POESÍA ESLOVENA: TOMAŽ ŠALAMUN
Presentamos, en versión de Pablo Juan Fajdiga, dos
textos del poeta esloveno Tomaž Šalamun (1941-2014). Fue escritor en
residencia en las universidades de Iowa, Harvard y Mississippi. Es uno de los
grandes poetas eslovenos del siglo XX. Recibió la Golden Wreath que ofrece
Struga Poetry Evenings en 2009.
Epitafio
Cuando nombré a Dios
comencé a hundirme.
Aquí la sangre
salpica de la herida.
Aquí está cortado de
tal modo
que veo a través de
TODO.
El narciso es el más
puro
porque va quemando
todo a la vez.
Mi nombre escrito es
un combate con las tinieblas.
Una cantina en Querétaro
Veo un caballo que
lanza un gemido cuando se encuentra con los ojos de otro caballo.
Son hermanos, ángeles
con manzana,
membrana del
subsuelo.
El sol en vuestras
crines es para ambos.
¿Por qué me rasgáis,
potrillos celosos?
¿Por qué pataleáis
como jenízaros?
Los caballos son
animales sagrados, ambos son César Vallejo.
Porque a través de
nosotros no corren cantidades, sino el espíritu y el fuego.
¿Es posible que el
genio de un poeta muerto
se divida en dos ríos
y que se rasgue como un pañuelo?
Son una sola figura y
eso es pan para millones.
Mis brazos son los
dos del mismo largo.
Mis piernas son para
todos los pueblos del mundo.
Mi beso no es cadena
y mirad:
este es el pneuma que
respiraba Jacob Boehme,
virginal, si bien lo
llevo en el pecho,
como llevan las
mujeres del Karst agua en cántaros sobre la cabeza.
Y si voy a tener que
seguir escuchando
los pequeños
problemas burgueses del Concilio
de Nicea y ser
testigo de la matanza
de cuadros probados
en la guerrilla, tendrían que
volver, potrillos,
derecho a la oscuridad.
En esta cantina son
capaces de reventarlos
con cuchillos
mientras estoy
tranquilo tirando las
monedas
por mi copa de alma blanca.
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