11/8/16

RICARDO AROCENA

HUASIPUNGO


Algunas cuestiones sobre las ciencias sociales latinoamericanas, el desarrollo, el subdesarrollo y la dependencia (*)




QUINTA ENTREGA



7. ¿Globalización?



Precisar a qué nos referimos cuando hablamos de "globalización", no es poca cosa y las necesidades concretas de la gente, están exigiendo respuestas. La socióloga chilena Marta Harnecker, en un trabajo publicado en el año 2000 constata que: "muchos actores han llamado globalización a las nuevas características que adopta la internacionalización del capital".


"Sin embargo, este es un término que ha sido puesto en tela de juicio por varios investigadores. La raíz de este cuestionamiento está en el uso interesado que han hecho de él los grupos dominantes a nivel mundial y sus ideólogos. A nombre de la globalización se pretende hacer creer ´que estamos sometidos a la acción de fuerzas económicas globales incontrolables´, paralizando las iniciativas nacionales, que pasan a ser calificadas de ineficaces sin mayor discusión".


"Su mensaje central es que las políticas nacionales tienen que someterse a los imperativos de la nueva economía global. Cualquier desvío en relación a los supuestos consensos de la globalización es tachado inmediatamente como inviable frente a los criterios y sanciones de los mercados internacionales, vistos como todopoderosos".


El debate, como un convidado de piedra, se ha instalado sobre la mesa de las ciencias sociales latinoamericanas. ¿Están éstas dispuestas a servir el plato, antes de conocer qué contiene, o enfrentando el posible disgusto de los dueños del banquete, van a tomar los instrumentos necesarios e investigar hasta las últimas consecuencias la validez o invalidez de las nuevas categorías con las que nos bombardean? En otras palabras, ¿existe o no existe la tan mentada globalización? ¿Puede ser analizada desde un punto de vista dependentista, por ejemplo? Si no es así, ¿cuál es el marco teórico que más nos acerca a una correcta definición?


No hay unanimidades sobre estos temas. Así mientras algunos autores como Paul Hirst y Graham Thompson consideran a la globalización "un mito", otros como André Gorz, Chesnais y la propia Harnecker más arriba citada, afirman que decir que no existe termina por ocultar muchos de los cambios cualitativos que han ocurrido en las últimas dos décadas.


Así como el imperialismo fue definido a inicios del siglo XX, como "la fase superior del capitalismo", ¿puede definirse a la globalización como la "fase superior del imperialismo"? ¿O es otra cosa? ¿De qué forma es funcional el neoliberalismo a esta nueva estructura mundial, si es que realmente existe y no es un mito? En fin, muchas son las interrogantes que obligan al cientista social a abrir sus alforjas, para hurgando en ellas, encontrar respuestas a realidades que sacuden a multitudes y que ponen al ser humano al borde del exterminio.



8. La tozuda realidad



Una primera conclusión: el fugaz y paranoico discurso globalizador, en realidad no puede, pese a la poderosa multimedia, a los sistemas "Echelon" y a las cadenas mundiales "productoras" de noticias, ocultar una realidad que con crudeza golpea a los países del Tercer Mundo... subdesarrollado y dependiente.


¿Subdesarrollado y dependiente, dijimos? Caramba, entonces los antiguos términos, las viejas categorías en desuso, no han muerto a golpes de publicidad... Siguen viviendo, no en el discurso pero sí en la dramática y cotidiana realidad. No lo dice ningún nostálgico: por ejemplo, implícitamente, lo reconocieron en su momento entidades tan por fuera de cualquier "sospecha" como lo fue el gobierno argentino de Carlos Menem, que no tuvo más remedio que denunciar las "presiones imperialistas", por parte de poderosos capitales, ante su decisión de suspender algunos contratos con la multinacional Siemens.


Es más, Oscar R. Cardozo, comentarista del diario Clarín, denunciando la situación, reflexionaba: "Aunque no es apropiado disminuir la complejidad del fenómeno conocido como imperialismo, lo cierto es que detrás de las teorizaciones de sus grandes analistas como Lenin, Rosa Luxemburgo y Joseph Schumpeter -por cierto desde el otro lado de la frontera ideológica- el gesto común que se esconde es el de la prepotencia" . Y si lo decía Clarín...



9. La alienación globalizada



Pero además, si en el plano más general se ha sustituido el discurso que expresa nuestra realidad, por un discurso que no lo hace, si estamos ante un discurso que no se corresponde con el entorno, entonces nos encontramos ante una expresión de alienación. La mayor alienación que se ha conocido hasta ahora, algo así como una "alienación globalizada".


Esa alienación masiva, fomentada por los medios de comunicación, está asentada sobre dos pilares: la corrupción del lenguaje y los intentos por insensibilizar a la opinión pública en general con respecto a las atrocidades que cotidianamente se cometen contra los más débiles. Lo cierto es que la visión dominante lejos de permitirnos captar la realidad cotidiana nos impulsa a eludirla, al igual que el lenguaje en boga, el cual, descartadas las viejas concepciones por "obsoletas y vetustas", en lugar de favorecer el análisis, lo impide.


Una nueva tiranía cultural aleja a los pueblos de la comprensión de su realidad, alienándolos, como decíamos, a partir de un discurso que hace hincapié en el mercado, en una homogeneizada cultura de consumo y en la propaganda de un degradado sistema electoral. Decía el ya citado Petras que el secreto del éxito de la penetración cultural, está en la capacidad de los centros de poder de "construir fantasías para escapar de la miseria, que el verdadero sistema de dominación económico y militar, genera".


"Los ingredientes esenciales del nuevo imperialismo cultural están en la fusión del comercialismo-sexualidad-conservadurismo, cada uno de ellos presentado como expresiones idealizadas de necesidades privadas de realización individual. Para alguna gente del Tercer Mundo, inmersos en las muertes y trabajos cotidianos, en las luchas por la supervivencia, en medio de la escualidez y la degradación, las fantasías de los medios de comunicación, como las de los evangelistas, pintan "algo mejor", una esperanza futura de una vida mejor -o por lo menos- el placer sustituto de observar a otros disfrutándola".


Por todo esto el gran desafío de las ciencias sociales latinoamericanas, en particular de la sociología, pasa por recuperar los marcos teóricos apropiados, la metodología más adecuada y una terminología que defina precisamente cuál es el objeto de estudio científico. Si no se rompe con la alienación actual, por la cual utilizamos marcos teóricos de dudosa cientificidad, categorías sin comprobación empírica y terminologías vacías de contenido, seguiremos condenados a discursos sin sentido y a conclusiones de corte metafísico, en momentos dramáticos, cuando los pueblos más que nunca necesitan respuestas.


En otras palabras, el científico social latinoamericano tiene dos opciones: sumarse a la ideología globalizada, dispuesto a transformarse en un simple propagandista, inventando "artefactos" al servicio del poder mundial y en procura de un confortable estatus; o por el contrario, asumiendo los riesgos que toda definición conlleva, se apega a la rigurosidad científica, a la vigilancia epistemológica, a la elaboración teórica y metodológica y a la definición metódica de las problemáticas, a la hora de la construcción del objeto de estudio, como pedía Bordieux.




(*) El presente trabajo fue realizado hace más de una década para que sirviera como ayudamemoria de una ponencia realizada en un marco académico. Mucho ha cambiado nuestro continente desde aquel entonces, pero por considerar que lo sustancial del contenido continúa vigente decidimos publicarlo para que sirva como aporte para la discusión sobre el particular momento histórico por el que transitamos.

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