones un poco redundantes (‘jefe de meses (…) / jefe de día, jefe de hora’; V1, vv. 2-3) fueron suficientes para que Vallejo decidiera empezar de nuevo el poema. En efecto, después de esta salida en falso, el nuevo poema, ahora con el título que todavía conserva, ‘Cortejo tras la toma de Bilbao’, se inicia con paso más seguro. El autógrafo contiene un cambio interesante en el segundo verso del nuevo poema. En el borrador original Vallejo había escrito: ‘desde que tu tobillo ha dado en héroe (…)’ (V1, v. 6), y lo revisó: ‘desde que tu espinazo cayó famosamente’ (V1 rev., v. 6). Es interesante notar que, desde el primer momento, Vallejo recurre a imágenes corporales muy específicas que simbolizan la humanidad (la espina y el tobillo que distinguen al homo erectus con respecto a otras especies animales) para realzar el concepto de la grandeza del miliciano muerto. Siempre atento a la redundancia que puede ocasionar la repetición, Vallejo decidió otro verso que contenía el vocablo ‘caer’: ‘herido en cuanto tu fiel cuerpo cayóse de…’ (V1, v. 10). Este autógrafo contiene otra estrategia muy característica de Vallejo, a saber, el traslado de los vocablos tachados a otro segmento del poema. El verso ‘del palo directo de tu trono’ (V1, v. 12), por ejemplo, se eliminó pero las imágenes principales se transfirieron al verso anterior: ‘acuéstate al pie del palo súbito, inmediato de tu trono!’ (V1 rev., v. 11).


El autógrafo, por lo demás, tiene un ejemplo excelente de la creación poética en el texto vallejiano. En la parte central del manuscrito originalmente se leía: ‘Cómo! (…) un pedazo de cilindro’ (V1, v. 15) que, después de una primera corrección, quedó: ‘Cómo! Dónde! Expresándose en trozos de paloma’ (V1, rev., v. 15). Las interyecciones aluden a las exclamaciones de horror del pueblo a ver el cuerpo muerto del comandante Ernesto Zúñiga, y es posible interpretar el ‘pedazo de cilindro’ como una referencia a unos proyectiles, es decir, las balas disparadas durante el homenaje al héroe muerto en el campo de batalla. Estas balas constituyen la plasmación del respeto sentido por el pueblo. Es interesante notar que Vallejo, al sustituir el ‘pedazo de cilindro’ por ‘trozos de paloma’ (se alude al hecho, quizás, de que las balas vuelan por el aire como pájaros), efectivamente oculta el origen empírico de la imagen para así crear una visión más poética. Vallejo siempre es atento al contraste entre lo empírico y lo lírico, entre lo concreto y lo abstracto. Un verso, en la versión original, escribía el cortejo así: ‘Han dicho. Pasa… Pasa… / Suben, pasan en lo alto a tu cólera en descanso’ (V1, vv. 16-17). Después de la revisión el verso quedó: ‘y los niños suben sin llorar a tu polvo’ (V2, v. 14; Silva-Santisteban, IV, 60). Aquí mientras Vallejo eliminó las referencias a las palabras exactas usadas por los que asistieron al entierro, quizás debido a su carácter ordinario (‘Pasa… Pasa), también decidió suprimir la alusión metafórica a los restos mortales del combatiente (‘tu cólera en descanso’) para escoger una imagen más concreta (‘tu polvo’). Según estos cambios demuestran, Vallejo pone mucho cuidado en crear cierta cierta simetría entre lo concreto y lo abstracto.


Otro ejemplo en este valioso autógrafo de la transformación poética de la realidad lo tenemos en la alusión a la actitud del cuerpo en el féretro. En el manuscrito original se leía: ‘Ernesto Zúñiga con su mano puesta, / delante de sus piernas (…)’ V1, v. 20-21. Posteriormente Vallejo suprimió la alusión a la actitud de las manos del muerto para realizar el significado abstracto de su muerte: ‘Ernesto Zúñiga duerme con la mano puesta, / con el concepto puesto, duerme exabrupto, / en descanso su paz, en paz su guerra’ (V2, vv. 15-17). En vez de hacernos ver al muerto con la mano ‘puesta delante de sus piernas’, Vallejo revela al hombre en descanso ‘con el concepto puesto’. Se trata de una transformación metafísica de la realidad cotidiana. El borrador original del último segmento del poema -el cual es, por lo demás, muy difícil de descifrar (Vallejo tarjó fuertemente estos versos)- se enfocaba en el motivo del ‘palo’ (véase V1, v. 31), pero Vallejo decidió realzar la humanidad del miliciano muerto, y por eso, dirige la palabra al zapato de Ernesto Zúñiga, símbolo del ser humano: ‘¡Tu zapato!’ (V3, v. 28). Según Américo Ferrari ha puntualizado: ‘El zapato es lo que queda vacío, “vacante”, cuando ya no contiene los pies de un hombre. Claro está que cualquier prenda, cualquier objeto, incluso, que haya pertenecido al muerto es susceptible de adquirir este valor simbólico, pero el símbolo del zapato, como el de la cuchara, resulta privilegiado: el zapato es hueco.’ (131) En la conclusión del poema parece que Vallejo sugiere que, a despecho de su ausencia física -sugerida por la imagen del zapato- Ernesto Zúñiga sigue viviendo en un sentido simbólico porque puede escuchar las palabras que Vallejo le dirige: ‘¿Qué trono? / ¡Tu zapato derecho! ¡Tu zapato!’ (V3, vv. 27-28, Silva- Santisteban, IV, 63).


Notas


(128) Para un análisis perspicaz del rol de la métrica y el ritmo en la poesía vallejiana, véase José Carlos Rovira, ‘El ritmo y la conciencia en Vallejo’. Cuadernos Hispanoamericanos, 454-55 (1988), 991-1002.
(129) Hugh Thomas, The Spanish Civil War (Harmondworth: Penguin, 1977), 690-94
(130) Ricardo González Vigil, César Vallejo, 118.

(131) El universo poético de César Vallejo, 98

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