LA FE DE JUAN MARTÍN DEL POTRO 5
AÑOS ANTES DE QUE LLEGARA LA OLIMPÍADA INOLVIDABLE
"YO NO JUEGO AL TENIS PARA SER
FAMOSO”
por Sebastián Torok (La Nación)
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En Palermo, el fin
de semana largo se advierte con claridad; el tránsito es menos traumático y
por la zona de bosques, los cantos de los pájaros y los gritos de algunos
chicos en bicicleta se oyen a la distancia. Por allí camina Juan Martin del
Potro, antes de viajar a California para participar del Masters 1000 de
Indian Wells. Su espigadisima figura va de aquí para allá, del gimnasio al
Tenis Club Argentino, de su casa porteña a Tandil por unas pocas horas. Está
armando la valija y acomodando las raquetas, pero antes de marcharse al
aeropuerto, el tenista abre, literalmente, el portón de su fortín personal.
Lo hace en un momento de certidumbre deportiva y alegría, pero no olvida los
meses frustrantes que lo llevaron a valorar otros aspectos de la vida. Hoy,
saludable tras aquella inesperada cirugía en la muñeca derecha, sus mañanas
son distintas; protagonizo una efectiva gira por EE.UU. -incluso ganando el
titulo en Delray Beach-, pero es consciente de que todavía debe recorrer un
largo tramo hasta alcanzar el nivel que lo llevó a ganar el US Open en 2009.
Pero hoy los indicios son auspiciosos y ello ya es suficiente para que el
horizonte luzca con otro color.
"Hoy me
levanto más tranquilo. Que se den los resultados te da más serenidad, pero
tampoco es como para relajarse o creerse que ya llegué a donde estuve hace
dos años. Ganar es una motivación, volví a creer en el trabajo que hago, en
el entrenamiento diario y desde la convivencia con mi gente todo se hace más
fácil. Mismo las sensaciones con el tema de la muñeca son mejores. Pero sé
que el camino es largo y me puede llevar meses o tal vez todo el año",
le describe Del Potro, de 22 años, a La Nación.
Cuando sufriste la
lesión proyectabas amenazar el ranking de Federer y Nadal. Pero, sin embargo,
¿te sentias saturado por los viajes, la competencia...?
Sí, el año pasado, cuando volví de
Australia lesionado pensé que el parate me iba a servir para descansar porque
venia de un año muy exigente y con muchos partidos. Dentro de todo lo malo de
una lesión creí que no estaba mal. Pero después se empezó a complicar, no encontrábamos
el diagnóstico, había días que estaba angustiado porque no teníamos una
solución y era difícil. Pero después de la operación sabía que si hacía las
cosas bien en cierto tiempo podría entrenarme de nuevo, y me di cuenta de que
sin esta vida no podía estar. El tenis me había dado todo y lo extrañaba
mucho. Tener la obligación de levantarte temprano y entrenarte, cuando lo
hacés en forma automática, no te das cuenta. Pero cuando yo no lo tuve, lo
extrañé.
¿Cuál fue el peor
momento durante los ocho meses de inactividad?
Cuando no encontrábamos el
diagnóstico; íbamos de acá para allá, un médico decía una cosa, otro decía
otra cosa. Además, cuando finalmente confiás en un médico y decís ‘Este tiene
la razon', y seguís ese camino, de repente ves que no va, y es frustrante.
¿Hubo algún momento
bueno?
Los mejores momentos los pasé antes
de la operación, porque no me imaginaba que iba a ser todo tan grave y,
entonces, es como que aprovechaba para estar con mis amigos y familiares a
full y hacía cosas que antes no hacía porque creía que me iba a poner a
entrenar pronto. En esos momentos fue cuando disfrutaba del descanso con
alegría, sí.
¿Y en alguna de
esas situaciones de felicidad se te cruzó por la cabeza si semejante
sacrificio valía la pena?
No, no porque me di cuenta de que sin
esto, me refiero al tenis, no podía estar, lo extrañaba demasiado y hoy lo
hago con muchísimas más ganas que antes y hago más esfuerzos que antes en los
entrenamientos. Y dentro de lo malo que fue 2010 para mí, esto es lo que
rescato de positivo, el hecho de valorar otras cosas. Lo que me pasó es un
reflejo de la vida, te puede cambiar todo en un segundo. En 2009 me cambió la
vida ganando el US Open, pero pocos meses después me volvió a cambiar la vida
con la lesión en la mano. ¿Entendés...? Pasé de ser el futuro N° 1 del mundo
a no ser nada. Pasa todo tan rápido...
No debe ser
sencillo mantener el equilibrio desde lo emocional a los 21 anos. Estabas en
la cima del mundo y de golpe todo se derrumbó. Siempre tuviste perfil bajo,
¿pero por todo lo que te ocurrió fue que creaste como una muralla alrededor
tuyo?
Sí, porque al ir en piloto automático,
muchas cosas pasan o no te das cuenta, pero siempre estaba al lado de mis
amigos, de mi familia, en los momentos lindos y en los feos. Siempre que
puedo viajo a Tandil, porque es mi cable a tierra, ahí me relajo y disfruto
cosas con mis amigos. Muchas veces nadie se entera de que estoy en Tandil y
lo disfruto al máximo, eso me hacía bárbaro en los momentos malos. A veces es
inevitable escuchar las cosas que dicen de uno y mi familia se ponía mal, mis
amigos también, yo igual... Pero ahí es donde vuelvo a mis afectos. Hay gente
que no entiende la vida que llevo, pero es mi vida. Mis amigos de la
infancia, que tienen todos la misma edad que yo, me dan consejos y los
escucho. Yo sigo siendo un pibe, ahora con 22 años, que tiene los mismos
sentimientos que cualquiera, que me gusta hacer las mismas cosas, pero en
algunos momentos tengo que tomar decisiones importantes que quizás ellos
no... El día que estábamos en los Estados Unidos con Franco (Davin, el coach)
y Martiniano (Orazi, el preparador fisico) y el médico me dijo que tenia que
operarme..., fue durísimo. Esa decisión era muy personal y tuve que tomarla
yo, allá, lejos de todo.
Por todo lo que te
pasó, bueno y malo, ¿maduraste de golpe?
Sí, seguro. El tenis es exigente
desde que sos chico. Hoy me tengo que poner a la altura de tipos grandes, no
puedo pensar como un pibe de 22 años cuando voy a jugar con Federer una final
de Grand Slam. Y eso, o lo hacés o te pasan por arriba. Y Franco me ayuda
mucho, es una gran persona, la tiene muy clara y me sabe decir las palabras
justas; él me ubicó en la realidad desde cuando ganaba todo a cuando estaba
mal, tiene los pies sobre la tierra. Ahora que gané en Delray Beach senti que
era una gran alegría para mi, mi familia, mis amigos, Franco y Martiniano y
nadie mas. Estando mal me di cuenta de mucho. Quizás, en una buena época
tenia cien personas alrededor y después quedaron diez, por decirte un número.
Y te da que pensar mucho...
Los amigos del
campeón, como se dice popularmente, nunca descansan, ¿no?
No, es verdad, pero no es fácil.
Cuando estás bien, tenés oportunidades, muchas tentaciones al alcance de la
mano y a veces dejás de lado a tus verdaderos amigos, a tu gente por una
tentación o no sé... Pero mis amigos y familiares son de fierro y ellos
inmediatamente me hacen ver las cosas.
Para vos, ¿qué es
la fama?
(Piensa y se queda callado varios
segundos.)
No sé. Yo, el tenis, lo tomo como mi
trabajo y sé que cuanto mejor te va, más famoso vas a ser. Pero no es lo
mismo ser conocido por hacer un deporte que por actuar. Yo no juego al tenis
para ser famoso. Sé que mucha gente es feliz viéndome jugar y ganar y eso es
algo hermoso de este deporte. Me enteré de que cuando jugué en EE.UU. algunas
imágenes no llegaban y mucha gente estaba loca en Internet buscando
información y me alegró mucho. Llegar a lograr eso es importante. Que te quieran
ver saludable, es increíble. Yo no molesto a nadie, tengo una buena conducta,
me gusta hablar poco y escuchar mucho. Escucho a la gente que creo que vale
la pena y una de las personas a las que les presto atención es a mi
entrenador, porque me enseña a pegarle de derecha, pero sobre todo cosas
cotidianas de la vida. También escuche a Martín Palermo. Ellos son tipos que
me aconsejan con el corazón. Martin sufrió muchísimo, le cuesta un montón
estar donde está y es todo a base de esfuerzo. Nadie le regalo ir al Mundial,
hacer un gol. Y hablar con él me hace bárbaro, lo hago con admiración, aunque
hay veces que le quemo la cabeza porque soy fanatico y me aporta muchisimas
cosas.
Tu ranking, ¿lo
observás o no le prestás atención?
No lo miro mucho, es la verdad.
Porque si jugás bien, subís rápido. Pero creo que el ranking puede ser
mentiroso con dos o tres jugadores, pero después no miente nunca, es justo.
Tal vez hoy el N° 1 tenga que ser Djokovic, que gano Australia y Dubai, pero
le falta un poco, no hizo lo que hizo Rafa Nadal. El ranking no es mentiroso.
Sacando a Hewitt, que esta lejos (64°), despues es justo para el nivel de
cada uno.
En estos tiempos, ¿volviste
a ver la final del US Open que ganaste?
No, la verdad es que tenis no vi
mucho. El año pasado me hizo muy mal no estar en el US Open, lo sentí mucho,
porque era el año que llegaba como campeón, con todo lo que eso iba a
significar.
A la distancia,
¿creés que realmente estabas para dar el salto y superar en el ranking a
Nadal y Federer?
Me sentía bien, si, con chances,
porque habia terminado muy bien 2009, porque estaba jugando bárbaro y encima
a principios de 2010 no defendía nada de puntos, de Australia a Miami no
tenia mucho que defender y confiaba. Pero ya pasó... Es como te digo, valoré
otras cosas. Hoy tengo la tranquilidad de ir por el camino correcto. Sé que
hay piedras, que me van a costar pasarlas, me llevará tiempo, tendré buenos y
malos resultados, pero el camino es el que me marca Franco y en él creo a
muerte , voy con los ojos cerrados para donde él me diga.
Hoy, ¿cuál es tu
mayor deseo?
Mi mayor deseo es estar sano, poder
levantarme y entrenarme sin dolor. No quiero tener que parar otra vez un
tiempo largo, ya lo sufrí muchísimo, estuve triste y no quiero. Quiero
disfrutar todo lo lindo que me da el tenis. Ya no puedo comer tantos asados (sonríe),
tengo que cuidar el peso, pero disfruto de este momento. Hay veces que la
vida pasa por otro lado que no es por la pelotita de tenis, pero con el tenis
soy feliz.
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17/8/16
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